Adam Lozanic vive en el Belgrado que apenas ha sobrevivido a los salvajes embates de la Segunda Guerra Mundial, en una pequeña habitación de alquiler en la que lee en voz alta todas las noches para deleite de los niños abandonados del apartamento contiguo y fastidio del vendedor de souvenirs que vive en el del otro lado. Durante un noviembre especialmente frío, Adam, estudiante de filología que se gana a duras penas la vida ejerciendo de corrector para la revista Nuestras Bellezas, recibe un día un extraño encargo: el de cambiar a placer del contratante un misterioso libro titulado Mi legado de un desconocido autor, ya fallecido, llamado Anastas S. Branica. Un libro que bien conoce la señora Natalia Dimitrijevic, una anciana que guarda puntillosamente todos sus recuerdos y que acaba de contratar como dama de compañía de lectura a la joven y enferma de tristeza Jelena. Jelena, que no tarda en acostumbrarse y coger cariño a las excentricidades literarias y memorísticas de Natalia, desea irse de su país; sabe que su lengua materna la mata de melancolía y por eso estudia inglés con ahínco. Adam y Jelena, que apenas coinciden en el invierno de su ciudad, encontrarán inesperadamente un escenario nuevo en donde refugiarse: el inmenso y hermoso jardín de Mi legado.
«Los libros son como esponjas. Aparentemente de tamaño insignificante, el tejido alveolar poroso es capaz de absorber un sinfín de destinos, de alojar incluso pueblos enteros ¿Qué otra cosa son los libros sobre las civilizaciones desaparecidas sino esponjas que dentro de sí condensaron épocas completas? Hasta la última gota de vida, hasta que ellas mismas empezaron a secarse, a petrificarse.«
Muy recomendable la edición de 2007 de la
editorial Sexto Piso, con traducción de Dubravka Sužnjević
Cuando un libro sin trama ni personajes, en el que solo aparece la descripción de un peculiar jardín y su casa, se convierte en el escenario por el que los lectores pueden pasearse a su antojo (y probar las delicias culinarias de una vieja cocinera) cualquier cosa puede ocurrir: familias de refugiados, investigadores botánicos, damas perdidas, estudiantes estupefactos, chicas con largos cabellos de aroma cariñoso… La novela de Goran Petrovic es un juego para los lectores, un guiño cómplice para todos aquellos tocados por la enfermedad incurable de la lectura, pero también una hermosa rúbrica para un siglo en el que Europa leía, leía sin freno, contagiada por la luz que sembró aquella primera Encyclopèdie de Diderot y d’Alambert décadas antes.
Lectores golosos, lectores exigentes, lectores puntillosos, tercos, maniáticos, obsesos; lectores selectos, lectores compulsivos, lectores juguetones, felices, enloquecidos, nerviosos… Todos los lectores del mundo están invitados a asomarse a la extraña historia de La mano de la buena fortuna en donde, más que en ningún otro libro ni con ningún otro autor, queda en evidencia que cada lectura es personalísima, peculiar y distinta según el lector, y que hay tantos libros como lectores que los lean. Pero también Goran Petrovic tiene la delicadeza de regalarnos en esta novela la idea de una literatura universal como un espacio seguro en donde los lectores pueden encontrarse, refugiarse, aventurarse, vivir. Sin embargo, no me atrevo a encontrar más explicaciones que este par de ideas porque La mano de la buena fortuna es un laberinto agradable, original y único en el que cada lector deberá encontrar su propio camino (totalmente distinto, estoy segura, a la ruta que yo he seguido). Sin duda, una lectura excéntrica y peculiar que cada uno de nosotros disfrutará de manera distinta.
Lector, avisado quedas de que esta es una novela en la que los personajes entran y salen de los libros y se encuentran en ellos, en sus lecturas.
Nota: No me resisto a compartir con los lectores la magnífica reflexión que ha hecho sobre esta novela Tryno Maldonado en LetrasLibres.com
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La mano de la buena fortuna
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Éste se me escapa, no tengo ahora cuerpo para experimentos. No digo que me vaya a poner a leer todo lo de Dan Brown pero ésro es demasiado, buscaré un término medio.
Si es que lo hay.
Besos
La verdad es que suena curioso. No me importaría leerlo.
besos
Pues no sé, me atrae y no, ¿es esto posible? Supongo que me atrae, pero que tiene que entrarme la inspiración o algo parecido y que me apetezca mucho leer un libro como este, que tiene pinta de ser muy curioso.
Gracias por la recomendación.
Besos!!!
No me importaría leerlo, pero de momento no entra en mis planes. Besos.
Suena muy interesante. Me gustan este tipo de propuestas literarias que se salen de la tangente. Anotado queda.
Pues no me importaría leerlo, pero no ahora. Si me topo con él, no diré no.
BEsos.
Con este no me tientas. No me acaba de atraer.
Tengo otro libro de Goran Petrovic, pero creo recordar que en la biblioteca tienen este. Me gusta la propuesta de que sea una lectura personal. Todas lo son, en cierta forma, pero es verdad que hay libros que te provocan más esa mirada personal que otros.
Un abrazo
Norah Bennett: Te entiendo, creo que nos pasa a todo que a veces necesitamos algo muy entretenido y sin más, fastbook y andando. Entonces no estás para "La mano de la buena fortuna". Sí que es una invitación al lector a jugar y explorar un jardin por el mero placer de ser lector, pero quizás necesite su momento: sobre todo, buen humor y una sonrisa. Bss
Agnieszka: Imagina un libro sin trama, sin historia, sin nada, simplemente con un jardín extraordinario, un lugar perfecto y misterioso en donde los lectores puedan encontrarse. Bss
Nube Cleyra: Es que es difícil de reseñar y explicar sin que parezca una paranoia o una ida de olla del autor. A mí me ha gustado, si te sirve de algo, por Adam, por Jelena, por la señora Natalia, por la prosa invitadora del autor, por el ingenio del planteamiento…
Nube de frases: Es un libro que se publicó el siglo pasado en castellano, lo descubrí en un blog donde lo recomendaban mucho, y lo he disfrutado. Bss
Gerardo Vázquez: Si buscas algo distinto, este es tu libro. Verás que planteamiento tan original y, a la vez, tan agradable: un espacio para que los lectores puedan entrar y salir a su antojo, encontrarse…
Buscando mi equilibrio: Sí, como comentaba con Norah, es un libro para que tenemos que encontrar el momento justo (bueno, casi todas las lecturas especiales requieren de ese momento, ¿verdad?). Ya me contarás si caes en la tentación :-)
albanta: Es distinto y excéntrico, casi una novela de estilo o de ejercicio de la literatura, pero si entras en el juego lo disfrutas, eso sí, sabiendo que no es una novela con una trama al uso. Bss
Ana Blasfuemia: Esta es la única novela que he leído de Goran Petrovic hasta la fecha, me la recomendaron hace tiempo y me hizo gracia esa excentricidad que plantea el argumento: un misterioso libro sin trama, en donde los lectores pueden entrar y salir a su antojo, incluso encontrarse entre ellos. Me lo he pasado bien jugando con estos lectores, acompañándoles en sus incursiones librescas, y además me ha parecido un bonito homenaje de Petrovic a la literatura y sus incondicionales amantes. Bss
Una propuesta diferente, así que no lo descarto
Besos