La augusta familia de los Ceñudo lleva generaciones convencida de que el mundo es un gran teatro del mal y que de nada le sirve la alegría a un hombre sabio. Dueños de tétricos páramos y lúgubres pantanos, viven infelices en su mansión, Abadía Pesadilla, sobre la que pesa un halo de negra melancolía. Lugubrino, el joven heredero del señor Ceñudo, ha prometido encerrarse en su torre a escribir sobre su filosofía del mundo tras una trágica experiencia en cuestiones amorosas. Pero su retiro se ve constantemente interrumpido por las distracciones atormentadoras de su bella y alegre prima, las veladas poéticas de sus amigos, y la irrupción intempestiva de una misteriosa dama encapuchada. Desesperado por su desgarradoras pasiones y dilemas, y las constantes interrupciones, Lugubrino brinda, con oporto, en una calavera, con su padre y sus amigos por ser eternamente infelices.
«(…) pero debo decir que los libros modernos son muy alentadores y agradables para mis sentimientos. En ellos se respira, por así decirlo, un agradable viento del nordeste, una aniquilación intelectual, una misantropía y un descontento deliciosos que demuestran la nulidad de la virtud y la energía, y que hacen que me sienta bien conmigo mismo y con mi sofá.«

Thomas Love Peacock (1785-1866) fue un escritor inglés, habitual entre los románticos y helenistas de su época. Amigo de Percy Shelley y Lord Byron, escribió Abadía Pesadilla como una sátira divertidísima y no exenta de cariño sobre la apasionada corriente cultural romántica de la época y sus máximos exponentes. Coleridge, Wordworth, Byron, Percy y Mary Shelley se pasean en esta historia genial, en clave de humor, sobre atormentados y apasionados literatos encerrados en una lúgubre mansión para hablar sobre la tragedia de la vida y los amores imposibles.
Recomiendo vivamente la lectura de la introducción de Carlos Pardo, que no solo aporta las claves de esta magnífica lectura, sino que además lo hace con párrafos tan geniales como este:
«Los ingleses han mostrado una buena práctica en el arte de reírse de sus manías. Al modo de las caricaturas del genial William Hogarth, convierten ese radical humor que llamamos negro, humor desarraigado, en una herramienta de crítica social. Algo así como la creencia pragmática de que si este mundo es un infierno, la mejor manera de cambiarlo es reírse en las barbas del mismísimo Satanás. Pero dejándole la duda de si es una broma o educación exquisita.«
En Abadía Pesadilla, el lector encontrará un reflejo satírico y divertido de la literatura romántica británica de principios del siglo XIX; pero también un retrato cariñoso, una pizca burlesco, de los Shelley y sus amigos, de su historia de amor, de su pasión y su rebeldía. En clave de humor y bajo nombres caricaturescos, los grandes poetas y narradores románticos debaten sobre su actualidad literaria —ellos fueron rebeldes vanguardia de un movimiento cultural y existencial que llegó para cambiarlo todo— y sobre su visión de la vida.
Me gusta Lugubrino (Percy Bhysse Shelley) con su encierro melodramático, su calavera llena de oporto y sus dramas amorosos. Me encanta Floski (Samuel Taylor Coleridge) con sus explicaciones sobre literatura y los críticos, departiendo con el señor Ciprés (Lord Byron) o con el siempre cansadísimo señor Languídez. Me divertían las puyas de Marionetta y el contrapunto de los Hilarántez. Pero, sobre todo, me descubría a menudo pendiente de que irrumpiera en escena el señor Terríblez con su frase favorita del Apocalipsis: «El diablo ha descendido a vosotros«.
Esta maravilla fue acertadísimo regalo de mi amiga Rosa, arqueóloga literaria. Gracias, querida, por el descubrimiento.
Lector, no soy capaz de hacerle justicia a esta sátira que bien merece un par de lecturas más para sacarle partido. Léela y decide por ti mismo.
También te gustará: El año del verano que nunca llegó
Si quieres hacerte con un ejemplar, haz clic en el siguiente enlace:
Abadia Pesadilla
No lo conocía, pero me gusta lo que cuentas.
Besos
Yo tampoco lo había visto jamás, y me sonaba el autor de algo pero no sabía de qué, seguramente de haber leído tanto sobre los románticos británicos. Lo cierto es que es una pequeña maravilla divertidísima. Besos.
Hola guapa, madre mía siempre nos traes lecturas interesantes… No sé si la relación de los personajes con la vida real la has deducido por ti misma o te daba una pista el introductor, pero desde luego yo no habría sabido reconocerlos sin duda alguna…
Me lo apunto por si acaso…
No, no te preocupes, el traductor te va poniendo notas al pie de página y te dice quién es quién para que le puedas sacar más jugo a la historia. Es muy divertido, una sátira genial, de esos libros que puedes leer más de una vez porque siempre le encuentras detalles nuevos. Besos.
Hola!! Me encanta. Me da la sensación de que es un libro para pasárselo bien sin complicarse y desdramatizar. Creo que es el tipo de humor que me gusta aunque yo a veces soy muy dramática y me gustan esas pasiones arrebatadas no correspondidas.
Yo me apunto.
Besos
¡Sí! Justo como dices, se ríe con mucho cariño de esas pasiones arrebatadoras de los románticos, de sus ansias de libertad y rebeldía, de su relación con lo trágico y lo monstruoso… Creo que a todos los que nos gusta la literatura romanticista británica nos merecemos leer un regalo como este. Besos.
Hola Mónica, me gustan estas historias. Son historias que podemos adaptar a nosotros aunque la época sea diferente. Además, ese ambiente de misterio y de romanticismo de la época… me lo anoto.
Besos :D
Pues mira, ahora que lo dices, es lo que tiene el humor que te hace pensar y relativizar las cosas. Siempre he pensado que lo último que se pierde es el sentido del humor, que reírse de uno mismo y de los desastres que nos pasan es una manera excelente de relativizar el drama. Te gustará. Besos.
Es super curiosa y sólo por eso merece apuntarla, me gusta lo que cuentas y El verano que nunca llegó me encantó, así que un libro en clave de humor puede ser un buen punto
Besos
Piensa que Thomas Love Peacock era amigo íntimo de los Shelley y se movía como Pedro por su casa en las reuniones de intelectuales románticos, así que esta es una sátira hecha con mucho cariño, pero también divertida y desdramatizadora. Besos.
Entre que es muy específico en muchas cosas y que, como tú dices, necesita de varias lecturas para pillarle todos los puntos, a mí personalmente me cuesta un poco recomendarlo de manera generalizada. Pero vamos, que el libro en sí mismo es una joyita encantadora y satírica que yo creo que el autor disfrutó enormemente escribiéndolo (y si no fue así, es lo que parece y transmite, así que misión igualmente cumplida… jajaja).
Me alegro muchísimo de que te haya gustado tanto. Penita que de este autor poco más (nada más, que yo sepa) tenemos en castellano…
¡Besote!
Aish, sí, me sonaba su nombre y pensaba que había leído algo suyo, pero no… lo confundía con otro autor. Es que eso de Love Peacock… te prometo que me sonaba (da un poco de risa, no?). Igual lo he visto nombrado en algún libro sobre los románticos british, a saber…
Pues es cierto que quizás no sea de recomendárselo a todo el mundo, pero sí a los que disfrutan de los escritos y vidas de la pandilla de vida Diodati y colegas. Ahora que leía esa frase tuya de que el autor se lo debió pasar muy bien escribiéndolo (sin ninguna duda, lo que debió reírse solo este hombre…), me hubiese gustado saber cómo recibieron el libro sus amigos, los que salen caricaturizados con tanto encanto en «Abadía pesadilla», jajajajaja ¿Tú crees que se enfadaron con él?
Besos
Hola, Mónica.
CUánto tiempo sin pasar… Ya sabes que en tu blog descubro títulos que no veo por ningún otro sitio. Pero esta vez no me animo. No estoy en momento de saber muy bien qué me apetece leer y voy cambiando bastante según el día.
Besotes.
¡Hola! No importa el tiempo, siempre es estupendo tenerte por aquí de vuelta :-))) A ver, esta es una novela un poco especial porque es muy concreta y es cierto que si no te apasionan los románticos de principios del XIX pues igual no me atrevo a recomendártela. No te preocupes nada por lo de no saber qué leer, creo que todos pasamos por eso alguna vez y al final algún libro, el más inesperado, nos acaba atrapando y devolviendo al buen camino de los lectores felices, ya lo verás. Besos.