Al fallecimiento de su padre, las cuatro hermanas Lorimer quedan en una precaria situación económica. Gertrude y Lucy, reacias a depender de la caridad de sus parientes, proponen salir adelante por sus propios medios. Inteligentes y bien formadas, deciden continuar con el negocio familiar y abrir una tienda de fotografía en Baker Street, mientras Fanny, la mayor, lleva las tareas domésticas y Phyllis, la menor, se aburre y languidece junto a la ventana. A finales del siglo XIX, en Londres, aunque su pequeña tienda no fuese el único negocio regentado únicamente por mujeres, todavía rozaba la línea del escándalo de las convenciones sociales que las señoras viajasen solas en transporte público. Sin embargo, aunque todos los inicios son difíciles, las hermanas salen adelante con mucho sentido del humor y la firme promesa de no ser pesimistas. Intranquilas por el miedo a las murmuraciones, hartas de que los clientes quieran pagar menos por las fotografías porque son mujeres, y siempre justas de dinero, su nueva vida las compensa con la posibilidad de conocer a artistas e intelectuales mucho más afines a sus intereses que las señoritas ricas sin oficio alguno.
«—Ay, Gertrude, ¿acaso tenemos que llegar al extremo de… abrir una tienda? —preguntó Fanny, horrorizada.
—Estás anticuada, Fanny —contestó Lucy rápidamente—. ¿No sabes que regentar un negocio se considera algo elegante, que los poetas venden papel de pared, que algunos hombres muy distinguidos comercializan lámparas y que las estudiantes de Guirton confeccionan sombreros sin que nadie las critique por ello?«

Amy Levy (1861-1889) fue una escritora inglesa de origen judío que empezó a escribir a los trece años y se suicidó cuando apenas contaba con veintiocho. Educada en el seno de una familia de clase media-alta, Levy fue la segunda mujer judía que consiguió entrar en la Universidad de Cambridge. En el estupendo prólogo de Gonzalo Gómez Montoro, en la segunda edición de Chamán Ediciones, se nos advierte de que fue olvidada como casi todas las escritoras tardovictorianas, que se la puede considerar como precursora del Modernism de Wolfe y Lawrence, y que si no hubiese muerto tan joven probablemente se habría convertido en una gran autora.
En Historia de una tienda, Amy Levy recrea un retrato de la New Woman de su época: esa mujer que a finales de la época victoriana se cuestiona la sociedad patriarcal en la que vive y sale de casa (sola) para trabajar y estudiar y frecuentar clubes sociales. Las hermanas Lorimer, excepto Fanny que, por contraste y por edad sigue siendo una mujer tradicional, representan ese espíritu emprendedor femenino que no se conforma con vivir a expensas de sus parientes más ricos porque han perdido al cabeza de familia. Lucy estudia fotografía con un reputado profesional, Gertrude viaja en autobús sola (¡y en el piso superior, al aire libre!), Phyllis se relaciona con el sexo opuesto con naturalidad. Esta actitud vital tan acorde con los primeros movimientos feministas ingleses, contrasta con la del personaje de Constance Devonshire, la amiga rica de las Lorimer, cuya vida no es más que una sucesión de bailes a la caza de un buen partido.
Me ha gustado Historia de una tienda por muchas razones, pero sobre todo por la prosa directa y brillante de la autora, sus diálogos, sus protagonistas y el sentido del humor. Especialmente interesante me ha parecido que plantease la cuestión de que las hermanas Lorimer consiguen vivir plenamente al perder su posición social y, en cambio, acceder a círculos artísticos e intelectuales mucho más afines a ellas. Comentando la novela con Mrs. Hurst, de Las Inquilinas de Netherfield (por cuya reseña conocí este libro), le decía que me ha gustado más que Mujercitas porque Amy Levy se atreve a ir donde Louisa May Alcott no se atreve: las Lorimer sí que son valientes, decididas, rebeldes, capaces de tomar las riendas de su vida, de desafiar a la sociedad de su época y valerse por sí mismas, dejando de lado cualquier mojigatería religiosa y libros del peregrino. Entiendo de Louisa May Alcott no podía escandalizar a la sociedad con su Mujercitas porque era un encargo editorial y necesitaba el dinero de un bestseller para comer y que por eso se plegó a los gustos y convenciones de la época, pero es imposible hablar de personajes femeninos extraordinarios a finales del siglo XIX y no comparar ambas novelas.
