El faraón Tutmosis I y la gran esposa real Amhose han tenido dos hijas muy diferentes: la plácida Neferura y la indomable Hatshepsut. El faraón sabe que para asegurar su sucesión en el trono de Egipto debe casar al joven Tutmosis, un niño perezoso e indolente, hijo de una de sus concubinas, con Neferura. Pero cada vez que el monarca mira a su pequeña Hatshepsut reconoce en ella toda la grandeza de sus antepasados, el fuego, la pasión, la inteligencia y la fuerza que poseen los grandes faraones de Egipto. Cuando Neferura muere y el joven Tutmosis sigue sin dar ninguna muestra de convertirse en un líder aceptable, Tutmosis I toma una decisión que cambiará para siempre la historia de su amada tierra: Hatshepsut, hija de Amón, flor de Egipto, será príncipe heredero y futuro faraón.
«—Pero, madre; si nosotras…, si las mujeres somos las que llevamos el linaje real, y los hombres tienen que casarse con nosotras para poder gobernar, ¿por qué no prescindir directamente de ellos? ¿Por qué no podemos ser faraones?
Su madre se echó a reír al ver ese pequeño rostro pensativo.
—Porque también eso es Maat. Solo los hombres pueden gobernar. Ninguna mujer podrá ser jamás faraón.
—Yo sí lo seré.»
Pauline Gedge es una autora superventas neozelandesa que en la actualidad reside en Canadá. Es una afamada escritora de novela histórica y de ciencia ficción (he sido incapaz de encontrar si la película Stargate (1994) está basada en la novela que Pauline Gedge publicó en 1982 con ese mismo título) y ha recibido numerosos premios literarios y de la crítica, como el Jean Boujassy de la Société des Gens des Lettres o el premio a la mejor novela del año de Writers Guild of Alberta. La dama del Nilo, publicada en 1977, fue su primera novela y con ella se alzó ganadora del galardón de Mejor Novelista de Alberta de ese año.
Esta novela fue un regalo de mi amiga Mrs Hurst, de Las Inquilinas de Netherfield, a quien le encanta cómo escribe Pauline Gedge y el Antiguo Egipto (de ahí su #RetoEgipcio de este año) pero que me advirtió de que La dama del Nilo había sido escrita y publicada en 1977 y que podía haberse quedado algo desfasada. Es una ficción histórica que noveliza la vida de Hatshepsut (1513 aC – 1490 aC), la única mujer faraón del Antiguo Egipto, y Gedge la escribe con la información que tiene a su alcance en 1977. Aunque el hallazgo de la tumba y del sarcófago de la faraón tuvo lugar en 1903, en el Valle de los Reyes, no fue hasta 2007 cuando el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto anunció que había identificado, gracias a la tecnología actual, la momia de Hatshepsut. El principal problema a la hora de estudiar el reinado esta faraón, además de la identificación de su cuerpo, fue la damnatio memoriae a la que Tutmosis III, su sucesor, sometió el legado de Hatshepsut, por lo que la recuperación de las inscripciones y obras de la hija de Tutmosis I ha llevado su tiempo. De todas formas, si bien es cierto que la información con la que trabaja Pauline Gedge está desfasada (sobre todo se nota en la genealogía de los tutmésidas y en el final del reinado de la faraón y su camarilla), La dama del Nilo sigue siendo hoy en día una lectura fabulosa.
Avances históricos y arqueológicos aparte, aunque Pauline Gedge hubiese tenido toda la información sobre Hatshepsut y su reinado actualizada, no solo seguirían quedando grandes huecos que todavía no somos capaces de rellenar —porque no tenemos una máquina del tiempo— sino que además no debemos olvidar que La dama del Nilo es una ficción histórica y, como tal, recrea una fantasía. La prosa de Gedge es bella, fluida, rica y magnífica para describir e imaginar con mucho encanto las maravillas del Antiguo Egipto en el palacio de la Dinastía XVIII, de Tebas en el segundo milenio aC, de un viaje por el Nilo, o de Nubia y el país de Punt. Su narración es evocadora y nos traslada sin dificultad al pasado con una ambientación extraordinaria. Gedge construye unos personajes poderosos, carismáticos y bien matizados, con sus luces y sus sombras, y recrea con claridad y plausibilidad la figura de Hatshepsut, educada y formada para ser faraón, inteligente, ambiciosa, fuerte, y que supo administrar Egipto y rodearse de personas tan capaces como ella para hacerlo con éxito.
Lector, mi lectura preferida del Reto Egipcio.
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