Cuando el reverendo Parris sorprende a un grupo de chicas jóvenes del pueblo bailando en el bosque alrededor de un caldero y al ritmo de los cantos de su esclava Tituba, algunas de ellas parecen enfermar. Abigail Williams, guapa, orgullosa y con iniciativa, angustiada por el castigo y la humillación pública que se le avecina por haber bailado en el bosque, ve su oportunidad cuando el reverendo Hale le pregunta si alguien las indujo a comportarse así. Hale, un hombre bueno demasiado ingenuo para su tiempo, interroga a las jóvenes hasta que Abigail, presa de una súbita inspiración, reconoce que ella y sus compañeras han visto al demonio acompañado de una larga lista de mujeres y hombres de Salem. Austeros y devotos, descendientes de los puritanos perseguidos del Myflower, los habitantes del Salem de 1692 son una severa teocracia; un pueblo de fanáticos religiosos largamente reprimidos por la estrecha vigilancia de sus vecinos, un escenario perfecto para explotar con el detonante de las acusaciones de brujería de unas jóvenes aparentemente inocentes.
«¿Por qué no se pregunta usted alguna vez si Parris es inocente, o si Abigail es inocente? ¿Desde cuándo el que acusa es siempre sagrado? ¿Acaso se han levantado esta mañana tan limpios e inocentes como los dedos de Dios? Le voy a decir lo que anda suelto por Salem: la venganza es lo que anda suelto. En Salem somos los que siempre hemos sido, pero ahora, de pronto, unas muchachitas locas hacen sonar las llaves del reino de los cielos, ¡y la venganza más vulgar dicta la ley!«

Arthur Miller (1915-2005) fue un dramaturgo y guionista estadounidense ganador de un Pulitzer y laureado con una larga lista de premios literarios, entre ellos, el Premio Príncipe de Asturias. En 1953 terminó y estrenó la obra de teatro Las brujas de Salem, una adaptación histórica en cinco actos sobre uno de los capítulos más espantosos de la historia de los Estados Unidos. Aunque Miller recrea los acontecimientos ocurridos en el Salem de 1692, su obra está inspirada en otra caza de brujas: la del senador McCarthy y su obsesión, en plena Guerra Fría, por perseguir una inexistente conspiración comunista entre funcionarios, políticos y profesionales de los medios de comunicación y las artes —y de cualquier otra profesión, en realidad— norteamericanos. Miller fue acusado por el tribunal de McCarthy y llamado a testificar, pero, al igual que su protagonista John Proctor, se negó a colaborar en la investigación o a delatar a nadie. El título original en inglés de Las brujas de Salem es The crucible (El crisol) y hace referencia a las altas temperaturas que alcanzan los metales en un crisol para eliminar sus impurezas; John Proctor también pasa por el fuego del crisol y sale purificado.
Miller describe el Salem de 1692 como un territorio inhóspito, la última frontera con el salvaje Oeste de los indios americanos. Estaba poblado por fanáticos que se vigilaban mutuamente, pensaban que el bosque era refugio del demonio, y la represión de su teocracia —en principio pensada para mantener el orden establecido pues un pueblo fronterizo sabe que su fuerza radica en su unión— fue tan brutal que todo aquel que optaba por una mayor libertad personal fue acusado y llevado a la horca por venganza, por codicia y por odio entre vecinos.
«No era más que una frontera bárbara, habitada por una secta de fanáticos que, sin embargo, enviaba a la metrópoli productos cuya cantidad y valor aumentaban poco a poco. Nadie sabe cómo eran en realidad sus vidas. Carecían de novelistas, pero, de todos modos, tampoco se les hubiera permitido leer novelas de haberlas tenido a su alcance. Sus creencias les prohibían cualquier cosa que se asemejara una función teatral o a una «vana diversión». No celebraban las Navidades, y los días festivos solo se distinguían por una mayor entrega a la oración.«
Al inicio o al final de cada acto, Arthur Miller intercala reflexiones históricas del Salem de 1692, que contextualizan la obra y facilitan el entendimiento del espectador contemporáneo. Su texto, tanto el teatral como los incisos, es contundente y brillante, propio de un excelente ensayista además de dramaturgo. Las brujas de Salem es una pieza teatral escalofriante y dramática, sobre todo porque está basada en hechos reales, pero también es una de las mejores obras literarias norteamericanas clásicas por la pluma, la inteligencia y el talento de su autor, por su voluntad de denuncia y por su paralelismo histórico. Perturbadora y siniestra, la obra de Miller no solo recrea uno de los episodios más escalofriantes de la Historia sino que profundiza sobre la crispación y las ansias de venganza en las pequeñas comunidades y la capacidad de juicio de los magistrados y representantes religiosos.
He leído Las brujas de Salem a instancias de nuestro Reto Hermanas Fatídicas, así que tengo que agradecerle a MH de Las Inquilinas de Netherfield que me lo recomendase para este mes. MH, que ha leído La casa de los siete tejados, de Nathaniel Hawthorne, explica en su excelente reseña que Hawthorne era oriundo de Salem y bisnieto de John Hathorne, el único juez que firmó sentencias de muerte en los juicios de Salem de 1692 que jamás se arrepintió ni pidió disculpas por todo aquel horror. Arthur Miller lo describe como «sexagenario, amargado e implacable«. Avergonzado de los actos de su bisabuelo, Nathaniel Hawthorne añadió una w a su apellido para tomar distancias.
Lector, para comprender de primera mano por qué en el siglo XVII una pequeña comunidad fronteriza ahorcó a sus vecinos acusándolos de tratos con el demonio. Y por qué la Historia se repite.
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Conocía la obra, por supuesto, pero hasta leer tu reseña no me había apetecido tanto leerla. Hubo una época en que leí mucho teatro, así como poesía, pero luego me fui decantando cada vez más por la novela. Lo que cuentas en su entrada me hace tener muchas ganas de leer esta obra. No sabía que Nathaniel Hawthorne descendiera de un juez semejante, aunque sí sabía que era de Salem. También me atraen las similitudes entre el caso de las brujas del siglo XVII y la caza de brujas del siglo XX.
Un beso.
Pues entonces seguro que la vas a disfrutar mucho. Los diálogos de la obra son magníficos, pero las aclaraciones históricas de Miller me han impresionado por su precisión: en un par de frases te pone en antecedentes. Su crítica, tanto del horror de Salem como de la caza del siglo XX, es sutil pero contundente, porque no explica sino que muestra. Besos.
Hola. Ojo aquí con la vieja del visillos que te manda a la hoguera. Esto lo leí hace mogollón, vaya, que fue después de ver la peli por primera vez, y claro, estás viendo la peli y pendiente de reconocer lo que has visto en el texto. Así leía yo por aquel entonces.
Leo muy poco teatro, es que no me acabo de centrar y de pillarle el punto.
Besos
Esta es una obra peculiar, ya puedes imaginarlo si has visto la película. A mí me ha parecido vital para entender qué ocurrió en Salem y creo que se diferencia de otras obras similares porque la ambientación y el marco histórico, los antecedentes de cada personaje, se muestran bajo una luz realista. Además pone los pelos de punta el paralelismo con la caza de brujas del senador McCarthy. Besos.
Muy pero que muy interesante. Tomo muy buena nota.
Besotes!!!
Es de esos clásicos que nunca pensamos en leer porque ya conocemos los acontecimientos que narra y pasamos por encima… hasta que un día llega un reto de brujas y tienes la buena suerte de proponerte leerlo. Me ha parecido magnífico, te lo recomiedo. Besos.
Hola, Mónica:
Tengo muchas ganas de leer este libro, es un eterno pendiente. He leído «La bruja Lois» y me gustó mucho (no recuerdo si está en vuestro reto, pero si no os la recomiendo -cómo me gusta tentar con lecturas jajaja-). TAmbién tengo pendiente «La casa de los siete tejados»…
Un beso.
