Desde hace tiempo, el Problema con los fantasmas se ha vuelto preocupante y a las agencias londinenses de control de espectros se les complica la agenda; excepto a la más pequeña de todas, la independiente Agencia Lockwood, capitaneada por Anthony Lockwood y su socio George Cubbins. La Agencia Lockwood va escasa de fondos, no tiene repercusión mediática, ni supervisores, ni el apoyo de Scotland Yard, pero probablemente cuenta con los mejores agentes. Cuando Lucy Carlyle, con el don de escuchar a los fantasmas, decide huir a la gran ciudad en busca de un cambio de aires poco imagina que acabará junto a Lockwood y George intentado resolver un antiguo crimen sin perder la vida en la casa más encantada de Gran Bretaña.
«Lokwood había rodado sobre sí mismo y se había apartado a un lado. Yo hice lo mismo y, agachada, busque mi espada con desesperación. En su lugar vi limaduras de hierro por todas partes, desperdigadas por culpa de la caída. Y a Lockwood arrodillado con la cabeza baja y el pelo cayéndole sobre los ojos mientras trataba de sacar la hoja, enredada en el largo y pesado abrigo. Y a la chica fantasma flotando en silencio sobre él.
—¡Lockwood!
Levantó la cabeza con brusquedad. Tenía el abrigo retorcido debajo de las rodillas y no podía llegar al cinturón. No consiguió desenvainar la espada a tiempo.«

Jonathan Stroud (Bedford, 1970) es un escritor británico de fantasía, autor de la saga juvenil Bartimeo y Agencia Lockwood. Esta es la primera vez que lo leo y estoy in love. La noche de Jólabókaflóð me regalaron los dos primeros tomos de la saga de Agencia Lockwood, empecé a leer Los visitantes por curiosidad y no he podido parar hasta terminarlo (y eso que tenía un Dickens a medias que me estaba entusiasmando).
Agencia Lockwood está ambientada en Londres, en un mundo distópico sin datar y sin tecnología demasiado sofisticada, donde las principales armas para luchar contra los fantasmas son el hierro, la lavanda, la luz, la sal y los dones extrasensoriales de los agentes en activo que, además, son excelentes espadachines. La ciudad se ha modificado con farolas anti-fantasmas, pequeños canales de agua corriente y defensas de hierro y lavanda en todos los edificios porque si un espectro toca a una persona esta morirá presa de los más terribles sufrimientos. Los protagonistas todavía no saben a qué se debe esta plaga fantasmal, pero empiezan a entender que necesitan investigar el origen para luchar con más eficacia y no verse abocados a una guerra que, a largo plazo, tienen perdida.
Me ha resultado una novela genial y muy bien escrita, con personajes estupendos y escenas de gran tensión que incluso me han provocado miedo. Pero creo que lo que más me ha gustado ha sido esa ambientación tan bien conseguida, una trama muy sólida y el magnífico universo de un Londres asediado por los fantasmas. Tiene un aire de aventura clásica, con todos esos estoques, espadachines y apariciones, y unos héroes protagonistas con sus luces y sombras, misteriosos, reservados y extraordinariamente bien perfilados. Es cierto que no tiene la chispa humorística y la atmósfera victoriana de Constable & Toop, ni un estilo narrativo peculiar de los que tanto me chiflan, pero me lo he pasado tan bien con Los visitantes que no he echado nada de eso en falta. Deseando leer la segunda entrega de la saga, que también me regalaron por Jólabókaflóð, aunque me da pena que de momento no haya continuación.
Lector, una historia de fantasmas y espadachines para pasarlo en grande.
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