Este es el punto de partida de la que, a juicio de la crítica, se ha convertido en la más conmovedora novela de Marian Keyes. Muy alejada de la trivialidad y delirante comedia de algunas de sus obras, Keyes ofrece al lector una historia hermosa y triste sobre la pérdida y el desconsuelo pero también sobre la esperanza y la ternura. Con un inicio misterioso que intriga desde las primeras páginas, y unos personajes tragicómicos llenos de carisma, la autora narra con su desenvoltura característica una historia agridulce y sencilla, cuyo secreto mejor guardado es la complicidad de la protagonista con el lector. Keyes consigue mantener la intriga gracias unos saltos temporales magistralmente calculados y salpica de sal (tristeza) y pimienta (humor) sus páginas hasta alcanzar un ritmo casi hipnótico, muy agradable de seguir al compás. En esencia, se trata de uno de los libros más serios de esta autora, algo alejado de la línea más «ligera» a la que nos tiene acostumbrados.
Lector, si desconfías de la prosa de Marian Keyes aprovecha para acercarte a su lado más serio e intimista a través de esta reflexión sobre la soledad y la pérdida.