En 1602, una tropa de soldados españoles desembarcó en Kinsale, Irlanda, para auxiliar a las tropas rebeldes contra la ocupación inglesa. La viuda Colette Callaghan, depositaria temporal de la joya del Trébol de las Cuatro Sagas, la suerte absoluta, queda prendada del gallardo oficial Rodrigo Vergara. Con la derrota de los irlandeses, las tropas españolas vuelven a su país y con ellas el apuesto Vergara. Colette, desolada, pierde algo más que su amado oficial: el Trébol ha desaparecido. Cuatro siglos después, Alicia ha terminado selectividad y decide pasar el verano trabajando en un Bed & Breakfast de Irlanda, en un pueblo llamado Kinsale, para perfeccionar el idioma antes de empezar a estudiar filología inglesa en Madrid. Mary, la simpática dueña de la pensión, la ayuda a adaptarse a su nueva vida irlandesa pese a que arrastra la tristeza de la reciente y misteriosa desaparición de su marido, George. Alicia pronto hace buenos amigos en el pequeño y bullicioso Kinsale: Katie, Luke, Brian,… Pero sobretodo destaca el guapísimo y seductor Vergara, que se convertirá en cómplice de sus pesquisas en busca del marido desaparecido de Mary.
El trébol de Kinsale posee el encanto indiscutible de la frescura y la sencillez de una prosa sin complicaciones, sincera, encantadora y punteada por la magia de la transparencia. Es esa falta de pretensiones la que simpatiza con el lector de inmediato y convierte su lectura en un ejercicio agradable y simpático. Laura Andújar narra con un sano sentido del humor la llegada de una Alice (como en El País de las Maravillas) a un Kinsale pintoresco que la acoge sin aspavientos y la integra en su mitología local de hadas (el encanto de duendecillo del personaje de Luke) y tesoros desaparecidos. Se trata de un breve cuento directo y puro, sin artificios, que sabe mantener la intriga y el interés durante su bien tejida trama. Un pequeño placer para las vacaciones de verano.

Lector, regálate el encanto sencillo de estas páginas con cariño porque son el generoso regalo de una promesa truncada.
Hola Mónica, gracias por tu comentario en nuestro blog, Laura, aparte de ser una gran escritora, amiga y un sinfín de cosas más era sobretodo una gran persona, tuve la suerte de estar con ella casi toda su vida y de poder acompañarle también a Kinsale y te puedo asegurar que es clavado a como lo escribió, hasta la dueña del bed & breakfast…
De nuevo, gracias
Me emocionó especialmente encontrar vuestro blog, no lo dejéis, por favor. Laura nos ha hecho a todos los lectores un regalo que perdurará siempre. Cuando vaya a Irlanda, que iré algún día, eso seguro, Alice me llevará hasta Kinsale.
Un saludo y gracias a vosotras.