En 1930, Claire Leighton, una de las grabadoras más elegantes del siglo XX, y su marido Noel, periodista, se mudan definitivamente a vivir en la campiña inglesa. Quizás la dura pizarra gris de las colinas de Chiltern no sea la tierra más fértil del mundo, pero Claire y Noel se han quedado totalmente prendados de su jardín. La belleza del susurro de la guadaña segando los campos, la recogida de la fruta, el canto de los pájaros anidando en los setos, y ese otoño bellísimo en el que el fondo gris de la tierra ofrece un marco natural a los dorados, rojos, naranjas y amarillos de las hojas… Cada estación, cada mes, tiene su propia magia, como escoger en el catálogo de bulbos, comerse una manzana o andar con cuidado por las noches porque es entonces cuando un erizo llamado Cornelius sale a pasear.
«Pero, ¿a qué viene tanto remilgo con los pepinos? Quizás sea que, a ojos de Darville, somos de clase alta, y todo porque tenemos un invernadero para los pepinos y, como tal, podemos darle trabajo a él. Desde hace ya mucho tiempo, es indicio de buena posición social, pues ya aparece como tal en las novelas de Trollope. El tomate como señal de nobleza ocupa un segundo lugar detrás del pepino, a corta distancia. Quién sabe si no habrá que poner un segundo invernadero para los tomates.«

Soy una inútil en lo salvaje, no duraría ni medio telediario en un bosque o en una montaña, aunque me chiflan los libros de no ficción sobre naturaleza y los ensayos científicos; son un refugio en tiempos de cansancio, de estrés o de ánimos bajos, y también son mi solución preferida para romper crisis lectoras. No conocía a Claire Leighton, pero cuando sostuve este libro en mis manos y hojeé sus grabados supe que se vendría a casa conmigo. También es cierto que saber que versaba sobre su experiencia como jardinera durante un año, tuvo mucho que ver. Cada vez que entraba en Cuatro setos era como pasar la tarde en el jardín de Claire: relax, paz, tranquilidad y belleza.
«El ocaso se desvanece en pura noche y nos quedamos mirando las estrellas.«
Señala el prólogo de Cuatro setos que Claire Leighton tenía catalogados más de 250 grabados antes de que su libro se publicase por primera vez, en 1935 y agotase varias ediciones en Reino Unido. Pese al gran éxito profesional que la autora cosecharía posteriormente en Estados Unidos, su familia asegura que el tiempo en el que ella y su marido pudieron vivir en el campo y dedicarse a su jardín fue el más feliz de su vida. Y se nota. Cada frase, cada párrafo de Cuatro setos, contagia buen humor, optimismo, belleza y una enorme paz.
«Si una cree que el mundo es malo, que no tiene ningún sentido, o que se está desmoronando, no tiene más que pasarse media hora con un catálogo de bulbos para que se le quite la tontería. Porque rezuman un espíritu de fe y esperanza.«
Cada capítulo lleva el título de un mes del año, empezando en abril y terminando marzo, y no hay ninguno que no sea totalmente cautivador. Los detalles de un mundo en miniatura bajo la tierra, parejas de herrerillos, carboneros, pinzones, gorriones piando al sol tibio, las avispas, Cornelius, el gato del vecino, los manzanos, los tomates, las heladas, el manto de nieve o la sequía de la canícula estival… Claire narra con un estilo brillante, de hermosas imágenes y prosa exquisita, la aventura de ser jardinera por convicción, trasmitiendo al lector toda la belleza, la quietud y el prodigio de una naturaleza domesticada… algunas veces.
Lector, si necesitas paz y belleza este es tu refugio.
También te gustará: Un año en los bosques; El libro de la madera; Un paseo por el bosque; Indian Creek
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Pues yo soy otra inútil en lo salvaje, así que cuando vayamos a Maine al taller de escritura de Stephen King nada de pasear fuera de Main Street.
Tonterías aparte reconozco que nunca se me ocurriría hojear un libro que se llama Cuatro setos. Tal y como lo cuentas tú apetece darse el paseo pero creo que enseguida me iba a cansar. Me llama más el del jardín de Von Armin.
