Frances Steloff (Saratoga 1887 – Nueva York 1989) fundó en 1920 la Gotham Book Mart, la mítica librería neoyorquina que se especializó en literatura de vanguardia europea y norteamericana, títulos desaparecidos, revistas literarias y grabados artísticos. Steloff empezó con un capital irrisorio y mucha incertidumbre, circunstancias que acompañaron su negocio durante casi todo el siglo XX; pero la Gotham superó las crisis, los traslados, la Guerra Mundial, la recesión y la especulación inmobiliaria de Nueva York. Al igual que la Shakespeare and Co. parisina de Sylvia Beach, Frances Steloff y su librería siempre tendieron una mano a los autores que más lo necesitaban, sobre todo a los jóvenes talentos que un siglo después han pasado a la posteridad como clásicos de la literatura: Henry Miller, Anaïs Nin, Hemingway, James Joyce, Sinclair Lewis, D. H. Lawrence, Gertrude Stein, e. e. Cummings, etc. Con un carácter peculiar, buenos contactos, mucha suerte y una resistencia admirable a cualquier crisis, Steloff y la Gotham Book Mart se convirtieron en leyenda.
«Visité a Frances Steloff (…) que desempeñó para nosotros la misma función que Sylvia Beach había desempeñado en París. Se ha hecho amiga de nuestras obras, y me recibe con una sonrisa amable y cálida. Está ocupada entre sus libros, jactándose no del saber que hayan podido darle, sino de su amor por ellos. Acoge a quienes pasan horas rebuscando en los estantes, acoge las revistas desconocidas, los poetas desconocidos. La Sociedad James Joyce se reúne en su librería.» (Anaïs Nin, en 1940).

La librera y los genios es un compendio de anécdotas, narradas por Frances Steloff, alrededor de una librería mítica y su empeño por tener a la venta los libros más controvertidos y excéntricos del momento. La autora nombra capítulo a capítulo a casi todos los escritores, poetas y editores de vanguardia —la mayoría de ellos convertidos hoy en clásicos literarios—, a quienes ayudada recaudando fondos para sufragar sus ediciones o pagar el alquiler o, simplemente, agasajaba en fiestas de presentación y firma de libros. Prueba fehaciente de que la literatura que vendía Steloff en la Gotham Book Mark no era convencional son sus tropiezos con la Sociedad Antivicio Norteamericana que la llevó a juicio más de una vez por vender obras obscenas (las memorias de Andre Guide) o lucir escaparates blasfemos (Marcel Duchamp y André Breton).
Mis capítulos preferidos son aquellos en los que aparece el siempre encantador Christopher Morley, que celebraba sus cumpleaños en la Gotham, detestaba la pintura de D. H. Lawrence, y escribió en la librería su novela Kitty Foyle (1939). Entre las anécdotas más divertidas de estas memorias, me quedo con los estibadores que en medio de una mudanza de la Gotham descubren la caja de las bebidas alcohólicas y acaban todos durmiendo la mona en el sótano de la librería, la autopublicación de Anaïs Nin o el flipado de Henry Miller escribiendo una carta, con membrete fechado en abril de 1939, desde París, asegurando que no iba a haber guerra ni ese año ni el siguiente.
La librera y los genios está plagado de anécdotas literarias y biográficas sobre la vida y la obra de muchas de las voces narrativas más interesantes del siglo XX, el problema es que Frances Steloff, que poseería muchos dones pero el de la escritura no se encontraba entre ellos, no tiene ninguna gracia contándolas. Es una pena que el libro quede tan deslucido por la sosería de Steloff y que no se le ocurriera encargar la redacción del mismo a algún escritor entre los muchos que conocía. Me lo he pasado en grande leyendo estas memorias porque he compartido la lectura con una buena amiga y le hemos sacado punta a casi todo (cuando se podía, que la señora librera no nos lo facilitaba demasiado), y porque entre sus páginas he descubierto tesoros como este:
«La diferencia entre un boxeador de tercera y un luchador bien entrenado radica en la forma, simplemente en la forma. Es la forma la que te hace salir adelante, incluso en esas ocasiones en que los músculos parecen débiles como agua. Lo que hace al escritor es saber escribir.» (William Carlos Williams)
Sin embargo, para los que no estamos familiarizados con los círculos intelectuales norteamericanos del siglo pasado, la figura de Frances Steloff solo se comprende con el epílogo de uno de sus ex-empleados y a través de algunas cartas de los autores. Y no os explico la decepción final porque sería un spoiler como una boa que se ha comido a un elefante.
Lector, ojalá Christopher Morley hubiese escrito la historia de la Gotham Book Mart.
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Pues qué pena que no tenga talento para narrar, porque pintaba bien.
Besotes!!!
Fíjate que conocía a tantísimos escritores y no se le ocurrió pedirle a alguno que le «pusiese en bonito» todas estas anécdotas XD
Besos
Hola guapísima, pues este no me lo llevo… Si dices que no tiene gracia escribiendo y el final no te ha gustado nada… por mucho que trate de una librería y de libros… tengo muchos mejores por ahí…
Un besazo
Podría haber sido un libro estupendo si lo hubiese escrito, por ejemplo, Christopher Morley. Entonces nos habríamos reído mucho y se hubiese convertido en una lectura tan encantadora como «Diario de un librero» o «Cosas raras que se oyen en las librerías», ya ves… Besos.
Pues a mí si que me atrae mucho, aunque no tenga buena prosa. Me gustan los libros sobre libros y librerías, y las anécdotas de los autores. Hace poco leí «La librería encantada» de Morley, y enseguida voy a leer «La librería ambulante». Como ves voy al revés, pero no importa porque me gustó mucho. Incluso he leído por ahí que «la ambulante» es mejor que «la encantada». Pues mejor que mejor.
