Jane Ellen Harrison (Yorkshire, 1850 – Londres, 1928) fue historiadora, escritora, sufragista y una de las primeras mujeres en impartir conferencias universitarias en Inglaterra. Pese a su educación religiosa y convencional, su carácter independiente y curioso la llevó a viajar por Europa, Rusia y Grecia, siempre atenta al estudio de la religión y el arte clásicos. Sus excelentes relaciones sociales y profesionales la llevaron a conocer a George Eliot, Robert Browning, Henry James, Alfred Tennyson o Frances Darwin, entre muchos otros intelectuales de su época. Virginia Woolf fue la editora de sus memorias, cuidadosamente blanqueadas cuando ya era una de las estrellas de Cambridge, admirada por los jóvenes de Bloomsbury.
«He hablado mucho de personas y nada de libros, aunque la influencia de los libros en mi vida ha sido constante y muy profunda. Cuando me mudé a la capital me hice miembro vitalicio de la Biblioteca de Londres: vivir allí era muy caro, pero pensé que si las cosas se ponían feas, con un suministro constante de libros y un poco de calderilla para tabaco, yo podría afrontar con bastante ánimo el asilo para pobres.«

Compré este libro hace algunos meses, en parte por la reseña que le dedicó Undine en su blog, en parte porque Jane Ellen Harrison era una New Women victoriana y me había encantado Historia de una tienda (regalo y recomendación de MH de Las inquilinas de Netherfield), y en parte porque me dio la sensación de que serían unas memorias parecidas a las de Gwen Raverat, con las que tanto había disfrutado el año anterior. No conocía a Jane Ellen Harrison y después de leer estas breves memorias, debidamente blanqueadas y demasiado concisas, me ha quedado la sensación de que sigo sin saber demasiado de ella, aunque sí más de la época en la que vivió y cómo hizo frente a las dificultades de género casi insuperables de una mujer que deseaba estudiar en las últimas décadas del siglo XIX.
He disfrutado más del magnífico estudio preliminar de Aurora Ballesteros, traductora y editora de este libro, que del resumen autobiográfico de Jane Ellen Harrison. Aurora Ballesteros contextualiza la época histórica que marcó la juventud estudiantil de Harrison con brillantez y claridad: hasta 1870, las universidades de Oxford y Cambridge no aceptaron mujeres como alumnas y no fue hasta el cambio de siglo cuando se les permitió realizar los exámenes de titulación. Harrison estudió en el Newnham college de Cambridge, donde se procuraba a cada alumna una habitación individual (de ahí el título de Una habitación propia de Virginia Woolf) que se empapelaba con los diseños de Morris para que fuese agradable y femenina en un intento de que las chicas estudiasen allí. En 1850, el modelo de educación femenina era «el ángel del hogar», cualquier instrucción terminaba en la adolescencia y toda enseñanza giraba en torno a preparar a una buena esposa y administradora del hogar.
Aunque Harrison perteneció a la primera generación de mujeres inglesas universitarias, hacia la década de los años 80 del siglo XIX los estudios científicos todavía defendían que estudiar y leer alteraba el ciclo reproductivo de la mujer y que la raza inglesa se vería seriamente perjudicada si se dejaba a las mujeres seguir en las universidades. Cuando Harrison ayudaba a recaudar fondos para instituciones de apoyo a la educación femenina, recuerda que todos los discursos de los hombres que apoyaban la causa terminaban con la frase «Una mujer perfecta, preparada de forma sublime para aconsejar, cuidar y gobernar la casa«; y que cuando empezó a impartir conferencias de arte griego en las universidades inglesas, su hermanastro, que estudiaba en Eton, le suplicó que no fuese a su college, pues lo pondría en ridículo. La excelente introducción de Aurora Ballesteros, que también analiza con mucho acierto la influencia de la cultura griega en la Inglaterra victoriana, y las primeras páginas de las memorias de Jane Ellen Harrison me parecen perfectas para entender los cambios en la sociedad victoriana y una de las causas de origen de la invisibilidad de las autoras que escribieron antes del siglo XX.
Lector, conocer la Historia es comprender nuestro presente.
También te gustará: Historia de una tienda; Un retrato de época; La librera y los genios
Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en el siguiente enlace:
Memorias de una estudiante victoriana
Hola. También yo me apunté en casa de Undine pero me da rabia eso de blanquear y quitarle chicha al asunto porque se queda la cosa como descafeinada, es como si le restaran vida. Como si fuera una historia en dos dimensiones, y no con luces y sombras, con lo que nos gusta una sombra a los lectores. Es el tipo de libro que si lo pillo por la biblio se viene a casa. Pero me llama más el de la tienda. Por cierto, estas mujeres eran unas suertudas, viajando y conociendo a gente interesante por el camino.
Besos
Me encantó la trama, y más que nada como relata una mujer la vida en esos años. Me encantaría saber como fueron sus viajes y su vida en general.
Besos y abrazos amiga!.
Pues creo que esta vez no me lo voy a llevar. No me termina de tentar.
Besotes!!!
Hola Mónica, pues creo que este le dejo pasar. No me llama mucho la atención. Como dice Norah leería antes el de Historia de una tienda, que tengo apuntado desde la recomendación de MH…
Un besazo