Jerusha Abbot, residente del orfanato John Grier, recibe una sorprendente noticia: uno de los benefactores de la institución le ha otorgado una beca para que pueda ir a la universidad. La única condición que se le impone a la joven huérfana es que escriba con regularidad a su mecenas para informarle sobre sus estudios. Jerusha encaja a la perfección en su nueva vida universitaria y sus misivas muy pronto reflejan el entusiasmo y la alegría de una chica que, por vez primera, ve su futuro con optimismo. Al fin y al cabo, el mundo espera de ella que se convierta en escritora.
«Porque le diré, Papá: yo creo que la cualidad más importante que puede tener una persona es la imaginación, porque es lo que hace posible que alguien se ponga en el lugar de otro. Y eso vuelve a la gente comprensiva y capaz de sentir compasión. Es una cualidad que debería inculcarse desde la infancia. En cambio, el orfanato John Grier desterraba, en cuanto aparecía, todo atisbo de imaginación en algún huérfano. El deber era la única cualidad que se fomentaba. Por mi parte, creo que los niños deberían ignorar el significado de esa palabra odiosa y detestable, y que se les debería enseñar a hacer todas las cosas por amor.«

En Navidades, una amiga me regaló esta edición de Papá Piernas Largas, de Jean Webster, sabiendo que el ejemplar que yo tenía en casa era casi de museo y que es uno de los títulos preferidos de mi adolescencia. Tenía muchas ganas de volver a leerlo —¿por sexta vez?— y he aprovechado las vacaciones de verano para disfrutarlo como se merece. Aunque ya tengo reseña en el blog, donde explico la biografía de la autora y el contexto de este libro sobre las oportunidades que la educación podía ofrecer a una mujer pobre y desarraigada, he querido volver a hablar de ella para la premisa de novela epistolar del reto Todos los clásicos grandes y pequeños (II Edición).
En esta relectura, me he fijado más en otros aspectos de la novela, sobre todo en los educativos. Me ha llamado la atención que la formación universitaria en literatura inglesa de Norteamérica a principios del siglo XIX fuese casi exclusivamente sobre autores británicos. La protagonista, que desea ser escritora, lee a las hermanas Brontë, a Jane Austen, a Shakespeare, Coleridge, Shelley, Keats, Henry James, Stevenson… Incluso la cita que he escogido, sobre la imaginación, me ha hecho pensar en Charles Dickens y su crítica demoledora al sistema educativo inglés de su época. Ni una sola mención a un autor estadounidense. Y eso que la madre de Jean Webster era sobrina de Mark Twain. Curiosidades aparte, he vuelto a disfrutar muchísimo con esta novela epistolar tan amable y enternecedora. Me encanta la visión optimista general de la historia, la sorpresa final y el sentido del humor de la protagonista. No me canso de recomendarla, también para adolescentes.
Lector, qué paz volver a antiguos lugares queridos y encontrarlos tan acogedores como se los recordaba.
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¡HOLA, HOLAAAAAAAAAAAAAAAA!
Desde que vi este libro en tu Instagram he sentido curiosidad por él. Ahora, sabiendo que fue uno de tus libros favoritos de la adolescencia y que a día de hoy, te sigue haciendo sentir tanto o más que entonces creo que tendré que hacerme con esta edición. Porque como has dicho, hay libros que se convierten en hogares. Mil gracias por la recomendación.
¡SE MUUUUUUUUUUUUUY FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ !
Hola, querida mía. Siempre he guardado un recuerdo precioso de esta novela epistolar, y eso que la edición que tenía era tan antigua que la traducción resultaba un poco raruna. Lo he leído varias veces y siempre te deja una sonrisa en los labios. Esta nueva edición está muy bien y además conserva las ilustraciones originales de la autora. Creo que te encantará, no te lo pienses más. Besos.
Hola Mónica, tengo esta edición que gané en el sorteo de aniversario de las Inquilinas de Netherfield… Lo tengo preparado para la premisa de novela juvenil así que acabará cayendo este año… Le tengo ganas.
Un besazo
Pues cuando necesites un respiro, cuando necesites una lectura feelgood, cuando necesites algo amable y tranquilo, no dudes en acudir a Papá piernas largas. Creo que te encantará porque es muy charming. Ya me contarás. Besos.
Hola Mónica,
Muchas gracias por tu reseña. La verdad es que siempre me ha atraído esta historia y de pequeña vi una película antigua (¿Con Lesley Caron?) que me gustó mucho pero al final, por pitos o flautas, nunca he llegado a leer la novela. Ahora que he visto tu reseña y la pones tan bien (parece una heroina como Anne Shirley) ¡La voy a apuntar en mi lista de próximas lecturas!.
No sabía que era una novela epistolar, ¡Me has dado en el hueso dulce!. Me encantan las novelas epistolares. La última que he leído es la encantadora «La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey »
Un abrazo :)
Pues no he visto la película, pero creo que también sale Fred Astaire, seguro que tiene su encanto. A mí también me gustan muchísimo las novelas epistolares (¡Y me encanta «La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey! por culpa de esta novela publiqué «Un hotel en ninguna parte») y aunque tienes que pensar que esta fue escrita a pricipios del siglo XX, creo que te gustará mucho. Es cálida, tierna, sencilla y encantadora, perfecta para cuando necesites algo amable. Besos.