Calista Frangopoulou es una compositora de bandas sonoras cinematográficas que vive en Londres, junto con su marido y sus hijas gemelas. Al final de la cincuentena, se encuentra en un bloqueo creativo y con la terrible sensación de que sus hijas ya no la necesitan: Ariane se va a estudiar a Australia y Fran, que irá a Oxford el próximo otoño, se encuentra en una encrucijada vital que se empeña en resolver sola. Un poco triste y angustiada, Calista recurre a un buen brie, aunque nunca ningún queso ni ningún vino se acercarán siquiera a la felicidad de la cata de aquel día en el que ella y Billy Wilder llegaron tremendamente tarde al rodaje de Fedora. Ya han pasado muchos años desde que Calista conoció al señor Wilder y a Iz Diamond, en Los Ángeles, pero se acuerda a la perfección, como si aquel tiempo, aquellos grandes genios del cine, pudiesen ser fáciles de olvidar.
«Y me di cuenta de que, para un hombre como él, un hombre esencialmente melancólico, un hombre para el que este mundo cruel solo podía ser una fuente de amargura y desilusión, el sentido del humor no era solo algo bonito sino algo necesario, que contar un buen chiste podía aportar un momento, fugaz pero maravilloso, en el que la vida tenía un extraño sentido y ya no parecía ni azarosa ni caótica ni inescrutable. Me alegró pensar que en medio de todos los problemas espinosos del mundo seguía conservando aquella fuente de consuelo.«
Jonathan Coe es un novelista inglés que empezó su carrera literaria a finales del siglo pasado y que se caracteriza por su mirada divertida y crítica sobre la Inglaterra de su época. El señor Wilder y yo es la primera novela que leo del autor y, aunque se aleja un poco de esa crítica agridulce sobre su país y compatriotas, me ha parecido una puerta de entrada maravillosa para asomarme a su narrativa.
El señor Wilder y yo es una historia nostálgica y evocadora, un homenaje precioso a Billy Wilder y a Iz Diamond, pero también a su concepción del cine, a sus sentido del humor y al ocaso de un mundo terriblemente marcado por los horrores de la Segunda Guerra Mundial (atención al extraordinario testimonio de una generación de cineastas que tuvieron que huir de Alemania para sobrevivir y al espantoso pasaje sobre el metraje de película rodado en los campos de concentración nazis). El estilo de Jonathan Coe me ha parecido directo e inteligente, que se vuelve evocador cuando la historia lo requiere, pero también conciso y brillante. Me ha encantado Calista, su protagonista, y lo vívidas que resultan las anécdotas alrededor de Wilder, Diamond y el rodaje de Fedora, una película que sobre todo va de «un viejo productor de cine que intenta hacer una película nada acorde con los tiempos«. Jonathan Coe tiene un talento especial para recrear los diálogos de dos personajes reales tan peculiares y volverlos creíbles para el lector a la vez que les rinde un sentido homenaje —a ellos, a sus películas y al cine de su época— con un sentido del humor muy acorde al del mismo Wilder. El espíritu del libro, el ritmo, el sentido del humor, la nostalgia, la historia, los personajes, las notas biográficas, las anécdotas reales… todo converge en una novela agridulce, llena de encanto y excelentemente bien escrita.
Lector, si lees esta novela te entrarán muchas ganas de ver las películas de Billy Wilder, pero también El bazar de las sorpresas de Ernst Lubitsch.
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Muchas gracias por la reseña, Mónica, no había oído hablar de este autor y cualquier excusa es buena para «volver» a la época de Billy Wilder y a su sentido del humor :)
Teresa
Pues este ha sido mi estreno con Jonathan Coe y, como bien dices, ha sido estupendo encontrarme con Billy Wilder y su sentido del humor. Ya me cuentas qué te parece cuando la leas. Besos.
¡Hola!
Esperaba tu reseña como agua de mayo (deberíamos cambiar el dicho por «agua de agosto», que aquí lleva 2 meses sin llover).
Verás, conocí al autor con La lluvia antes de caer, y me entusiasmó. Y cayó en mis manos Expo 58, que es más del estilo de El señor Wilder, pero diametralmente opuesto a La lluvia antes de caer, y no me convenció. Igual me esperaba otra cosa.
Creo que Expo 58 te puede gustar. Tiene toques cómicos mezclando a un «don nadie» al que mandan a la Expo de Bruselas y se mezcla con espías rusos y americanos.
Anda, pues por lo que me explicas de Expo 58 sí que me da que me puede gustar, es que he conectado muy bien con el sentido del humor de Jonathan Coe. Como te decía, es la primera vez que leo algo de este autor, pero conozco «La lluvia antes de caer» porque hace unos años era una novela que Buscando mi equilibrio recomendaba. Es cierto que parece muy intimista y conmovedora y que no tiene mucho que ver con el tono más divertido y nostálgico de «El señor Wilder y yo». Besotes!
Billy Wilder siempre es una apuesta segura y su vida es tan apasionante como sus películas. leí hace años dos libros de memorias del director que me entusiasmaron. Nadie es perfecto de Helmut Karasek y Jack Lemon nunca cenó aquí de Diego Galán. Cualquiera de ellas es de lo más recomendable y ahora añado a mi lista ésta que nos traes hoy que me resulta muy atrayente.
Un beso.
Pues me apunto Nadie es perfecto y Jack Lemon nunca cenó aquí, muchas gracias por las dos recomendaciones. Es que cuando terminas esta novela te sientes como si pudieses echar de menos a Billy Wilder. Besos.
Qué bien. Es una tontería pero me hace ilusión que cuando una novela me gusta mucho, a ciertos lectores os guste también. ¿A que ahora tienes muchas ganas de ver todas las pelis de Wilder? La verdad es que Coe lo ha hecho muy bien. Encima esta vez voy por delante con el autor, jeje, al que conocí con Corazón de Inglaterra que sí va en esa línea de crítica a su pueblo con el tema Brexit entre otros. Pero hay además una historia preciosa que te van a hacer los ojos chiribitas y el corazón.
Besitos
Hola Mónica, me parece original, pero no sé si me llama la atención lo suficiente como para ponerme con ella, pero no la descarto del todo.
Un besazo