Wicked, de Gregory Maguire

La humilde casa del predicador unionista Frex y su esposa Melena se ve dudosamente bendecida por el nacimiento del primer retoño del matrimonio: un salvaje bebé verde con dientes de tiburón. Convencido de que la culpa lo ha maldecido, Frex bautiza a su niña con el nombre de Elphaba y parte a evangelizar las tierras más oprimidas por el Mago de Oz. El pequeño engendro verde crece medio salvaje bajo la distraída supervisión de una madre ausente y la vieja Nana; extraña e inquietante, poco esperan de la heredera de la casa Thropp, hasta que Elphaba ingresa en la universidad de Shiz, una academia controlada por los esbirros del Mago, que está aniquilando a los Animales con sus políticas genocidas. Verde, alérgica al agua, a la injusticia y a cualquier religión, Elphaba se pregunta si un ser que ni siquiera cree tener alma es malo por naturaleza o si son los actos despiadados de un tirano los que tienen la clave de un destino que la convertirá en la Malvada Bruja del Oeste.

«La gente que dice ser malvada no suele ser peor que el resto de nosotros. Pero la gente que dice ser buena, o mejor que los demás en algún aspecto, esa gente sí que es peligrosa.«

Gregory Maguire (Nueva York, 1954) escribe en Wicked. Memorias de una bruja mala una interpretación del clásico de L. Frank Baum, El maravilloso mago de Oz, desde el punto de vista de Elphaba, la Malvada Bruja del Oeste. El punto de partida es, como poco, curioso, con un bebé verde de dientes de tiburón en el seno de una familia disfuncional y de un reino bajo la creciente tiranía del Mago de Oz. Maguire crea un personaje protagonista lleno de fuerza, insólito en un país mágico: Elphaba no cree en la magia, ni en los dioses, ni en las almas, pero tiene la terrible certeza —quizás porque así lo escribió Baum— de que ella es malvada. El juego literario es casi infinito y Maguire sigue un camino de baldosas amarillas a través de una docena de espejos circenses, esos que devuelven una imagen deformada para crear nuevos personajes.

Wicked se lee con fluidez porque, como dice Ursula K. Le Guin, Gregory Maguire escribe con nobleza y con un buen estilo personal. Sin embargo, mucho me temo que los lectores que se asomen a esta novela con el recuerdo reciente de El maravilloso mago de Oz quedaran algo confusos: el Oz de Maguire es un Oz que se esfuerza por desdeñar la magia, que viste de una cruda realidad un país de fantasía dotándolo de política, genocidio, depresión económica, explotación ecológica, terrorismo, etc. sin disfraz mítico ni metáfora ni alegoría. Elphaba, la protagonista, parece lidiar contra el destino que escribió para ella L. Frank Baum y, aunque termina convirtiéndose en la Malvada Bruja del Oeste porque así está escrito, es un personaje que desprecia la magia y que se cuestiona continuamente sobre la maldad o la bondad de sus actos. Eso es lo que más me ha gustado de Wicked, su protagonista tan peculiar y única, un ser que no acepta ninguna verdad hasta que no la investiga por sus propios medios, que tiene un sentido de la justicia muy desarrollado y que a lo largo de toda su vida miente una sola vez. En mi opinión, la novela de Maguire es magnífica durante la primera mitad porque es entonces cuando nos presenta a la singular Elphaba en todo su esplendor, y va perdiendo fuelle a medida que la trama se estanca y su protagonista entra en un sopor pasivo inexplicable. Lo que menos me ha gustado ha sido el capítulo final, una sarta de alucinaciones extrañas que no he entendido y la terrible sensación de que Elphaba no se merecía ese maltrato literario.

Lector, me pregunto cómo será el musical.

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10 respuestas a Wicked, de Gregory Maguire

  1. Margari dijo:

    Qué pena esa segunda mitad, porque pintaba bastante bien.
    Besotes!!!

    • Monica dijo:

      Pues sí, la primera mitad es estupenda, por eso te sientes tan estafado cuando al autor se le va la olla y destroza a la pobre Elphaba. Y el capítulo final, un despropósito total. Una pena. Besos.

  2. Norah Bennett dijo:

    Hola. Es muy arriesgado tomar personajes de libros tan significativos y hacer algo que tenga sentido y calidad. Y se ve que el autor lo consiguió aunque luego al final se lo ha cargado. Me estaba recordando un poco a Frankenstein con lo del monstruo nace o se hace. Parece que Elphaba a pesar de que ya le pusieron ese nombre que es para estar cabreado con la vida, no era tan malvada.
    Yo también me pregunto por ese musical, lo único que sé es que vi el cartel gigante en Londres al salir de la estación de metro Victoria y me pareció precioso.
    A ti se ve que te ha liado la LeGuin a leerlo, yo no sé si me animaré.
    Besos

    • Monica dijo:

      Justo le comenté a MH de Las inquilinas de Netherfield que no era capaz de imaginarme un musical de semejante locura. Me explicó que el musical tiene muy poco en común con el libro, que está dulcificado y adaptado para el público familiar. Eso explica muchas cosas. Elphaba es un personaje extraordinario, el problema es lo que apuntas tú, que el autor no ha sabido sacarla adelante hasta el final. A ti que no te líen para leer esta novela ;-) Besos.

  3. Nitocris dijo:

    Ohhh, que pena el final porque me tenías casi conquistada. Pero si va perdiendo fuelle, si ve de más a menos, y el capítulo final es incongruente, la dejo pasar.
    Un besazo guapa

    • Monica dijo:

      Es una pena porque Elphaba es un personaje extraordinario. Lo que pasa es que el autor se va perdiendo cada vez más en su invento y al final se nota que no sabe ni cómo terminar. Y te da tanta rabia porque te habías encandilado con Elphaba, se merecía algo mucho mejor y más digno. Un besote!

  4. Paseando entre páginas dijo:

    Uf, me dejas confusa. Lo empecé hace muchos años y lo abandoné por razones que no recuerdo. La forma en que reflexiona sobre el mal y la protagonista tan peculiar hacen que quiera darle una segunda oportunidad, pero me echa para atrás lo que comentas del final y que se desinfla. Si lo vuelvo a leer, por ahora no será.

    • Monica dijo:

      Pues es que no me atrevo a recomendarlo sin reservas precisamente por lo que os comento de la segunda mitad de la novela y, sobre todo, por el espantoso capítulo final. Me cuesta entender por qué este clásico está tan bien considerado. Un abrazo.

  5. MH dijo:

    Acabo de colgar la reseña, que ya sabes lo que va a decir porque lo hemos hablado entre nosotras y coincide con lo que tú comentas en la tuya. Qué pena, ¿verdad? Yo creo que debería haber escrito un libro sobre un personaje llamado con cualquier otro nombre y ya. ¿Que quieres ambientarlo en Oz? Pues vale, pero invéntate un personaje que viva en el Oz que tú tienes en la cabeza y cuenta lo que quieras sobre ella. No te restrinjas a un personaje ya existente si no tiene nada que ver con lo que tú quieres contar. En fin, que el final nos ha dejado con cara de WTF, pero la primera parte merece la pena.

    ¡Besote!

    • Monica dijo:

      Luego me paso a leerte, ¡qué bien que te haya dado tiempo a escribirla! Pues sí, justo lo que comentamos, aunque he sido discreta y no he hablado de mis sospechas de que el autor escribió el capítulo final bajo los efectos de algún alucinógeno ;-) Un pena, porque como bien dices, el principio era estupendo y Elphaba y personaje extraordinario. A ver qué tal se nos da junio y nuestras brujas. Besos.

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