
Maeve Brennan (Dublín, 1917 – Nueva York, 1993) estudió literatura y se quedó a vivir en los Estados Unidos pese a que toda su familia volvió a Dublín, tras la finalización del mandato diplomático de su padre. Fue entonces cuando se afincó en Nueva York y convirtió Manhattan en su hogar. Brennan empezó colaborando en la revista de moda Harper’s Bazaar y fue redactora y crítica literaria en The New Yorker durante los años dorados del periodismo neoyorquino. Y fue en esta prestigiosa revista, en su sección The talk of the town, bajo el extraño seudónimo de The Longwinded Lady, donde publicó entre 1953 y 1968 las sensacionales crónicas urbanas de la ciudad que nunca duerme. En esta Crónicas de Nueva York, espléndidamente editada por Ediciones Alfabia y con el bellísimo prólogo de Isabel Núñez, se recogen algunas de esas fabulosas crónicas, pequeños retratos de la ciudad y de sus habitantes sorprendidos en las actitudes más cotidianas.
Isabel Núñez dice de Maeve Brennan en el prólogo de Crónicas de Nueva York:
«Brilló en la sociedad neoyorquina por su inteligencia y su ingenio, pero también por su estilo. Tal vez Truman Capote se inspiró en ella para su Holly Golightly en Desayuno con diamantes (…). Aunque en un requiebro misógino, Capote habría suprimido el cerebro de su personaje: en su aspecto y su caprichosa actitud vital, Brennan era Holly, pero además era una intelectual, una escritora obsesionada por la precisión (…).«

Maeve Brennan contemplando un escaparate de Nueva York, fotografía que podría haber inspirado al personaje de Holly Golightly, interpretado por Audrey Hepbrun, en la película de Blake Edwards, Desayuno con diamantes (1961).
Crónicas de Nueva York, y el lector la percibe con claridad a veces en la elección de los adjetivos, otras en el gesto de un personaje, en la contemplación de una escena neoyorquina… Una precisión que otorga singularidad, sofisticación y belleza a la narración, al paisaje al drama o la comedia que protagonizan en ese breve momento sus personajes. En esta serie de instantáneas de la ciudad y sus -iba a decir flora y fauna- habitantes, el lector encontrará narraciones llenas de humor, algunas de tristeza y melancolía, otras de ironía y sarcasmo, pero todas ricas en matices y enmarcadas por la belleza de una prosa que, pese a los tintes periodísticos de la época (o quizás precisamente por ellos), resulta envolvente y evocadora. La maestría de Maeve Brennan no solo recae en su capacidad de retratista glamurosa y en la psicología de sus personajes y paisajes urbanos, sino también en la riqueza de su lenguaje y la elegancia de su léxico.
Crónicas de Nueva York es un libro luminoso por el don de la autora para inundar de claridad incluso el acontecimiento más trivial al dotarlo de especial significación, aunque a veces esa claridad esté teñida por la nostalgia, el humor o la tristeza. 56 crónicas, retratos elegantes y exóticos, sofisticados y extravagantes, a través de la increíble mirada de Maeve Brennan.
Lector, para desayunar en el Village de Maeve Brennan, en una época en la que los periodistas del New Yorker tenían poco que envidiar a los escritores más elegantes y sofisticados del momento.
Este libro llegó a mí gracias a la estupenda recomendación de mi amiga Zazou en Bibliomanías y otros desvaríos.
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Hola!
Me gusta el libro que nos traes hoy, me encantan los libros que nos muestran las cosas cotidianas, y en especial me parece interesante ese Nueva York :)
Besotes!!
Maeve Brennan tienen el don de convertir los gestos y las escenas más cotidianas en historias muy especiales, es casi cinematográfico. Te encantará. Bss
Al margen de Auster, otra manera de acercarse a Nueva York! Besos
Cierto, Auster también nos proporciona unas postales de la gran ciudad generosas y especiales. Brennan es más de pequeños detalles, pequeños gestos, pequeñas escenas en las calles y los bares de la Nueva York, pero también te traslada allí con facilidad. Son dos cronistas distintos y geniales. Bss
Uy pues no se Monica. Me deja algo fría
Pues creo que tú eres una de las lectoras que más disfrutaría con este libro, por las historias que encierra cada una de estas crónicas. Bss
No me importaría leerlo si me cruzo con este libro. Pero a buscarlo, no voy a ir.
Besotes!!!
¡Jajajajajaja! Es que a veces tengo la sensación de que son los libros los que vienen a buscarnos, salen a nuestro encuentro cuando menos lo esperamos, se pegan a nuestras manos y tenemos que llevarlos a casa desde la librería, no hay más remedio, ¿a qué sí? Un beso.
Nueva York, me encanta. Y sobre todo esa época. Saludos.
Esas décadas de los años 50 y 60, cuando el periodismo estadounidense estaba en sus años dorados y Manhattan se llenaba de noche con los reporteros más enérgicos en los bares de moda… Seguro que disfrutas mucho de estas crónicas de Brennan. Bss
Voy a dejar de venir. Porque esto no es plan. Encima Nueva York, no podía ser un pueblo industrial ucraniano, tenía que ser Nueva York. Este tipo de libros me parecen colecciones de postales.
