Con el cambio climático de las últimas décadas, los inviernos han cambiado. Para comprender cómo eran, Bernd Brunner interroga a la naturaleza, al paisaje, al arte, a la literatura y al mar. Desde el siglo XV hasta mediados del XIX, durante «la pequeña edad de hielo», se registraron los inviernos más fríos de nuestra era. En la década de 1690 se registraron las temperaturas más bajas en Europa y supuso la muerte de millones de personas. Pero el invierno más duro que se recuerda en los archivos históricos fue el de 1708-09, cuando el mismo mar se heló, las aves caían muertas en pleno vuelo y los árboles reventaban de madrugada. Brunner explica anécdotas sobre la primera vez que se retrató una Navidad nevada, aunque fueron los románticos del XIX, como William Turner, Caspar David Friedrich o John Ruskin, quienes reivindicaron el invierno y los glaciares en sus paisajes. Los deportes de nieve, la invención del turismo de invierno en St. Moritz, los hoteles de hielo, las propiedades relajantes del frío… El autor repasa con encanto y gracia anécdotas e historia alrededor de otros inviernos, aquellos que duraban hasta abril y dejaban la tierra cubierta de nieve durante meses.
«El invierno es un período recurrente de de ausencia: ausencia de calor y de luz de follaje y de flores, de muchas especies de aves y de otros seres vivos que se retiran a sus refugios. Solo un par de cornejas solitarias y gorriones parecen mostrarse indiferentes al invierno. La vida, en cambio, continúa, aunque de otro modo. El invierno muestra un rostro cambiante, no es fácil de abarcar.«

Bernd Brunner (Berlín, 1964) es un ensayista autor de diversos libros en los que aborda un tema concreto desde perspectivas históricas, antropológicas, científicas o incluso literarias. Cuando los inviernos eran inviernos es un ensayo sobre los meses fríos en Centroeuropa a lo largo del tiempo, en el que cada capítulo ofrece anécdotas y antecedentes del invierno desde un punto de vista distinto. Desde el silencio en la nieve, la refracción de la luz y el punto de congelación hasta los trineos, las batallas de bolas de nieve, pasando por los inuit o la adecuación de dejarse barba o no según la temperatura exterior, esta es una lectura perfecta para los lectores curiosos ya sean humanistas o científicos.
El encanto de este libro reside, en buena parte, en la agradable prosa de su autor, pero también en la gracia y la agilidad con la que narra cada anécdota o compendio de información. Brunner tiene el don de la comunicación y hace accesible datos científicos e históricos con un toque simpático y entrañable. Cuando los inviernos eran inviernos no solo es un ensayo apasionante sobre los meses más fríos en Centroeuropa a través de los tiempos, sino también un testimonio interdisciplinar que enamora a quienes sentimos esa querencia por el invierno. Como atractivo añadido, los lectores se encontrarán con sus escritores favoritos inspirados por la nieve (Nikolái Gógol), de peregrinaje por las montañas durante el solsticio de diciembre (Goethe), obsesionados con las montañas heladas (Thomas Mann) o víctimas de mal funcionamiento de una estufa invernal (Emile Zola y Sylvia Plath).
Lector, una lectura maravillosa y agradable para disfrutar bajo una manta y con una taza de chocolate caliente a mano.
Nota: por si tienes curiosidad, dejo AQUÍ la entrevista que Eric Gras (Iletradoperocuerdo) le hizo a Bernd Brunner en marzo del año pasado con ocasión de la publicación de este título en Acantilado.
También te gustará: La biblioteca de hielo; El país donde florece el limonero; Guía para caminantes
Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en el siguiente enlace:
Cuando los inviernos eran inviernos
Hola Mónica. Este libro lo he visto en varias ocasiones y ya me llamaba la atención. Tu reseña me aporta más ideas de lo que voy a encontrar en él, y digo lo que voy a encontrar porque quiero leerlo sí o sí, en algún momento caerá. Quizás no pronto, esperaré a que se acerque el invierno para precisamente leerlo, como bien aconsejas, con taza de chocolate caliente en mano jeje. Lo tengo en lista de futuras lecturas porque sé que me va a gustar. Gracias por hablarnos de él. Un abrazo.
Pues muy buena idea :-) Lo compré el otoño pasado y se me quedó olvidado en la estantería hasta que llegó el frío. Entonces, como bien dices tú, me apeteció leerlo debajo de las mantas. He ido despacio hacia el final porque me daba pena que se terminara, cada capítulo es una delicía. Me ha gustado mucho este conocimiento transversal desde tantas perspectivas sobre un mismo objeto de estudio. Ya me contarás qué te parece. Besos.
Pues pinta bastante interesante, aunque esta vez como no se me cruce, no creo que me anime. A ver si le dedico ya tiempo a los libros que tengo en la estantería, que son muchos.
Besotes!!!
Ay, qué me vas a contar. Tengo títulos que me muero por leer, pero no me da más la vida, qué rabia. Tenía claro que este tenía que leerlo en invierno y lo he degustado poco a poco. Besos.
Es que Filomena es una aficionada comparada con lo que se lía en otros países y en otras épocas. Ahora parece que estamos hechos de mantequilla. Siempre me gustó más el invierno que el verano porque me gusta mucho ponerme mogollón de ropa encima y mantas y por supuesto, la Navidad. Hay que ser muy hábil para escribir un libro sobre el tiempo y hacerlo de manera amena y muy interesante. Es un libro curioso. No sé, puede que caiga.
Besos
Ay, compañera, ya sabes que soy de las tuyas: otoño e invierno. A mí dame frío. Claro que también es cierto que el frío que tenemos por estos lares es una broma, no sé si me las prometería tan felices en Finlandia… De todas formas, este libro es una maravilla y justo como tú dices: ameno e interesante. Para disfrutar a sorbitos. Besos.
Sí que parece una lectura interesante. He hablado mucho en mis clases del cambio climático y este libro me puede resultar muy apropiado y además interesante. Lo de que tenga referencias literarias es un valor añadido, así como el hecho de que cuente anécdotas de forma ágil, con gracia y con una prosa agradable. Tomo nota.
Un beso.
Pues respecto al cambio climático te aportará mucho porque marca bien las diferencias de temperatura y fenómenos climatológicos entre los siglos XIX y XX. Es un enfoque multidisciplinar sobre el invierno en Europa, en épocas pasadas. Seguro que lo disfrutas mucho. Besos.
Hola querida, pues la verdad es que parece curioso. No suele ser del tipo de libros que leo, pero suena interesante. Lo apuntaré por si algún día me da la ventolera (nunca mejor dicho, jeje…)
Un besazo
Jajajaja. Pues espero que te dé algún otoño o invierno, ya verás qué a gusto lo lees bien arropadita en el sofá ;-) Besos.
¡Hola! Realmente no conocía este libro, pero después de leer tu reseña necesito leerlo urgentemente, jaja. Aquí por donde vivo todavía es verano, pero conforme se acerque el frío se va a convertir en una lectura necesaria ya que amo el invierno y todo lo relacionado a él.
Muchas gracias por hablarnos de él.
¡Un abrazo!
Justo como dices, es una lectura que apetece leer en invierno, con una taza calentita en la mano y bien arropada bajo las mantas. Además he ido alargando su lectura hasta que se me acababa el invierno y guardo muy buen recuerdo. Besos.
Uy, ya sabes que tengo este libro en mi punto de mira desde que vi el título y la temática. Como amante del invierno, como fanática del frío, ese frío que el cambio climático hace que cada vez resulte más esquivo en las tierras donde yo vivo en particular y en muchas partes del mundo general. En mi ciudad se han vivido nevadas que hoy en día para mí son ciencia ficción, así que para una enamorada del frío que ya nunca tiene frío, este libro es refugio, sin más. Caerá cuando se pueda, pero caerá.
¡Besote!
Tenemos que mudarnos a la Laponia finlandesa para poder leer este libro junto a la chimenea, debajo de un montón de mantas y con una taza calentita en la mano. De paso, miraré con atención otros títulos de este autor porque me ha encantado ese enfoque multidisplinar sobre un mismo objeto de estudio y el encanto que destila en cada anécdota. Besos.
Tengo debilidad por el invierno, tengo que decirlo. Y también por estos ensayos de Acantilado. Ya tengo varios por leer, pero sin duda tomo nota de este también porque creo que también me gustará. Un besote!
Estoy contigo, en lo del invierno (que en nuestras ciudades es tan suave que apenas lo notamos) y en lo de los títulos de ensayo de Acantilado. El año pasado me quedé prendada de «El país donde florece el limonero» (que te recomiendo mucho) y todavía tengo pendiente el del Orient Express y otro que me regalaron sobre un viaje por Grecia («Peregrinos de la belleza»). Ahora solo necesito otra vida entera para leerlos todos. Besos.