Vera, de Elizabeth von Arnim

La joven Lucy se halla del todo desolada por la súbita muerte de su padre. Apocada, tranquila y de inteligencia escasa, la chica confiaba en la sabiduría y el cariño de su progenitor para todos los aspectos de su vida; sin él, ha perdido el rumbo y la capacidad de decisión. Pero antes de que la extraordinaria tía Dot tenga tiempo de rescatarla de su desconsuelo, Everard Wemyss se cruza en el camino de Lucy para sacudirle su parálisis emocional a fuerza de aturdirla con sus agobiantes atenciones. Wemyss es un viudo reciente de mediana edad envuelto en el escándalo de la sospechosa muerte de Vera, su esposa, que en apariencia se cayó por la ventana de su casa de campo. En contra de los deseos y argumentaciones de la sensata tía Dot y de todos los amigos de su padre, Lucy se dejará arrastrar por el ególatra maníaco de Wemyss hasta que cualquier vuelta atrás resulte imposible.

«—O sea, que cuánto mayor es la pena, más alegremente se va uno a tomar el té —dijo la señorita Entwhistle, para quien el recuerdo de los pantalones claros en la mitad inferior de Wemyss y de su expresión indudablemente satisfecha en la superior era, en ese instante, demasiado.«

Elizabeth von Arnim (1866-1941) fue una novelista de educación británica muy popular en su época desde la publicación de Elizabeth y su jardín alemán (1898). La escritora era especialmente apreciada por sus agudas observaciones, que no pasaban desapercibidas pese a la apariencia convencional de sus novelas. En este sentido, siempre me viene a la mente Un abril encantado (1922), una historia que parece agradable y sencilla en apariencia, pero que cuestiona el deber tradicional de las esposas de ser siempre buenas y obedientes a principios del siglo XX; como bien apunta el periodista Manuel Hidalgo en un artículo sobre la autora, «el infortunio de las cuatro mujeres protagonistas son Dios, Esposo, Hogar y Deber«.

En Vera, Elizabeth von Arnim nos presenta a una mujer indefensa y buena que cae en las garras de un ególatra despiadado y psicópata. La autora la publicó en 1921 de forma anónima —quizás por temor a que resultase demasiado reconocible en el libro su desastroso segundo matrimonio con Frank Russell— bajo la engañosa apariencia de una comedia costumbrista que, poco a poco, una vuelta de tuerca cada vez, se va tornando oscura hasta un punto escalofriante. Von Arnim mide muy bien los tiempos narrativos, tensando la relación entre los tres personajes principales y secundarios con calculada intensidad creciente, mostrando a través de escenas y diálogos la progresión de una relación malsana y espantosa. Con su acostumbrada prosa precisa, a menudo socarrona, y sus diálogos ajustados al carácter y la psicología de cada personaje, la escritora arriesgó en Vera, por su originalidad y valentía, en un clásico que no debería escaparse tan a menudo de las listas del canon literario.

Lector, novelaza.

También te gustará: Un abril encantado

Si quieres hacerte con un ejemplar, mira el siguiente enlace de la editorial Trotalibros:
Vera

Esta entrada ha sido publicada en Blog y etiquetada como , . Guarda el enlace permanente.

8 respuestas a Vera, de Elizabeth von Arnim

  1. Marta Navarro dijo:

    Trotalibros está recuperando pequeñas joyas. Esta aún la tengo pendiente pero me apetece mucho porque leí en su momento «Elizabeth y su jardín alemán» y me pareció fantástica. Muy buena recomendación, Mónica.

    • Monica dijo:

      Pues entonces seguro que la disfrutas muchísimo porque es Elizabeth von Arnim en todo su esplendor. Tiene ese tono socarrón tan genial y a la vez mordaz y crítico, y los personajes están a la altura de las escenas de tensión máxima a las que los somete la autora. Ya me contarás, pero seguro que te impresiona. Besos.

  2. Norah Bennett dijo:

    Vivíamos en otro siglo cuando leí Un abril encantado y me gustó muchísimo aunque mi recuerdo es el de una historia agradable y lo bien que se lo pasaban de vacaciones en ese sitio bucólico. Está claro que me quedé en la superficie.
    Lo cierto es que pensaba comprar Vera, pero leí una página y me dio como pereza, no sé qué pasó y ahí lo dejé en la estantería de nuevo. Si es que la primera página es como la cubierta de un libro, pueden ser muy traicioneras para bien o para mal.
    Vuelvo a ponerla en la lista.
    Besos

    • Monica dijo:

      Es cierto que «Un abril encantado» tiene esa pátina tan feelgood que nos gusta, pero si te fijas la crítica y el mensaje está ahí, aunque disfrazado: esas mujeres metidas en el corsé de una sociedad que las constriñe, un marido que las somete, una religión que las señala. Esa es von Arnim, dando caña con elegancia en el siglo XIX. Dale una oportunidad a «Vera» porque es todavía más bestia que «Elizabeth y su jardín alemán», ya verás la tensión psicológica, ya… Besotes.

  3. Hola, Mónica:
    Este me lo apunto, y también «Un abril encantado» :-)
    Un beso y gracias por la reseña :-)

    • Monica dijo:

      Uy, este te va a gustar muchísimo, estoy segura. Tiene un suspense psicológico y un malrollismo creciente que alucinas cómo la autora consigue ir subiendo la intensidad con apenas una escena. Ya me contarás. Besos.

  4. Manupi dijo:

    Qué pinta tan buena. ¿El argumento puede ser un poco Rebeca o me lo parece a mí?

  5. Nitocris dijo:

    Hola Mónica, no sé cómo se me ha podido pasar leer esta reseña. Al ver tu comentario en twitter he venido corriendo. Me encanta lo que cuentas. Yo, como Norah, leí Un abril encantado y me quedé con la parte feelgood, me gustó muchísimo. Este le tengo ya en mis estanterías pendiente de lectura (ya le comenté a Jan que ha utilizado los dos colores que más me gustan). Este y el del señor Chips, me están esperando.
    Un besazo guapísima.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *