Las luminarias, de Eleanor Catton

Walter Moody, un joven caballero inglés en busca de fortuna en las concesiones de oro de Nueva Zelanda, llega a Hokitika durante el invierno de 1866 e interrumpe la reunión de doce hombres en el salón de fumadores del hotel Crown. Durante esa noche, Moody escucha la sorprendente historia de Crosbie Wells, un ermitaño que ha aparecido muerto en su cabaña rodeado por una fortuna en oro. Alrededor del misterio de la muerte de Wells se suceden la desaparición de Emery Staines, un joven afortunado, la aparición en circunstancias extrañas de Anna Wetherell, una prostituta adicta al opio, la preocupación de un político por un caso de chantaje, los intereses económicos de banqueros e intermediarios, la villanía de un capitán llamado Carver, traficante de opio, y la sospechosa viuda de Wells, que aparece de la nada para reclamar el oro del difunto. Cuando los acontecimientos se precipitan en una sucesión sorprendente, Moody tomará cartas en el asunto para atar todos los cabos de esa extrañísima historia y que se haga justicia, aunque para ello precise de la colaboración de los doce hombres del Crown.

«Los doce hombres congregados en la sala de fumadores del hotel Crown daban la impresión de ser un grupo reunido al azar. Por la variedad de portes y atuendos (…) podrían haber sido doce extraños en un vagón de tren, cada uno rumbo a un rincón distinto de una ciudad dotada de niebla y mareas suficientes para separarlos.«

Eleanor Catton es una escritora que vive en Nueva Zelanda desde la infancia y Las luminarias, meticulosamente ambientada en este país durante la fiebre del oro del siglo XIX, es su segunda novela, una obra traducida a varios idiomas y galardonada, entre otros premios, con el Man Booker Prize. A lo largo de sus 800 páginas, Las luminarias cuenta una historia de misterio, de aventureros en una tierra inhóspita sedientos de oro, de traficantes y asesinos, de ladrones y chantajistas, de venganza, de amor, de engaños y de fabulosas coincidencias astrológicas. La prosa de Catton, suntuosa y elaborada, se aligera sin perder su riqueza a medida que avanzan los capítulos, pero probablemente, junto a la trama, la ambientación histórica y los personajes, es uno de los puntos fuertes de esta novela.

Es complicado reseñar una novela de este calibre, por su extensión, por la complejidad de sus escenas y detalles de la trama, y la cantidad de personajes protagonistas que maneja la autora, a los que describe con minuciosidad y relaciona con cada uno de los astros del tarot y su correspondencia astral. Personalmente, me ha parecido una gran novela, me ha gustado mucho y me ha sorprendido por su originalidad y por la dificultad que entraña su escritura. Creo que necesita una lectura atenta a los detalles y reconozco que la primera parte invita a tirar la toalla por su extensión y la minuciosidad de sus descripciones, así como la obsesión por los detalles irrelevantes o los diálogos dispersos, a través de los cuales los personajes intentan proporcionar la menor cantidad posible de información. Pero una vez superada esa primera parte, la narración se agiliza y el suspense, que se mantiene hasta el final, se entrelaza con la satisfacción de ir encajando las primeras piezas del misterio.

No es una novela que me atreva a recomendar a todo el mundo porque es excéntrica y requiere de paciencia y una lectura muy atenta en su primera parte. Además, la brevedad de los últimos capítulos del libro resulta algo decepcionante: quedan algunos cabos sueltos, otros solo se solucionan apelando a la imaginación del lector, y se echa en falta el desarrollo de algunas escenas enfrentando a personajes protagonistas de gran carisma que se merecían más que una línea para solventar una tensión acumulada durante 700 páginas. Una tiene la sensación de que Eleanor Catton se quedaba sin papel para cerrar esta tremenda novela como se merecía, o que se había cansado de escribir, o que sus editores le habían llamado la atención por la enormidad de páginas. Llegados a este punto, a mí no me hubiese importado leer otro volumen adicional con tal de que todas las piezas y personajes cerrasen con la excelencia con la que la autora abre Las luminarias. Pese a todo, he disfrutado muchísimo con esta lectura, que me ha ocupado la mitad de mi verano, y que me ha permitido aventurar hipótesis y compartir teorías con MH de Las inquilinas de Netherfield, así como cotillear sobre los magníficos personajes.

