Gerona, de Benito Pérez Galdós

En el invierno de 1809-1810 las cosas iban muy mal para España, todos querían mandar. En lugar de aunar fuerzas contra el invasor francés —un ejército profesional y eficaz de unos 300.000 hombres, según apunta Galdós—, andaban los políticos enredando por ver quién tenía más poder y se salía con la suya. Gabriel, que se ha incorporado en el ejército central después del horror de Zaragoza, va camino de Cádiz acompañado de su buen amigo Andresillo Marijuán, también procedente de otra guerra pesadillesca: el sitio de Girona. Gabriel cuenta, en este episodio nacional, la experiencia en primera persona de su compañero Andrés Marijuán en la toma de Girona por los ejércitos franceses, cómo sitiaron la ciudad durante meses condenando a la población (militar y civil) a la hambruna y la desesperación. Los gerundenses, arengados por el formidable general y gobernador Mariano Álvarez de Castro, resisten siete meses sitiados. 
«Sucedía en Sevilla una cosa que no sorprenderá a mis lectores, si, como creo, son españoles, y es que allí todos querían mandar. Esto es achaque antiguo, y no sé qué tiene para la gente de este siglo el tal mando, que trastorna las cabezas más sólidas, da prestigio a los tontos, arrogancia a los débiles, al modesto audacia y al honrado desvergüenza.«

Avisa al lector Gabriel que como está escribiendo estas memorias en su madurez, y que algo ha aprendido por el camino, referirá el episodio del sitio de Girona retocando el hablar tosco y sencillo de su compañero Andresillo Marijuán. Y aunque la narración es vívida y en primera persona del conmovedor protagonista, el lenguaje de este episodio nacional es semejante a los anteriores. Un episodio muy semejante a Zaragoza en el sentido de que de nuevo Galdós enfrenta al lector con los horrores más crudos de la guerra: niños muertos literalmente de hambre, niños enterrando con sus propias manos a sus hermanitos pequeños, centenares de cadáveres por las calles, desesperación, locura, crueldad… 
El problema de Gerona es que en ocasiones se hace algo tediosa, como en sus tres capítulos dedicados íntegramente a las ratas de la ciudad (por muy metáfora que sea de las guerras napoleónicas, es insoportable y repugnante) o sus casi cinco capítulos sobre la locura que asalta a don Pablo Nomdedeu cuando se trata de dar de comer a su hija enferma por encima de las necesidades de cuatro pobres niños, o el larguísimo parlamento agónico y alucinado del buen doctor en su lecho de enfermo (¡un capítulo entero!). Seguramente, Gerona adolece de la falta de novedad (el lector ya vivió un sitio angustioso y terrible con Zaragoza y este episodio es un poco más de lo mismo) y de líneas argumentales secundarias de peso que sostengan su número de páginas (a diferencia de Zaragoza, en este episodio no hay más línea narrativa que las desventuras de Andrés Marijuan y sus niños). O quizás, simplemente, sea esa ausencia de Gabriel y sus cuitas amorosas, aderezando la acción, el espionaje, la guerra y el ir y venir de tantos y tan geniales personajes secundarios ficticios o reales.
Sin embargo, Gerona vuelve a ser otro de los episodios nacionales más conmovedores, donde el punto de ternura lo ponen sin duda los niños, junto con alguna pizca de sentido del humor que muchas de las veces se torna escalofriante (como un baile de sardanas esperpéntico en medio del agotamiento bélico más absoluto, o la narración de las aventuras de los más pequeños entre las balas de cañón como si fuesen inmortales). Destaca, especialmente poso de tristeza para el lector, el olvido al que la Historia de nuestros días ha relegado a los héroes de Girona: «(…) preguntó a don Mariano que a dónde se acogería en caso de tener que retirarse. El gobernador le contestó. «al cementerio». Aquí no hay más remedio que vencer o morir (…). Se le llena a uno la boca diciendo ¡Viva Gerona y Fernando VII!, le parece a uno que ya está viendo las historias que se van a escribir ensalzándonos hasta las nubes«. Pues muchas no se escribieron. 
Lector, pese a ser uno de los episodios nacionales más flojos hasta la fecha, siempre comparado con el resto de la primera serie, resulta una lectura apasionante y conmovedora.
Notas curiosas:
De nuevo Galdós huyendo de maniqueísmos y respetando a las personas por encima de las guerras «En honor a la verdad, debo decir que los franceses entraron sin orgullo, contemplándonos con cierto respeto, y cuando pasaban junto a los grupos donde había más enfermos, nos ofrecían pan y vino.«
En Gerona encontramos una explicación del dicho «A cada cerdo le llega su San Martín» (ver capítulo II)
Fantástico el ingenio y la clarividencia de don Benito cuando pide, en una reflexión sobre las guerras imperialistas, una policía de las naciones (¡Está pidiendo una ONU en 1875!). O una imagen que muchos lectores reconocerán de una película de Charles Chaplin, El gran dictador: «Verdad es que parte de la responsabilidad corresponde al mundo, por permitir que media docena de hombres o uno solo jueguen con él a la pelota«. 
c9b3072d

El final de Gerona es estupendo, con la llegada de Gabriel a Cádiz y la sorpresa que allí se encuentra. Por no hablar de Amaranta, cortejada, nada más y nada menos, que por Lord Byron.