No sé si mandarte besos…
Oye, pues un pueblo industrial ucraniano también tendría su qué ;-P Sí que das en el clavo con las postales porque Maeve Brennan es justo lo que hace: una instantánea de una escena, en un lugar de NY, en el encuentro de una pareja, a una casa a punto de ser derribada, un paseador de perros, un bar de moda hasta arriba de periodistas… Postales, instantáneas, casi el fotograma de una película, de una historia que la autora ha sorprendido a medias.
Yo no dejaba de imaginármela como Holly Golightly, sobre todo cuando sale a desayunar por las calles de la ciudad al amanecer. Pásate por la biblio si acaso y así me odias menos. Besotes.
ummm, pues pese a lo que cuentas, este creo que no es para mí. En esta ocasión lo dejo :-)
Leí la introducción de Isabel Núñez y me quedé totalmente prendada de Maeve Brennan, después fue un placer acompañarla por las calles de la ciudad. Son vivencias biográficas, que sé que te agradan, pero es cierto que aquí nada de montañanas y naturaleza salvaje, solo la selva de la ciudad. Bss
Reconozco que me ha picado el gusanillo con tu reseña. Me parece curioso lo que cuentas que puede que Capote se fijara en la autora para crear su personaje… Por el momento no me lo llevo pero me apunto Desayuno con diamantes, jeje.
Besos!
¡Oh, tienes que leer "Desayuno con diamantes"! Pero olvidando la peli porque si no te llevarás una decepción: la peli está muy dulcificada. Esos sí, ambos, libro y peli, son magníficos, cada uno en su estilo. Puede que Maeve inspirara a Capote para su Holly Golightly, lo cierto que es que es fácil imaginarla tan elegante y frágil como la protagonista, paseando por las calles casi desiertas de Manhattan. Bss
Jopeta, eso no se hace. Ahora lo quiero que tiene una pinta estupenda. Apuntado queda
Besos
Yo también descubrí este libro por casualidad, Zazou hablaba de él apenas en un párrafo, lo tenía medio escondido entre otros tesoros de su cofre literario. En el prólogo, Isabel Núñez se alegra de que Alfabia haya podido recuperar a Maeven Brennan en castellano y cuando terminas este compendio de postales de la ciudad no puedes estar más de acuerdo. Siento hacerte esto pero es un libro para disfrutar ;-P Besos.
Pues no estoy segura de si me convencería por el tipo de planteamiento, pero no tiene mala pinta
Besos
Estas crónicas, o artículos, fueron publicados en su día en en el New Yorker, durante los años dorados del periodismo norteamericano (Truman Capote, John Dos Pasos, etc.) y son fabulosos. Puedes combinarlos con otra lectura de ficción. Bss
Pues me acabo de hacer con una edición preciosa de "Desayuno en Tiffany's" que ha sacado Libros del Zorro Rojo… Yo las casualidades ya las saludo cuando vienen… jajaja. Que nada, que lo apunto, ¿qué te voy a decir? Si lo que te diga ya es repetirme hasta el infinito y más allá. Y qué pedazo de portada, le sale la personalidad apabullante por la mirada. ¡Besote!
¡Pues qué casualidad, sí señora! Creo que es mi novela (¿o relato?) preferido de Truman Capote. Sé que se le nota la vena misógina, y que tiene un final innecesario, sé que todos prefieren "A sangre fría", pero yo sigo enamorada de su Holly Golightly y de sus paseos por Manhattan, y de su gato… No sabía de la nueva edición de Zorro Rojo, me voy a echarle un vistazo ahora mismo.
Mientras leía a Maeve Brennan me la imaginaba justo así, como Holly, a veces volviendo de una fiesta glamurosa a altas horas de la madrugada por las calles desiertas de Nueva York, a veces en la mañana de un domingo desayunando con los diarios matinales en su café preferido. Creo que te encantará aunque solo sea por eso. Bss
Voy a tener que dejar de leerte, Mónica, ¡no haces más que poner tentaciones en mi vida!
¡Jajajajaja! ¡Nooooooo! No dejes de pasarte por aquí, lo mejor de tener un blog es poder compartir lecturas con los amigos. Además, es bueno tener títulos en la lista de "libros que codicio mucho por culpa de Serendipia" ;-))) Este te encantará. Bss
Me quedo con dudas, lo mejor será resolverlas con el in situ
Besos
Échale un vistazo a la sinopsis y al prólogo en la librería o en la biblioteca, verás como acaba de convencerte. Maeve Brennan tiene una manera de contar muy personal, única, sus historias surgen de apenas una mirada sorprendida o de un gesto. Bss
Vi el libro en el boletín, Mónica, y lo tengo más que anotado.
bsos!
Ostras, la redacción del New Yorker de los años 50 y 60 debía ser un sitio fabuloso ¿te la imaginas? Con reporteros saliendo y entrando, Maeve Brennan con sus excentricidades, los humoristas, los editores fumando y gritando… Que bien que Alfabia haya recuperado las columnas de Brennan, nos asoman a ese Nueva York, a ese New Yorker. Bss