A Charlie Asher se le hunde su bien ordenado mundo cuando su mujer muere al dar a luz una preciosa niñita. A partir de entonces, todo parece morirse a su alrededor y es que Charlie no tiene libro de instrucciones pero acaba de convertirse en un «mercader de la muerte». Además, las fuerzas de la oscuridad parecen tener una especial animadversión hacia él y su bebé, que extrañamente duerme plácida y protegida por los perros del averno.
La muerte es un trabajo muy sucio pero alguien tiene que hacerlo. Moore se supera en esta novela excéntrica que ironiza y trata con humor el tema de las legendarias parcas, las diosas de la guerra y de la muerte, los guardianes del infierno y las «morrigan». Aunque el argumento es sencillo y sin demasiadas sorpresas, se trata de un libro muy divertido y nada morboso (pese a lo que pueda sugerir el argumento) que arranca más de una carcajada por su estilo fresco y desternillante.
Lector, éste es el mejor libro de Christopher Moore así que olvida el fiasco de El peor ángel del mundo y dale una oportunidad, pasarás un rato muy divertido.