Ramon Solsona, reciente galardonado con el Premi Sant Jordi de Novel.la con su L’home de la maleta, publicó en 2004 esta interesante ficción sobre historias que se entrecruzan en un vagón de metro a expensas de un narrador fantasiosamente omnisciente. Ágil y enérgica, la siempre contundente y riquísima prosa de Solsona consigue atrapar al lector desde las primeras páginas con un juego sencillo e intrigante: ¿qué son esos puntitos negros tatuados en el cuello de esa mujer? ¿Por qué ese hombre lleva tantos jerséis sobrepuestos? ¿A qué se debe la tristeza en los ojos de aquel acordeonista? ¿Quién es el hombre de las manchas de sangre en la camisa y un muerto en la conciencia? Casi a ritmo de tren, pequeñas historias se suceden interrumpidas unas por otras, diminutos fragmentos que van desvelando el misterio mientras las páginas se vuelven con fluidez desde Horta hasta Cornellà Centre. La originalidad reside en el punto de vista de un narrador que nos ofrece no sólo pasado sino también futuro porque lo sabe absolutamente todo de cada uno de ellos, ¿o está sólo suponiendo? Un mosaico de pequeñas vidas narradas con maestría y pulso firme por el autor de Les hores detingudes, que deja un regusto a tristeza y cansancio (¿por qué tanta muerte condensada?) pese a las notas llenas de humor de Johnny Bomba, a los souvenirs de ganchillo de Loiyangalani, o a los ingenuos inventos de un operario del metro jubilado destinado a salvar el mundo.
Lector, aquí tienes una oportunidad sincera y entretenida para conocer a Lo Gaiter del Besòs en pleno ejercicio creativo.