Horne Fisher, curioso y erudito, tiene un don para resolver misterios tan poderoso como su extraña colección de parientes. Cuando el joven periodista político Harold March lo conoce, en plena campiña inglesa, se queda intrigado por sus reflexiones y su caudal de conocimientos aparentemente inútiles en un mundo al borde de la Primera Guerra Mundial y la agitación política que eso conllevaba. Mientras charlar cerca de un agradable arroyo, a la espera de poder reunirse con el ministro de economía en una casa de campo alquilada, asisten a un extraño accidente de coche. Pero cuando se acercan a comprobar los daños, se encuentran con el cadáver de Humphrey Turnbull, un conocido parlamentario inglés que no ha muerto precisamente del choque sino de un disparo milimétricamente calculado. Ese primer misterio sella la amistad de Fisher y March, que volverán a encontrarse a lo largo de los siguientes meses y a colaborar en la resolución de crímenes, espionaje, robos de reliquias históricas y sofisticadas operaciones encubiertas para atrapar a un legendario ladrón.
«—Sé demasiado —dijo—. Ese es mi problema. Ese es el problema de todos nosotros, y de todo el tinglado; que sabemos demasiado. Sabemos demasiado los unos de los otros; y sobre nosotros mismos. Por eso ahora lo que realmente me interesa es una cosa que no sé.
—¿Y qué es? —preguntó el otro.
—Por qué aquel pobre tipo está muerto.»

Gilbert Keith Chesterton (Londres, 1874-1936), más conocido como G. K. Chesterton, fue un periodista, novelista, ensayista y escritor de libros de viajes cuyo sentido del humor y sentido común lo convirtieron en uno de los autores más adorables del siglo XX. Amigo de Bernard Shaw y P. G. Wodehouse, entre otros destacados literatos de su época, publicó más de ochenta novelas, aunque probablemente sea su saga detectivesca del Padre Brown la que alcanzó más fama. Personalmente, Chesterton es un autor al que tengo mucho cariño, seguramente por su condición de periodista (que con tanto ingenio inspiró a Evelyn Waughn) y por ese humor socarrón tan inglés e ingenioso. Una de las anécdotas que más me gustan sobre él es su despiste y torpezas crónicos: a menudo cogía un tren para acudir a una cita y a mitad de trayecto olvidaba de qué cita se trataba o dónde debía apearse.
Chesterton publicó la antología de relatos de El hombre que sabía demasiado en 1922, quizás por eso aparece recurrente la inestabilidad política de la época y los tejemanejes del Parlamento británico en la sombra desafiando la perspicacia de Horne Fisher y la candorosa inocencia de Harold March. Son ocho relatos detectivescos en los que Fisher ejerce de detective accidental, a menudo asistido por March, su Watson particular. La gracia de estos relatos es la peculiar personalidad de sus protagonistas, las apariencias engañosas, la cuestionable ética y moral de los ingleses contemporáneos de Chesterton (tema recurrente en el autor junto al del sentido común) y la terrible familia de Fisher. Pero, sin duda, es el encanto de Chesterton, su inteligencia y su sentido del humor, sutil y tan inglés, lo que te roba una sonrisa en cada uno de estos relatos.
Lector, Chesterton siempre es una buena idea.
Este libro me lo regaló mi amiga Rosa, que sabe lo mucho que me gusta Chesterton. Las dos pensábamos que se trataba del libro que Alfred Hitchcock adaptó para la gran pantalla en la película del mismo título, pero resulta que no, que no tiene nada que ver. Aviso por si alguien más le presta a confusión.
También te gustará: Crimen en la posada Arca de Noé; Asesinato el Charlton Crescent; Un cadáver en la mansión Sainsbury
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El hombre que sabía demasiado
¡Hola!
Es que he ido a ver si tenía relación con la peli de Hitchcock.
No sé si me gustaría esta historia, la verdad. Es que no soy muy de detectives aunque creo que el protagonista me caería bien y es el tipo de humor inglés que más o menos le pillo el punto. Y me gusta.
Podría echarle un vistazo aunque si no recuerdo mal este hombre tiene cuentos de Navidad y eso me mola más.
Cuánto echo de menos a O’Grady.
Besos
No importa qué leas de Chesterton, te va a gustar seguro. Este es un buen libro para empezar con él porque es de relatos que tienen el común al mismo protagonista y además va por ahí resolviendo misterios. Perfecto para asomarse a la prosa y los personajes de Chesterton, aunque no tiene nada que ver con la peli de Hitchcock, todas caemos en la trampa, jajajaja.
Qué buenos tiempos para volver a leer a nuestra O’Grady, me contagias la nostalgia. Besotes.
Hola Mónica, te iba a decir que lo de los relatos no me llamaba mucho hasta que he caído en la cuenta que me vendría genial para el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños del año que viene… jeje…
Lo apuntaré.
Un besazo guapa.
¡Sí! Fíjate que yo empecé a leerlo pensando que me serviría para la adaptación cinematográfica y no, pero para los relatos te va a venir genial. Además que, como le decía a Norah, tienen la gracia de ser casos resueltos siempre por los mismos protas, además de que Chesterton siempre es una buena idea. Besos.
Pues pensaba que tenía que ver con la peli. Ya veo que no. Pero me has dejado con ganas de leer estos relatos.
Besotes!!!
Nos ha engañado a todas, jajajajajaja. Pero lo cierto es que ya desde el primer te lo pasas en grande con el prota y su familia, ya verás. Besos.
He leído poco de Chesterton pero siempre he disfrutado, tendré que volver pronto a sus páginas. El padre Brown es un personaje entrañable y al que tengo un poco de envidia, como a todo aquel que sabe ver lo que la mayoría no vemos. Un abrazo.
Es cierto, el padre Brown es el personaje más conocido de Chesterton, pero es que este autor te convence siempre. Yo tengo en casa un par de ensayos cortitos, uno sobre literatura victoriana y otro sobre historia británica, de Chesterton y son… pronto os hablo de ellos. Besos.
Me gusta lo que cuentas, no he leído nada del autor pero me dejas con mucha curiosidad. Lo que pasa es que no se disfrutar de los relatos, así que me quedo un poco en duda.
Besos
La gracia de estos relatos es que son casos de asesinatos y misterio resueltos por Horne Fisher, una especie de agente secreto sabelotodo con familia estrambótica que siempre termina por descubrir a los culpables. No sé si te gusta ese hilo conductor, a mí me ha encantado. Besos.
Tu amiga Rosa es un despiste con patas, mira que no asegurarse primero de si el libro tenía algo que ver con Hitchcock o no… de todos modos la coincidencia de títulos es cuando menos curiosa, ¿no crees? Bueno, en cualquier caso con Chesterton siempre jugamos sobre seguro :) Ya sabes que yo también lo tengo en la estantería, pero antes caerá otro Chesterton que he incluido en la reestructuración que he hecho del reto Netherfield. No era una lectura que tuviese pensada, pero me gusta complicarme la vida, you know…
¡Besote!
Ya lo dijeron Pratchett y Gaiman en la dedicatoria de «Buenos presagios»: «Los autores quieren unirse al demonio Crowley en su dedicatoria de este libro a la memoria de G.K. Chesterton. Un hombre que sabía de qué iba el tema.« Las que andamos despistadas somos nosotras, pero da igual porque Rosa, tú y yo sabemos que con reto o sin él siempre es un gustazo leer a Chesterton. Por cierto, que ahora me has dejado con la curiosidad de saber qué título vas a leer para el reto de Netherfield :-))) Un besote.