Lector, una aventura neozelandesa con un toque sobrenatural en plena fiebre del oro.

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6 respuestas a Las luminarias, de Eleanor Catton

  1. MH dijo:

    Ay, Mónica, nunca unos vestidos dieron tanto que hablar y aventurar… jajaja. Ya sabes mi opinión, me ha parecido un muy buen libro hasta el final, y ese final ha moderado mucho mi valoración conjunta de las 800 páginas. Y me ha dado mucha pena, porque es un libro que exige mucho al lector, y yo como lectora he acompañado a los personajes en cada una de las páginas, tragándome escenas irrelevantes y apuntes sobrantes solo por la grandeza que luego demostraba en otros pasajes… pero ese final para mí es un NO. Aun así Eleanor Catton me parece una muy buena escritora, leeré lo siguiente que nos llegue suyo sí o sí y el libro en cuanto a documentación sobre la época, la fiebre del oro y el retrato social de un continente que era en aquellos momentos cuna de emigrantes en busca de una nueva vida y fortuna, además de destino obligatorio de convictos, me parece trabajadísimo.

    ¡Besote!

    • Monica dijo:

      Cierto, querida, coincidimos. Lo hemos pasado en grande en esta larga aventura, pero pasar por la contemplación de los helechos no se merecía ese final ;-))) De todas formas, me da pena que la reseña ha quedado un poco negativa, porque la novela es extraordinaria y Eleanor Catton, como bien apuntas, escribe muy bien. Me apunto a leer contigo el próximo de la autora, no lo dudes. Besos.

  2. Norah Bennett dijo:

    A mí no me la recomiendes. ¡Porque ya la he leído! Coincido 100% con todo lo que dices. Me lo pasé en grande con esos personajes y todo lo que les pasa. Aunque al principio, más que poner pega por la.minuciosidad, se la pongo en que era un poco lioso.
    No entendí bien lo de las luminarias, lo que explica en esos párrafos que había por ahí sueltos al respecto.
    Me acuerdo de muchos pasajes, es curioso porque este tipo de libros de tanta aventura y tan largos se me olvidan rápido.
    Yo también creo que en la parte final nos puso el esquema en vez el relato completo. Igual hizo un cortapega de sus documentos y pegó el storyboard en vez de la novela. ¿Te imaginas?
    Tengo muchas ganas de leer más de la autora y una cosa te digo, no me importa que sean minuciosos cuando me hablan de sitios que nunca voy a conocer y encima pasan tantas cosas.
    Besos

    • Monica dijo:

      Ay, pues sí que podría ser eso del corta y pega que comentas, jajajaja. Como le decía a MH, una pena, porque en conjunto me parece una novelaza y me da rabia ese final tan esquemático. No me atrevo a recomendarla porque requiere de una lectura pausada y atenta, sobre todo en la primera parte, pero se queda como una de las mejores lecturas de este año. ¡Y por supuesto que leeré lo próximo que publique la autora! La esperemos. Besos.

  3. Nitocris dijo:

    Hola Mónica, este es uno de los libros que tenía marcado como interesante. No sé si al final tu reseña y la opinión de MH me van a hacer recular un poco. En cualquier caso tengo tantos otros a los que les tengo más ganas que igual se queda sin leer…
    Un besazo

    • Monica dijo:

      Pues mira, creo que MH y yo coincidimos en que nos da rabia ponerle pegas al final tan esquemático porque de verdad que es una gran novela y la hemos disfrutado mucho. Solamente que son más de 800 páginas y el lector se merece algo más después de haber llegado hasta el final con los ojos como platos. Pero, claro, sería trampa recomendar esta novela con entusiasmo sin avisar de lo que nos ha pasado. Besotes.

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