Anda, pues «La bruja Lois» no lo conozco, me lo apunto. Casi estamos tentadas de hacer un segundo año de lecturas de brujas porque se nos han quedado muchos títulos en el tintero. Me pasa como a ti, que también tengo pendiente «La casa de los siete tejados». Besos.
Buenos días, Mónica:
Me parece francamente interesante tu publicación de hoy. aunque conocía la obra por su relevancia, nunca me planteé leerla. Gracias a ti ya tengo el libro en camino.
Un abrazo y muchas gracias por tu interesante reseña!!
Fue recomendación de MH y de mis ganas de leer a Arthur Miller. Es que este título es tan conocido que a menudo lo ignoramos pensando que ya sabemos qué ocurrió en Salem, pero merece la pena entrar en los pormenores y comprender de manera realista cómo una comunidad cayó presa de la histeria colectiva y la venganza más salvaje. Estoy segura de que te gustará, ya nos cuentas. Besos.
Hola querida, ya sabes que a mí el tema de las brujas no es que me llame mucho la atención, pero tendré este título en cuenta.
Un besazo
Es cierto, pero piensa que aquí las brujas no son hechiceras que vuelan con escobas, jajajaja. Esto va de otra cosa, mucho más ocura y terrorífica que señoras que pactan con el diablo. Besos.
Hola Mónica, muy interesante tu reseña, me la apuntaré para tenerla en cuenta porque aunque no leo muchas obras de teatro es un género que me gusta.
No sabía que Miller fue investigado por McCartney.
En cuanto a lo del antepasado juez de Nathaniel Hawthorne tampoco lo sabía pero ahora me explico que en «La casa de los siete tejados » apareciera el personaje de un juez implacable…debió inspirarse en su familiar.
Puse McCartney y quería decir McCarthy! Me la ha jugado el móvil! Ja, ja…Ni que estuviera hablando de los Beatles!!
Yo tampoco lo sabía hasta que nos lo explicó MH en su reseña de «La casa de los siete tejados». Arthur Miller ya presenta al juez Hathorne como amargado y despiadado, no es de extrañar que su descendiente escritor se cambiase el apellido como protesta por las barbaridades que cometió ¡y que jamás se arrepintió o pidió disculpas por ello! Creo que «Las brujas de Salem» es una obra clásica muy recomendable para los lectores que deseen comprender a fondo qué ocurrió en Salem en el siglo XVII, pero también cómo era el clima de desconfianza y persecución en los Estados Unidos de la Guerra Fría. Un abrazo.
Querida Mónica, sabes que me encanta que te haya gustado tanto la obra de teatro. Si no la hubiese releído hace unos años te hubiese acompañado seguro, porque es una joya. Sobre los hechos reales, creo que el tiempo ha hecho que no nos demos cuenta del auténtico terror que se instaló en Salem durante aquellos meses y la de personas inocentes que murieron por rencillas y venganzas. Hoy en día Salem es un pueblo en el que se venden brujas como recuerdo y en el que su modus operandi turístico gira en torno a unas brujas que jamás existieron. Qué poca memoria histórica tenemos, y como seguimos repitiendo la historia (que es lo que realmente quería contar Miller, como bien dices).
¡Besote!
Te agradezco mucho que me recomendaras esta obra de Arthur Miller; aunque tenía muchas ganas de leer algo de este autor, reconozco que había pasado por alto este título porque al final, más o menos, todos sabemos qué ocurrió en Salem a finales del XVII, ¡es tan famoso! Sin embargo, una cosa es pensar que sabes cómo fueron los juicios y otra cosa muy distinta es que Miller te lo muestre. Me ha encantado tanto la dramatización de los hechos como las aclaraciones del autor poniendo marco histórico (¡imprescindible!). Miller podría haber sido un excelente historiador y ensayista. Y su paralelismo con la caza de comunistas durante la Guerra Fría es tan acertado… Exacto, una pena, pero es un ejemplo de cómo la Historia se repite cuando no aprendemos del pasado. Un besote.