No conocía a Frances Steloff, y me lo apunto. El año pasado leí un libro maravilloso dedicado al tema, titulado «Librerías», de Jorge Carrión. No tiene desperdicio. (Te dejo el enlace de la reseña que publiqué en mi blog: https://elfuegodemontag451.blogspot.com/search/label/Jorge%20Carri%C3%B3n)
Estupenda reseña.
Un saludo.
A mí también me gustó mucho más «La librería ambulante» que la «encantada», aunque de Morley te confieso que me gusta todo. Qué pena que él no hubiese escrito este libro sobre la Gotham Book Mart porque habría sido una delicia. Gracias por la reseña y por pasarte. Un abrazo.
Creo que no lo podría disfrutar con los peros que le has puesto, así que en esta ocasión lo dejo pasar, y me da pena, porque he empezado totalmente entregada a traérmelo a casa
Besos
También me ha pasado que los autores y la literatura en la que se especializó la librería no son santo de mi devoción y eso, unido a la poca gracia de Steloff, pues… Pero sí que me lo pasé leyéndola y algunas anécdotas son muy buenas. Besos.
He estado en la Shakespeare and Co. pero la Gotham de Nueva York no la conozco, aunque he visto que hay tres en la ciudad. Si vuelvo por allí (si la COVID lo permite algún día) será una de mis visitas.
De momento, apunto este libro tan literario e interesante. Y que promete un final sorprendente.
Un beso.
A finales de los años ochenta, Frances Steloff vendió su librería a otro librero y creo que en este siglo ha vuelto a cambiar de manos, así que probablemente ya no tenga mucho que ver con la librería original. Pero cuando vayas a NY, que estoy segura de que irás, me cuentas, please. Besos.
Me lo apunto! Porque me encantan los libros sobre libros y librerías. Y si además hace aparición Christopher Morley… :)
Ay, nuestro queridísimo Christopher Morley… si es que es irresistible!! Tiene anécdotas estupendas, pese a la poca gracia de la narradora ;-) Un abrazo.
Ay, Mónica. ¿Por qué me haces esto? Jejejeje… Jolín, me encanta… No lo conocía pero creo que me puede gustar muchísimo. Gracias por el descubrimiento. Besos
Es que nos encantan los libros sobre libros y librerías y libreros y escritores, ¿verdad? Ya me contarás qué te parece. Besos.
Ay, Mónica… jajaja. Yo me he reído mucho porque le hemos sacado punta a todo, pero el libro tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas. Las buenas son que va sobre una librería (¡bien!), que conocemos todo lo que se fraguaba artística y literariamente hablando en aquellas décadas, que aparecen muchos autores que en aquellos años eran unos muertos de hambre y que hoy en día son auténticos clásicos… Y bueno, que esta señora y su librería fueron un icono neoyorquino durante décadas y estas cosas siempre es bueno saberlas y conocerlas (¡y Christopher Morley! xD). Lo malo: pues que la chispeante Frances no tenía ninguna chispa narrando, que no nos cuenta absolutamente nada sobre el funcionamiento interno de la librería y se limita a hacer recuento de todas sus amistades y de lo fantástica que decían todos los periódicos que era, que yo al menos no conocía a la mitad (de la mitad) de las personas que se nombraban y que llegas al final, a ese epílogo (que como tú dices, da más información que todo el libro entero sobre la propia librería), y te llevas un coscorrón.
Me ha parecido muy interesante la lectura, pero hay libros sobre librerías con más alma y nás encanto; con una narradora con más talento e intuición a la hora de contar las cosas se podría haber sacado mucha más chicha a todo (aunque seguiríamos sin perdonarle lo del final xD). Y te suelto todo este rollo porque creo que al final no me va a dar tiempo a reseñarlo, así que aquí queda mi miniopinión… jajaaja.
¡Besote!
Pues totalmente de acuerdo contigo, ya sabes que coincido en lo que respecta a la chispeante Frances y su librito. Aunque lo que nos remató fue descubrir el pastel (que no mencionamos para no spoilear a los posibles lectores). Menos mal que lo leímos juntas y nos reímos un rato porque había capítulos que era para zarandearla y decir «¡pero, mujer, cuenta más!». Ojalá lo hubiese escrito Morley, mira lo que te digo, y ojalá le hagas reseñita. Besos grandes y gracias por compartir lecturas conmigo. Muacks!
Hola. Librería, Gotham, Nueva York… es que lo tiene todo aunque a veces hay gente que arruina una buena idea. No parece el caso aunque te veo un poco menos entusiasmada sobre todo porque has echado de menos a Morley que claro, yo me tendría que leer ese epílogo para enterarme de quién es ese del nombre raro.
Besos.
¡Jajajaja! No te sientas mal, te confieso que MH y yo no conocíamos a casi nadie en ese libro. No sé si es porque no somos mucho de vanguardias artísticas o porque NY nos queda lejos o qué, pero te prometo que excepto por los escritores clásicos, los demás ni idea de quiénes eran. Quizás a ti te guste más que a nosotras, que esperábamos más charming al estilo de «Diario de un librero» o no sé… Besos.
Vaya!!! Me estaba interesando mucho pero eso de que no narre con gracia me ha dejado indecisa jejejeje como bien dices, ya podría haberlo encargado a cualquiera de los escritores que tenía alrededor… Creo que igualmente puede ser bastante interesante, me lo anoto.
Un abrazo Mónica.
Qué lástima, veo que no es para mí. Quizás si solo hubieras cantado alabanzas… pero va a ser que no. Me gustan los libros de anécdotas de librerías (Cosas raras que se oyen en las librerías está muy bien), pero entre que no sería muy cercana a muchos de los autores que se mencionan y lo sosa que dices que es la narración, va a ser que paso.