Africanus, el hijo del cónsul de Santiago Posteguillo

Hispania, 228 aC., el general cartaginés Amílcar Barca muere en batalla. Sus enemigos alcanzan a escuchar el desgarrador grito de dolor de su hijo Aníbal, quién promete llevar a cabo el sueño de su padre de acabar con el dominio romano llevando la guerra hasta las mismas puertas de la ciudad eterna. En Roma, los partidarios de Fabio Máximo se enfrentan a los de los Emilio Paulo y los Escipiones para imponer su estrategia a la hora de combatir al peligroso y tenaz Aníbal. Es el inicio de una guerra que durará largos años y que pondrá en peligro no sólo la supremacía sino incluso la propia existencia de la República romana. Entre tanta ambición y desatino, los dioses favorecen la honestidad y buen hacer de Publio Cornelio Escipión y su hermano Cneo, ambos cónsules de Roma, ambos valerosos generales de sus legiones. Pero sólo el hijo y sobrino, respectivamente, de estos dos grandes hombres será llamado por el destino para erigirse como el único y verdadero temor del invencible Aníbal: Publio Cornelio Escipión, el Africano.
Santiago Posteguillo consigue elevar a obra maestra esta novela histórica que abre una extraordinaria trilogía (completada por Las legiones malditas y La traición de Roma) sobre Publio Cornelio Escipión y su guerra contra los cartagineses. Muchos son los puntos fuertes de esta magnífica obra, como sus interesantes y bien reconstruidos personajes o la extraordinaria adaptación histórica de sus páginas (la bibliografía y documentación de apoyo que ha utilizado el autor es impresionante), pero es sin duda su magistral ritmo narrativo y su amena descripción de hechos y batallas lo que la convierte en una novela, más que amena o interesante, apasionante. Posteguillo demuestra con frescura y sin artificio, siempre armado de frases cortas, contundentes, bien tramadas y sorprendentemente descriptivas, que el género histórico puede ser tan entretenido como el mejor thriller de ficción, y que no hace falta ser aficionado o experto en Historia para disfrutar de estas páginas. Sin nada que envidiar a sagas de tanta calidad como la de Colleen McCullough sobre Julio César y el fin de la República, la trilogía de Santiago Posteguillo, iniciada por esta delicia de Africanus, el hijo del cónsul, es sin duda una de las lecturas históricas imprescindibles de este siglo.

Muchos son los pasajes que se disfrutan con especial atención en esta novela por la pericia narrativa de su autor, como las trepidantes batallas, las estrategias bélicas, los diálogos en el Senado o las discusiones entre los personajes. Pero destaca sin duda el capítulo 82, Un mensajero, por el magistral control del tempo, la emoción contenida y la belleza plástica de las escenas entrecruzadas (casi, casi cinematográficas), la alternancia narrativa entre la batalla de Publio y Cneo Escipión y el viaje y la llegada del exhausto mensajero Mario Juvencio Tala a Roma para informar a la familia de ambos del desenlace de la misma. Un tesoro narrativo, por su misma sencillez, que el lector disfrutará con emoción.

Lector, no temas a alistarte en las legiones de este genial Escipión y te prometo un fascinante viaje al pasado de Roma que no te dejará indiferente ni por un segundo.

Esta entrada fue publicada en Blog. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *