El diccionario de las palabras olvidadas, de Pip Williams

En 1885, cuando se traslada con toda su familia a Sunnyside, en Oxford, el doctor James Murray lleva seis años como director del proyecto de creación de un nuevo diccionario inglés que sustituya al del doctor Samuel Johnson (1755). En el jardín de su nuevo hogar construye el scriptorium, un gran cobertizo en el que, junto a buena parte de su familia y a un equipo de lexicógrafos, Murray elaborará las fichas para las definiciones de cada una de las palabras de lengua inglesa que irá publicando la Oxford University Press por fascículos hasta completar el Diccionario de Inglés Oxford (1928). Esme, la hija de uno de los lexicógrafos, huérfana de madre, crece en el scriptorium, aprendiendo palabras nuevas cada día, atesorándolas, absorbiendo como una esponja una educación abierta y sin censura de la que pocas mujeres de su época pueden presumir. La Esme adulta, arrollada por el trascurrir de su época, de los movimientos sufragistas y del horror de la Primera Guerra Mundial, comprenderá que el diccionario de Oxford solo contiene las palabras de los privilegiados.

—Aunque fuera por ahí pegando la oreja, solo me aceptarían las mujeres. Los hombres, hasta los que trabajan en las gabarras, no hablarían como siempre si yo estuviera delante.
—¿Crees que hay palabras que solo usan las mujeres o que se aplican específicamente a las mujeres?
—Diría que sí —contestó.»

Pip Williams nació en Londres, creció en Sidney y, en la actualidad, vive junto a su familia en Adelaida, Australia. Es autora de célebres estudios sociológicos, compendios poéticos y un libro de viajes, pero El diccionario de las palabras olvidadas es su primera novela. Williams cuenta que la idea de escribirla surgió cuando estaba investigando sobre la elaboración del primer Diccionario de Inglés Oxford y cayó en la cuenta de que era un trabajo muy masculino y de clase media. Si bien la Primera Guerra Mundial y los movimientos sufragistas incorporaron mano de obra femenina en la elaboración del diccionario, ninguna mujer se consideraba lexicógrafa (aunque podían asistir a algunos colegios universitarios y hacer los exámenes finales no tenían derecho a un título) y se las relegaba a tareas administrativas o de búsqueda de documentación. Williams se planteó entonces el sesgo del lenguaje de un diccionario en el que solo hombres blancos de clase media habían decidido qué palabras recogería.

Pese a ser ficción, El diccionario de las palabras olvidadas, plantea una cuestión muy real: la exclusión, también en el lenguaje y en su recopilación por escrito, de los marginados que, a principios del siglo XX, constituían las clases sociales más humildes y las mujeres. La reflexión de Pip Williams, que desde nuestra perspectiva temporal parece tan clara, se plantea de forma creíble en su novela: los personajes se comportan acorde a su época y estrato social y la historia está muy bien documentada y ambientada en su contexto socio-cultural, histórico y político. El secreto es que Williams juega bien con la coyuntura de cambio (la guerra, los movimientos sufragistas femeninos, la migración, etc.) y hace gala de una documentación histórica minuciosa y brillante en lo que toca al ámbito social. Si bien la autora utiliza el personaje ficticio de Esme para poner de relieve su idea argumental, lo cierto es que su protagonista encaja bien entre la novelización de todos los personajes reales de la época. Y aunque mi línea argumental preferida de esta novela haya sido la histórica, reconozco que la ficticia está bien lograda. Por último, destacar lo extraordinariamente bien escrito y traducido que está El diccionario de las palabras olvidadas: la prosa de Pip Williams es precisa, rítmica, evocadora y bella, y la traducción de Ana Isabel Sánchez Díaz no la desmerece ni en una coma.

En un momento editorial en el que los lectores acusamos la falta de inversión de algunos en traducción y en corrección, es todo un lujo encontrarse entre las manos con un libro tan bien editado, traducido y corregido como El diccionario de las palabras olvidadas de Maeva.

Si te apetece saber más sobre la autora y su novela, te recomiendo esta entrevista en Librújula.

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8 respuestas a El diccionario de las palabras olvidadas, de Pip Williams

  1. Ana dijo:

    Me llama mucho la atención esta novela. Muy actual a pesar de estar ambientado hace un siglo. ¡Y parece que somos innovadores! Me la apunto.

  2. Marta Navarro dijo:

    Parece una gran historia. Me ha gustado mucho lo que cuentas tanto del argumento como de las ambientación histórica. Tomo nota, Mónica. Gracias por la reseña.

    • Monica dijo:

      Personalmente, me ha gustado más la parte histórica que la vida de la protagonista ficticia, pero a ver qué te parece a ti. Es una novela estupenda y la edición es preciosa y bien hecha. Besos.

  3. Rosa Berros dijo:

    Nunca me había parado a pensar que en los diccionarios creados por hombres hay un sesgo sexista y, como todos están creados por gente de clase media o alta, también un sesgo social. me ha parecido una propuesta muy interesante la de esta historia. Si además la ambientación, la documentación y la edición son inmejorables, lo tiene todo. Tomo nota y te agradezco la información.
    Un beso.

    • Monica dijo:

      No sé si en la actualidad sigue siendo igual, pero la primera vez que se elaboró un diccionario en lengua inglesa solo se admitían palabras escogidas de la literatura y de los diarios más conservadores lo que suponía que todo el lenguaje de las clases más desfavorecidas quedaba fuera, por lo hablar de las palabras que se consideraban de uso femenino o intrínsecas a las mujeres. Por eso esta novela resulta tan curiosa. Aunque me ha encantado todo lo referente al scriptorium. Ya nos contarás tu opinión. Besos.

  4. Nitocris dijo:

    Hola Mónica, pues me parece muy interesante. Me lo apunto.
    Un besazo

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