Otras reseñas de Verano Galdós:
Carmen y amig@s
Cajita de capítulos

Esta entrada fue publicada en Blog. Guarda el enlace permanente.

12 respuestas a Gerona, de Benito Pérez Galdós

  1. Marisa C. dijo:

    El primer párrafo de la novela que has puesto aquí podía haberlo escrito don Benito ayer mismo; no puede ser más actual. ¡Qué triste que hayamos evolucionado tan poco! Estoy de acuerdo contigo en que no tiene la frescura de las anteriores, pero como todo lo que escribía Galdós, merece la pena. Abrazos.

  2. Estoy con Marisa, el fragmento no se queda en el siglo de don Benito.
    Me desenganché de vuestra aventura con los episodios pero me gusta seguirte la pista.
    Besos

  3. MaraJss dijo:

    A mí las novelas bélicas me gustan más cuando se cuentan más de reojo (estoy leyendo "Las flores de la guerra" de Geling Yan, y es un buen ejemplo). Últimamente también me seducen más los conflictos de allá afuera que los de aquí. Y esos episodios centrales me da que son demasiado densos para mí.
    Besos.

  4. albanta dijo:

    Me gusta Galdós pero otro tipo de novelas.

  5. Francisco dijo:

    De Galdós leí alguna de sus novelas pero tengo una deuda pendiente con sus Episodios Nacionales. Besos.

  6. Te doy la razón en todo, o casi, es verdad que es un gran libro y que está magníficamente escrito, pero de esta primera parte de los episodios nacionales, es el más flojo, y como bien dices, el problema es que ya hemos leído un sitio en Zaragoza, y este de Gerona, nos pilla ya poco sorprendidos.

    Como obra independiente, probablemente se disfrutaría mucho más, y en cualquier otro autor, estaría entre sus mejores obras, pero siendo Galdós y siendo los Episodios Nacionales…

    Además es cierto que se echa de menos a Gabriel, y que aunque den mucha pena Siseta y sus hermanos, faltan puntos de interés en la historia. Respecto a Nomdedeu, es cierto, se insiste demasiado en su locura.

    Lo de que Álvarez de Castro se pensaba retirar "en el cementerio" lo tengo yo también subrayado y sí, también pensé que realmente poca gente se acuerda hoy del sitio de Gerona, o mejor dicho, del tercer sitio de Gerona y de su heroica resistencia.

  7. Josebla dijo:

    Hola! He pasado por tu blog y me gustó esta reseña de Galdós. Te la agradezco. Saludos

  8. Monica dijo:

    Marisa C.: ¿Has visto? Es que lees a don Benito y te quedas impresionada por la amplitud de miras y la visión que tenía este hombre. Me quedé de piedra cuando leí lo de que era necesaria una policía de las naciones, piensa que escribió "Gerona" en 1875!!! Bss

    Marilú: Este verano terminamos la primera serie de los EN, me da pena dejar a Gabriel pero si te animas a apuntarte a la segunda serie, seguramente empezaremos el año que viene. Galdós era un visionario, pocos pensadores conocían tan bien España y los españoles. Bss

    MaraJSS: No, mujer, nada de densos, te sorprendería. Esto de los Episodios es que dan miedo así desde fuera, pero empiezas a leer el primero, te gusta, conoces a su prota, Gabriel, y ya no lo puedes dejar, verdad de la buena. Bss

    albanta: He leído otras novelas de Galdós pero como historiadora entenderás que los Episodios me sedujeran casi sin darme cuenta ;-))) Bss

  9. Monica dijo:

    Francisco: Pues un poco te digo lo que comentaba a Marilú, que el año que viene empezamos con la segunda serie, igual te apetece acompañarnos entonces, lo digo por empezar desde el principio. Creo que te gustaría. Bss

    Loquemeahorro: Justo, eso es lo que quería trasmitir, que es bueno porque es de Galdós pero que se queda un poco flojo comparado con el resto de episodios de la serie. Sobre todo por algunos capítulos machacones y porque antes hemos leído Zaragoza. De todas formas, me quedo con algunos pensamientos brillantes del autor como eso de pedir "una polícia de las naciones" ¿cómo se te ha quedado el cuerpo? Futurólogo Galdós. Bss

    Josebla: estamos leyendo los Episodios Nacionales unos cuantos valientes, con Cádiz terminamos la primera serie. El año que viene empezamos la segunda serie, si te animas estás más que invitado. Saludos.

  10. Azalea Real dijo:

    Me gusta mucho este autor, pero le prefiero con novelas con más ficción y menos historia.

    Besos.

  11. Jesús dijo:

    Ya iremos comentando sobre el episodio. Apenas he empezado a leerlo, pero ya tengo ganas de encontrar lo que aquí comentas para contrastar impresiones. Como ya te dije en otro sitio, ¡buen viaje a "Cádiz"! Un beso.

  12. Has escogido el mismo párrafo que yo… Muy actual por desgracia… A mí, sin embargo, no me resultó tedioso el episodio en ningún momento, la verdad, y me olvidé de Gabriel pronto. Pero sí que le falta algo de "enjundia". Por cierto, yo creía que nos quedaban también Juan Martín El Empecinado y La batalla de los Arapiles. Debo andar equivocada… Nos vemos en Cádiz.
    Besines,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *