Erec y Enide es una de las últimas obras del gran Vázquez Montalbán, quizás por eso su ritmo es pausado y pensativo, maduro, provisto de niebla, melancolía y colores casi otoñales. El inicio de la historia, el día de San Simón en la sempiterna feérica Galicia, ya constituye un indicio claro del punto de partida de su protagonista, entre cortinas de lluvia, niebla baja sobre la ría, silencio algodonoso… Sin embargo, no deja de ser una narración vibrante y amena, con el nervio acostumbrado del genio de su autor. La curiosidad del título, que coincide con la primera novela del ciclo artúrico de Chrétien de Troyes, supone un punto de partida de contraste entre la magia y el romanticismo del amor más medieval y caballeresco y la distancia gélida que parece envolver a los protagonistas de la novela. Al ir pasando las páginas, siempre intrigado, el lector irá desvelando detenidamente las claves de la evocación de un amor tan remoto para comprender que el camino a veces resulta misterioso y solitario, hasta que se llega a buen puerto.
Lector, aquí tienes una novela inusual en la trayectoria de Manuel Vázquez Montalbán por su temática y tratamiento, a veces tan enternecedor y delicadísimo, de sus personajes. Son páginas para paladear y sorprenderse.