Corren los años ochenta en Inglaterra y Bella Winters acaba de mudarse a Richmond con su hija Marline para hacerse cargo de una pequeña tienda de antigüedades. En los últimos años, ha conseguido alejarse del odio de su madre, del egoísmo de su exnovio tacaño y miserable e incluso del complejo por la cicatriz que le dejó en la cara un accidente de coche. Por primera vez en mucho tiempo, sabe que es feliz cuidando de su encantadora hija, comprando y vendiendo antigüedades y viviendo en las bonitas habitaciones del piso de arriba de la tienda. Incluso hace nuevas amigas, como Mary Meadows o la señorita Murray. Aunque por encima de todo están Bernard y Gertrude, un matrimonio anglogermano que vive en una curiosa mansión con parque propio. Bella jamás olvidará la primera vez que vio a la hermosa Gertrude en su jardín, con su pelo negro como la noche, su piel blanca como la nieve y sus labios rojos como la sangre… como la sangre que brotaba de una herida en sus delicadas manos, las mismas que poco después comerían a puñados los frutos del enebro de su jardín a la espera del nacimiento de su primer hijo.
«El primer lunes de mayo, Gertrude llamó para decirme que cerrase la «dichosa tiendecita» y fuera a pasar el día con ella para cuidar del jardín.
—Llevas dos fines de semana sin venir y no te imaginas cómo se está poniendo. Las flores se están apoderando de todo; todas las raíces, bulbos y semillas que he plantado han agarrado, esto parece una jungla.«
Barbara Comyns (1907-1992) escribió El enebro cuando tenía algo más de setenta años y fue publicado por vez primera en 1985. Se trata de una obra de madurez que versiona el terrible y macabro cuento de los hermanos Grimm en el Richmond del siglo pasado con la frescura de una autora que llevaba años fuera de su país de nacimiento y el encanto de su estilo inquietante y ameno, precursor del realismo mágico. Comyns suaviza la morbosidad y el gore del cuento original recreando a una protagonista tan real que parece de carne y hueso atrapada en una pesadilla creciente. El lector, aliviado por la vida feliz que la pobre Bella ha conseguido en su tienda de antigüedades, empieza a temerse lo peor cuando la protagonista renuncia a ese oasis de paz y una atmósfera de que algo terrible va a suceder, con urracas sobrevolando el enebro incluidas, se apodera de las páginas finales como un oscuro presentimiento tenebroso y terrible.
El enebro está más cerca de Los que cambiaron y los que murieron (1954) que de La hija del veterinario (1959), tanto por la inquietud casi surrealista y onírica que planea por sus capítulos como por la magnífica prosa y el estilazo de Barbara Comyns. De frases cortas y contundentes, léxico sencillo y adjetivación precisa, la narración de Comyns tiene ritmo propio, fluido, y una incesante sensación de que algo espantoso está a punto de suceder. La construcción de los personajes es extraordinaria, sobre todo la de Bella Winters, con sus luces, sus sombras, sus anhelos y su frágil felicidad, que contrasta —por su sólida realidad y mala suerte— con el personaje casi mágico, idealizado como las madres en los cuentos de los Grimm, de Gertrude Forbes. Comyns, que estudió arte en Londres y trabajó un tiempo como ilustradora para un estudio de animación, utiliza con intención y acierto colores, texturas e imágenes no solo para contraponer a los dos personajes sino para recrear cada escenario (la tienda y la casa de los Forbes, el jardín y el parque) con toda intencionalidad. Sin duda, uno de los títulos de la autora que más he disfrutado y que recomiendo encarecidamente a los admiradores de la prosa y peculiar estilo de Barbara Comyns.
Lector, cuidado con morder la manzana.
También te gustará: Del enebro; Los que cambiaron y los que murieron; La hija del veterinario
Hace tiempo que tengo en mi lista Los que cambiaron y los que murieron, pero creo que El enebro lo va a pasar por delante. Me has atrapado totalmente con esta reseña tan fantástica. Que sea precursor del realismo mágico, me convence totalmente.
Un beso.
A mí me han gustado muchísimo ambos títulos, así que te los recomiendo los dos, seguro que los disfrutas. Sí, no acaba de ser realismo mágico, pero tiene ese toque casi onírico, tan excéntrico, que hace de esta autora una precursora y, sin duda, la dota de un estilo propio genial. Besos.
Hola guapísima, leí El enebro de los hermanos Grimm en una edición preciosa que no sé si te vi a ti o a algún otro por el mundo blogger… Esta reseña comienza muy bien y la novela, imagino, que igual… La tendré en cuenta por si quiero comparar con la obra original.
un besazo
Creo que te refieres a la edición de Jekyll & Jill de «Del enebro» de los Grimm, ¿a qué sí? Es una joyita y me parece perfecta como regalito/detallito por lo bonita que es. La novela de Comyns toma este cuento de los Grimm como punto de partida y escribe su propia versión, aunque no tan gore y sangrienta pero sí muy inquietante. Me encantará leer tus impresiones si te animas a leerlo. Besos.
Tú lo recomiendas, y yo lo anoto. Me encanta esta autora y este es uno de los títulos suyos que me quedan por leer. Comyns es tan diferente que, ahora que vamos camino del otoño, apetece bucear en sus inquietantes y mágicas atmósferas.
Estupenda reseña, querida Mónica!!
Un abrazo
Pues la descubrí gracias a «Los que cambiaron y los que murieron» y me quedé prendada de su estilo y de esas atmósferas tan oníricas y escenas originales, casi al borde de lo mágico, que evocaba. Después leí «La hija del veterinario», pero no me gustó tanto, era otro registro distinto. Creo que con «El enebro» me he reconciliado con la autora. Estoy segura de que te gustará, aunque sobre todo nos gustará que llegue el otoño de una vez por todas ;-) Besos.
Me descubres autora y novela y, para variar, me dejas con muchas ganas de leerla.
Besotes!!!
Pues creo que te va a sorprender para bien, no solo por el estilo y la prosa de Barbara Comyns (que no te va a dejar indiferente) sino porque los personajes y la tensión creciente de la historia te mantienen ojiplática, ya verás. Besos.
Hola Monica, muy buena reseña de la novela. Me la anoto para terminar el verano, parece ser bastante atrapante. Te mando un beso enorme y seguiré siguiendote!.
Abrazo.
Hol, Roberto, siempre es un placer leerte y comentar lecturas contigo, gracias por pasarte. Te recomiendo mucho a esta autora, estoy segura de que te sorprenderá. Besos.
¡Me gusta! Pero acaba bien, no? Porque yo finales tristes no quiero. Aunque se ponga la cosa fea, es que ya solo con lo que has contado me han caído bien, espero que luego remonte. Me parece extremadamente cruel cuando los cuentos acaban mal. La atmósfera me ha recordado a Siempre hemos vivido en el castillo. Esa sensación de ay, ay, ay, que algo va a pasar.
Besos
¡Sí, justo esa sensación! Y va in crescendo durante toda la novela. A ver, drama hay, por supuesto, está basado en el dramón gore de los hermanos Grimm (que ya sabes que no se andaban con chiquitas), pero es más tensión y suspense psicológico que no de llorar a moco tendido (nada de lloros, garantizado). ¿Te atreves? Besos.