Lector, es tan incomprensible que la Historia se haya olvidado de Amy Levy como que lo haya hecho de Lucy Clifford.
También te gustará: Mujercitas; Preciosa Polly Pemberton; El general Ople y Lady Camper; La nueva madre
Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en el siguiente enlace:
Historia de una tienda
¿Sabes a qué me recuerda? A las hermanas Bunner, de Wharton. Soy muy básica, es porque también tenían una tienda y llegaban peladas a fin de mes. Oye, que yo soy la hermana curranta y le doy una colleja a la otra que se espabile y deje la ventana un rato. Me gustan estas historias que retratan vidas sencillas y que aunque sacan el tema de la mujer no pierden de vista lo que son, novelas.
Me apunto.
Besos
Anda, pues es cierto, no había caído en las Bunner, pero no me da la sensación de que se parezcan. Recuerdo las Bunner muy atrapadas en la miseria, en una situación sofocante y claustrofóbica, como tan bien sabe escribir Wharton. Aquí vas a encontrarte unas hermanas mucho más alegres y dispuestas a ser felices, y más simpatía. Las Lorimer no están atrapadas sino todo lo contrario: al bajar de posición social por fin se sienten libres de relacionarse con artistas e intelectuales y de convertirse en mujeres emprendedoras. No sé si me explico bien. Besos.
Es imposible no comparar esta novela, que no conocía, con «Mujercitas». Louisa May Alcott se explayó con un personaje femenino revolucionario para la época en «Tras la máscara», pero evidentemente «Mujercitas» era para comer y tenía que plegarse a los gustos de la época.
Al igual que a Norah, a mí también me ha recordado a «Las hermanas Bunner». Lo de la tienda imagino y el hecho de tener que regentarla para sobrevivir.
Tomo nota de esta novela que creo que habiendo leído las dos que nos sugiere es el complemento perfecto.
Un beso.
Completamente de acuerdo con lo que comentas de «Mujercitas», esta novela es justo lo que Alcott no pudo escribir para sus protagonistas. Creo que te gustará mucho por la fuerza de los personajes y por ese retrato de la New Woman tardovictoriana, ya me contarás. Besos.
Siempre te digo lo mismo, que qué te voy a decir que no te haya dicho ya… para mí el gran personaje de esta novela es Gertrude, pero todo el conjunto es fantástico y nos abre una ventana a un mundo que estaba cambiando para las mujeres con unas protagonistas que no tienen miedo ninguno a abrazar ese nuevo mundo.
Por cierto, desde que supe que la novela se llama «Romance of a shop», casi que me hubiese cencantado que hubiese mantenido ese título en castellano… «Romance de una tienda». Es que me parece precioso.
¡Besote!
Me encantó lo que me comentaste sobre el paralelismo entre Gertrude y Elinor de «Sentido y sensibilidad», y es cierto que alrededor de Gertrude pivota toda la trama y las hermanas. Su carácter firme y su responsabilidad casi enfermiza… suerte de ese final que tanto me encanta, tú ya me entiendes. Y sí, tienes razón, mucho más bonito el título original aunque quizás lo cambiaron para no dar pie a confusiones amorosas, no sé. Mil gracias por descubrirme esta maravillosa lectura, me ha encantado. Besos.
Estoy encantada con la reseña mostrada, no conocía a la escritora Amy levy. Ahora que se viene la Feria de Lima (virtual), voy a ordenar el libro.
Yo tampoco la conocía, fue gracias a la recomendación del blog Las Inquilinas de Netherfield y su maravillosa reseña. No la dejes escapar porque te gustará. Un abrazo.
Hola guapísima, ya había apuntado este libro (para el reto del año que viene,jeje) después de leer a MH. Pero ahora me has dado un dato para colocarlo en otra premisa diferente a la que había dado MH. Una de la que además tenía pocas obras. Bien!!!
Un besazo
Fíjate que andaba pesarosa buscando un libro para la premisa de los autores que murieron antes de los 35 años y todo lo que encontraba o ya lo había leído y no me apetecía repetir o no me gustaba a priori. Así que le pregunté a nuestra Mrs. Hurst y me recomendó esta maravilla. Te va a encantar, ya verás, deseando leer tu reseña. Besos.
Recién acabo de finalizarlo y me ha encantado… Una delicia… :)