Lord Henry Wotton, un cínico, egoísta e ingenioso desocupado, se queda totalmente fascinado por la nueva obra de su amigo Basil Hallward, un pintor londinense de renombre que reconoce que ha plasmado el mejor cuadro de su vida. La obra es el retrato del joven y apuesto Dorian Grey, una pintura tan vívida que parece incluso más viva que el original. Cuando Dorian conoce a Henry en casa del pintor, se queda fascinado por las ideas epicúreas y estéticas de Henry, quien mantiene que el arte solo debe ser hermoso y que lo bello es lo único que importa. Tocado por el panegírico de su nuevo amigo respecto a la fugacidad de la juventud y la belleza, Dorian maldice su suerte y pide un deseo: que el retrato, en lugar de su persona, acuse la experiencia de su vida. Inmerso en un torbellino de pasiones, de placer y de descubrimiento, el joven pondrá a prueba los límites de la moral de su época a la vez que se hunde en la corrupción más deleznable y egocéntrica.
«Hora a hora, semana a semana, aquella cosa del lienzo envejecería. Quizás podría escapar al horror del pecado, pero el horror de la edad estaba aguardándole allí. Las mejillas irían hundiéndose y volviéndose flácidas. Amarillentas patas de gallo se formarían poco a poco alrededor de los apagados ojos y los volverían horribles. El pelo perdería su brillo, la boca se abriría o caería, adquiriría un aspecto estúpido o grosero, como lo es la boca de los viejos. Tendría ese cuello arrugado, esas manos frías y venosas, ese cuerpo contrahecho que él recordaba en el abuelo que tan severo había sido con él durante su infancia. Había que esconder el cuadro. No quedaba otra solución.«
Oscar Wilde (1854-1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés famoso por su aguzado ingenio y por obras tan universales como El fantasma de Canterville, La importancia de llamarse Ernesto o El retrato de Dorian Grey, entre otras obras. Publicó por primera vez El retrato de Dorian Grey en junio de 1890 de la mano de un editor americano, que lo publicó a la vez en Inglaterra y en Estados Unidos. Pero las criticas demoledoras y el escándalo que supuso esa primera versión de la novela obligó a Oscar Wilde a suavizarla en una segunda versión e incluso a autocensurarse en una tercera y una cuarta. Las referencias a la homosexualidad, al decálogo esteticista de Wilde (que ponía la belleza y el arte por encima de la moral) y su retorcida filosofía sobre el bien y el mal pusieron El retrato de Dorian Grey en la lista negra de la literatura inglesa y cuando el autor fue llevado a juicio en 1895, acusado de sodomía y grave indecencia, el abogado del marqués de Queensberry leyó en voz alta al jurado algunos pasajes del capítulo 7 de la primera edición para establecer un paralelismo amoroso entre Basil/Dorian y Oscar Wilde/Alfred Douglas.
El cine y la literatura del siglo XX y del XXI están plagados de referencias a Dorian Grey y su retrato mefistofélico, pero nunca había leído el clásico original. Me había pasado exactamente igual que con La guerra de los mundos, de H. G. Wells, otro clásico que estamos tan acostumbrados a ver adaptado en la pantalla que casi nos da pereza acudir a la fuente. El retrato de Dorian Grey me ha sorprendido por su oscuridad y por ese descenso a los infiernos sin un ápice de arrepentimiento; el egocentrismo de psicópata de los protagonistas es estremecedor, una clase magistral de Oscar Wilde sobre la construcción de personajes y sobre el principio de mostrar en lugar de dar explicaciones. En los capítulos añadidos de esta segunda versión, brillan los diálogos ingeniosos propios del autor y el intento de dotar de una apariencia más costumbrista y menos contundente a una novela que pasará a la historia por un intenso debate entre el individualismo y el altruismo, el bien y el mal, y la fugacidad de la belleza.
Lector, te sorprenderá conocer al genuino Dorian Grey.
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Es una absoluta maravilla esta novela. La leí hace muchos años y ahora me has dejado con ganas de volverla a leer.
Besotes!!!
Pues fíjate que yo no la había leído, me pasó como con «La guerra de los mundos», como había visto tantas referencias en cine y en otros libros pensé que no valdría la pena. ¡Qué equivocada estaba! Besos.
Yo sí que he leído El retrato de Dorian Grey y he de decir que es absolutamente perturbador. Es curioso que Wilde escribiera un libro tan terrible y otros tan divertidos como La importancia de llamarse Ernesto o El abanico de Lady Windermere.
Tienes razón en que hay libros que conocemos de siempre sin nunca haberlos leído. Espero leer esta año La guerra de los mundos, por cierto.
Un beso.
Tienes razón, Rosa, hay un contraste brutal entre las comedias del autor y esta novela tan oscura y tortuosa. Me decía MH que Henry, el personaje que da pie a la corrupción de Dorian, era como Oscar Wilde en sus diálogos, exponiendo sus ideas sobre el arte y la moral de su época. Pero también es cierto que en los diálogos de esta novela se reconoce el ingenio del autor como siempre. Besos.
Hola Mónica! Estoy de acuerdo contigo en todo lo que señalas. Esta obra la he leído más de una vez y cuando regresé a ella hace unos años (después de haberla leído en mi adolescencia) la disfruté muchísimo. No me importaría actualizar de nuevo el recuerdo y volver a leerla, ha pasado el tiempo suficiente para que me apetezca. Además, me compré esta edición de Austral Singular que muestras para tener una atractiva para la relectura, jeje; la otra que tengo de Alianza editorial tiene una cubierta un tanto horrorosa… jajaja. Un saludito.
Cuidado con esta edición de Austral, es estupenda y muy cuidada, pero es la segunda versión de la novela; Oscar Wilde tuvo que retocarla y suavizarla porque la censura y la crítica inglesas lo habían hecho puré con la primera versión. Ya me contarás qué tal la relectura, es una de esas novelas a las que se le saca partido cada vez que se vuelven a leer. Besos.
Hola Mónica, yo leí este libro el año pasado, creo. Y la verdad es que me gustó. En la reseña pongo que en algunos pasajes me pareció muy filosófico y casi me llegó a aburrir. Pero ahora con el paso del tiempo creo que tengo un buen recuerdo de él. El final me gustó mucho.
Un besazo
Sí, ya sé a qué te refieres. Hay un par de capítulos en los que Wilde se pone un poco erudito-pesado con los estudios de Dorian Grey y el libro venenoso, ¿a que te refieres a eso? A mí también me lo pareció, pero se pasa rápido y la novela es extraordinaria. Ostras, sí, el final es uno de los mejores finales que he leído nunca y además no me lo esperaba. Besos.
Vaya, sabía que en su momento la obra ocasionó mucha polémica, pero no tenía ni idea de que había padecido varias censuras. ¿El libro que se vende actualmente de qué edición es?