«Un sobre cerrado es un enigma que tiene otros enigmas en su interior», es la primera e invitadora frase de La tabla de Flandes, preludio de un ingenioso juego de pistas y misterios a ritmo de jugadas ajedrecísticas y con la complicidad de todas las demás bellas artes. Arturo Pérez-Reverte pone al servicio del thriller cultural su prosa extraordinaria y precisa, creando una apasionante historia detectivesca entre matemáticos, restauradores de arte, galeristas y marchantes. Una novela que mantiene el interés desde el principio y que se disfruta por su suspense y su calidad argumental.
Lector, sumérgete en este delicioso suspense y sigue las pistas que te llevarán a desvelar el secreto que tan celosamente guarda la tabla de Flandes.
Perez Reverte es como las buenas bodegas, con su vino temprano para tomar cuanto antes en el Semanal, con sus crianzas como la saga de Alatriste, y sus reservas como este libro. Solo tiene el pequeño problema de las añadas…
Totalmente de acuerdo, sin olvidar, eso sí, el ácido vinagre de sus columnas de opinión en prensa…
Jeje, a mí personalmente me encanta la columna del maestro Reverte. Peca un poco de lo mismo, pero bueno, también se le podría decir que tiene un estilo muy propio. Lo que está claro es que no se casa con nadie, ni derechas ni izquierdas (despotrica de ambos con ancha democracia) y añade un toque crítico y de desacuerdo con la España de hoy con el que coincido en más de una ocasión.
Para mí, especialmente bueno es este artículo titulado "Permitidme tutearos, imbéciles" (http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_firma=5150&id_edicion=2687), en el que carga contra PSOE, PP, derechas, izquierdas, GTI y ABS.
En su línea, vamos.
Muy bueno. Cuando Reverte se desata escribe con una pasión que pocos escritores poseen. Si algunos periodistas tuviesen algo de Reverte en sus artículos de opinión, quizás tendríamos una sociedad más crítica y no tan conformista. Por cierto, con motivo de la muerte de Miguel Delibes, Reverte dijo que ya sólo quedaba Marsé como último de los grandes escritores clásicos vivos.
… Y seguramente en la misma estrofa diría que únicamente queda Robespierre como único político con arrestos suficientes como para llevar a cabo una política efectiva de lo que fuera ;)
Con permiso de Bonaparte, of course.