La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson

Un viejo, achacoso y misterioso marinero, de costumbres peligrosas y predilección por la bebida, se instala en la posada Almirante Benbow, regentada por los padres de Jim. Siempre temeroso de la posible llegada de un hombre con pata de palo, el marinero es sorprendido por un peculiar ciego que le pasa la marca negra, señal de que morirá en breve. Envuelto en los extraños acontecimientos alrededor de su misterioso huésped, Jim termina en posesión de un mapa y unos documentos que sitúan un fabuloso tesoro pirata en la isla Esqueleto. Asistido por el doctor Livesey y el caballero Trelawney, pronto partirá hacia Bristol para embarcarse en la Hispaniola en la mayor y más peligrosa aventura de su vida.

«Habiéndome pedido el caballero Trelawney, el doctor Livesey y los demás caballeros que escribiera, desde el principio hasta el fin, toda la historia de la isla del tesoro, sin omitir nada salvo la posición de la misma, y eso solo porque todavía queda allí algún tesoro no descubierto, tomo la pluma en el año de gracia de 17… y retrocedo al tiempo en el que mi padre regentaba la posada Almirante Benbow y en que el viejo y atezado marinero, con la cicatriz causada por un sablazo, por primera vez se alojó bajo nuestro techo.«

Robert Louis Stevenson (Edimburgo, 1850 – Samoa, 1894) empezó a escribir La isla del tesoro durante unas lluviosas vacaciones de verano en las Higlands escocesas para entretener a su familia. Su hijastro, a quien dedicó la novela, tenía por aquel entonces trece años y acababa de recibir una caja nueva de pinturas con las que dibujó el mapa de un tesoro durante una mañana particularmente lluviosa en la que no se podía salir a jugar al aire libre. Stevenson le propuso escribir una historia de piratas relacionada con ese mapa y así sucedió que cada día, después de comer, deleitaba a su familia con el capítulo había escrito durante la mañana. Posteriormente, entre 1881 y 1882, la historia fue publicada por entregas en la revista infantil Young Folks, pero, contra todo pronóstico, no tuvo una buena acogida. Sin embargo, cuando en 1883 Stevenson la publicó como una novela de un solo tomo, el éxito fue rotundo e inmediato.

La primera vez que leí La isla del tesoro fue durante unas vacaciones escolares de verano. No podría precisar cuántos años tenía, pero sí que fue uno de esos veranos previos a descubrir El señor de los Anillos, cuando las aventuras de Julio Verne, Emilio Salgari y Enid Blyton eran parte del inmenso placer de haber terminado las clases hasta septiembre. Tenía un gran recuerdo de la novela, pero no era capaz de recordar absolutamente nada más allá de que estaba protagonizada por Jim y por John Long Silver y que iba sobre la búsqueda de un tesoro pirata. Ha sido un placer volver a leerla estas semanas y la he cerrado con la misma sensación de felicidad con que la terminé durante aquel verano.

Es una novela clásica de aventuras, llena de acción, emocionante, humor y enfrentamientos entre el bien y el mal a pistoletazos, sablazos y puñetazos. Hay un barco increíble, una isla tenebrosa, un tesoro, un náufrago y los piratas más famosos de la historia de la literatura, los que sirvieron como modelo a Peter Pan y Wendy de J. M. Barrie, a Disney para sus atracciones o, más recientemente, a la franquicia de Piratas del mar Caribe. La prosa de Stevenson, siempre hábil, se adapta a la ocasión, presentándonos a unos piratas que hablan como los iletrados que son, una excelente ambientación marinera (porque estamos a bordo de la Hispaniola) y un ritmo narrativo raudo para acompañar la acción y mantener la tensión en cada capítulo. Más allá de la maestría de un autor capaz de escribir un capítulo así por día, no se me ocurre cómo un niño o un adulto podrían resistirse a la mejor historia de piratas y tesoros jamás contada.

Lector, un clásico para pasarlo en grande.

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12 respuestas a La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson

  1. Norah Bennett dijo:

    El recuerdo que tengo yo de esta historia es bien distinto, el de una película antigua que mi abuelo veía cada vez que la emitían y lo mortalmente aburrida que me resultaba. No me digas, porque ahora me han entrado ganas de volver a verla, nunca la vi de más mayor. La novela por eso tampoco me atrajo nunca, no soy muy de historias de espadachines y aventuras aunque Disney me vendió la moto con los del Caribe y encima es de mis atracciones favoritas. Todo junto, gloria. He visto una edición muy chula, de Reino de Cordelia? O igual me estoy liando. Entiendo perfectamente que la gente no quisiera por entregas, donde esté un libro completo… Pues no sé qué haré con el libro pero me ha gustado mucho lo que has contado de su origen y de tus recuerdos con él.
    Besos

    • Monica dijo:

      Pues la atracción de Disney y los piratas del Caribe están inspirados (y son un homenaje) a «La isla del tesoro», así que tú verás ;-) Eso sí, si te animas, te recomiendo la edición de El reino de Cordelia, que es la que tiene MH de las Inquilinas de Netherfield y la que me recomendó porque su traducción es genial, está ilustrada, tiene notas estupendas al margen y mantiene el habla «peculiar» de los piratas (divertidísima) que mi edición de Penguin no ha respetado. Es un clásico de aventuras juveniles de lo más entretenido y divertido, ahí lo dejo. Besos.

  2. Margari dijo:

    Lo leí hace unos cuantos años, y me gustó, pero quizás no tanto como esperaba. Iba con las expectativas muy altas.
    Besotes!!!

    • Monica dijo:

      Ay, las dichosas expectativas, a todas las lectoras nos pasa aguna vez, Margari. Creo que lo mejor es abrir este libro sabiendo que es entretenido y divertido, un libro de aventuras con piratas que emocionó a grandes y a pequeños en el siglo XIX. A relajarse y a disfrutar. Besos.

  3. Rosa Berros dijo:

    Recuerdo con una nitidez extraña por los años transcurridos, uno de esos primeros días de vacaciones de verano. Era mi primer día sin clases y sin nada que hacer, nada salvo sentarme en el sillón orejero y leer hasta no poder más (cosa imposible, siempre se puede más). El libro que tenía por empezar era La isla del tesoro que una amiga me había dejado. Luego ya podría releer Tom Sawyer, Hukleberry Finn, Dos años de vacaciones, Mujercitas… Pero La isla del tesoro era la primera vez que la leía. No me preguntes por qué, pero esa imagen no se me borrará jamás. Espero…
    Un beso.

    • Monica dijo:

      Qué bonito lo que me cuentas, es un recuerdo de infancia que muchas lectoras y lectores compartimos, ¿verdad? El principio de las vacaciones, cuando pensábamos que teníamos un montón de meses por delante para leer solo lo que nos gustaba. Lo comparto contigo, me pasó algo similar y como desde entonces no lo había leído y no recordaba nada, me apeteció volver a asomarme a este clásico ¡Qué bien lo he pasado! Nada ha cambiado. Besos.

  4. Nitocris dijo:

    Hola Mónica, ya sabes que lo reseñé hace poco. Me gustó mucho leerlo, aunque no fuera un «descubrimiento» en sí mismo. Y, como dice, me gustó ese acento peculiar e iletrado que le adjudica a los piratas.
    Un besazo

    • Monica dijo:

      Claro, porque tú leíste la traducción del reino del Cordelia, igual que MH. Yo me apañé con esta de Penguin Clásicos, que es muy correcta pero que no ha respetado esa forma de hablar de los piratas al 100%. De todas formas, me lo he pasado en grande otra vez (aunque no recordaba nada de mi primera lectura). Besos.

      • Nitocris dijo:

        Ay, Mónica que acabo de comprobar que esta lectura la habías hecho dentro de mi reto Libros Rescatados. ¡Vas a tener que avisarme! que si no me lo dices ni me entero.
        Me alegro mucho de que vayas tan bien con el Reto…
        Un besazo

  5. Hola, Mónica.
    Justo la estoy leyendo en estos momentos y cómo la estoy disfrutando. Qué amena me está resultando y bueno, todo un clásico con el que tenía una espinita clavada por no haberlo leído aún (en mi caso, es primera lectura). Me alegro de haberle dado su hueco al fin.
    Un abrazo.

    • Monica dijo:

      ¡Te he visto en IG! Iba a decirte que me dabas mucha envidia por haberla leído por primera vez, pero lo cierto es que aunque lo mío fuese relectura no me acordaba de nada y ha sido como estrenarme con ella, jajajaja. Sí que tenía un buen recuerdo, eso sí, sabía que me había gustado, y ha sido bonito comprobar que la sigo disfrutando tantos años después como si fuese la primera vez. Besos.

  6. MJ RU1Z dijo:

    Hola, Mónica. Otro clásico que tampoco he leído nunca. Qué suerte que tuviérais a mano libros tan maravillosos cuando érais pequeñas. A mí jamás me compraron libros más allá de los cuentos de hadas típicos de las niñas. En cuanto crecí un poco solo pude ler unos cuantos libros que había por casa en unas ediciones del Reader’s Digest que agrupaban historias de cuatro en cuatro y que ne da en la nariz que eran versiones reducidas. Por eso todas esas historias de infancia no pude leerlas y ahora no sé si me apetecen, hay tanto por leer…
    En fin, que de la manera en que lo cuentas todo da ganas de salir corriendo a hacerse con un ejemplar y comenzar la lectura. Gracias.

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