Besos
Responder
¡Hecho! Nos tomamos una coke y un helado en Main Street como mucho y nada de poner un pie en lo salvaje que nos conocemos ;-)
Tengo pendiente el jardín de la señora von Armin, así que no sabría decirte, pero te prometo que «Cuatro setos» es una preciosidad (los grabados de Claire son maravilla) y de verdad que es muy entretenido, ameno y original. No creo que te cansase, más bien me da la sensación de que te lo ibas a terminar en un par de tardes para quedarte con ganas de más. Besos.
Me encanta cómo cuentas la paz y tranquilidad que te proporcionan este tipo de libros… Siempre que te leo me picas, pero luego me da una pereza ponerme con ellos… eso como si pensara que a mí me van a aburrir… En fin, igual algún día me decido salir de mi zona de confort y me lanzo…
Un besazo
Pues como le decía a Norah, creo que este no os va a parecer nada aburrido. Primero porque los grabados son una maravilla y segundo porque es ameno y divertido y tercero porque Claire Leighton trasmite tanta belleza y tanta paz que es imposible no sumergirse en el libro. Dos tardes te iba a durar, mira lo que te digo. Besos.
Me parece muy tierno que estos libros sean precisamente a los que acudes cuando necesitas paz. No he leído ninguno de este estilo, pero me llaman varios de los que nos has traído en tu blog
Besos
Ay, sí. Cuando tengo el cerebro frito o cuando no me concentro con las historias de ficción (o estoy tan saturada de leer siempre la misma historia), estos libros son mi refugio. Al no ser ficción siempre aportan frescura y originalidad porque las experiencias personales siempre son únicas, y además me encanta toda la ciencia y la naturaleza. Este te lo recomiendo mucho. Besos.
Hola!
Como siempre, me has ganado, tengo que hacerme con este libro y enterrarme dentro de esa paz :) qué pinta tan maravillosa tiene!
Besos!
Es un oasis de tranquilidad y de feelgood, para cuando más lo necesites. Y además te va a encantar, por ameno, agradable y bello. Ya me contarás. Besos.
Quizá tendría que ojearlo y hojearlo yo también para ver si se viene conmigo a casa.
Así a ciegas no me lanzo.
Besos.
Yo es que soy una loca de la no ficción que implique naturaleza o dinosaurios, ya lo sabes, así que ni me lo pensé en cuanto lo vi. Lo único que me vino a la cabeza fue «qué maravilla de edición, con esos grabados ¿por qué no me he encontrado contigo antes?» Y así :-))) Besos.
Hola Mónica, primera vez que me paso por tu blog, lamentablemente no me enteré antes que existía, pasaba para comentarte que me encantó la novela El Noviembre de Kate. aún no puedo creer que la propia autora responda con comentarios.
Ya me espero pasarme mas seguido por aquí para comentar y ver que libros recomiendas, y para ver si puedes aconsejarme algo porque la escritura me apasiona y quizás en un futuro pueda dedicarme full-time a ella.
Abrazos!!!.
Hola, Ramón María, pues muchas gracias por pasarte por mi casa literaria y, sobre todo, muchas gracias por darle una oportunidad a una de mis novelas. Por aquí pasan muchos amigos para charlar un rato de literatura y comentar nuestras lecturas. Espero que te encuentres a gusto. Un abrazo.
Ostras, pues este libro me ha recordado un montón a otro que leí y que no es nada conocido (no creo ni que esté traducido a español): «A Handful of Earth», de Barney Bardsley. Transcurre de enero a diciembre y la autora va narrando los cambios que se suceden en su parcela al ritmo de la naturaleza. No es una novela fácil, pues habla también del cáncer de su marido, pero está llena de pasajes que me llegaron al alma. En mi blog doy algún detalle más por si te tienta: http://lavidanobasta.blogspot.com/2015/10/a-handful-of-earth-cita.html
Este de Claire Leighton me lo llevo apuntado. :)
Besotes.