El señor Bilbo Bolsón, de Bolsón Cerrado, disfruta de su pipa tras un buen desayuno cuando el mago Gandalf aparece para advertirle de que esa misma noche tendrá visitas. Al buen Gandalf se le olvida decirle que serán trece enanos con un mapa y la firme determinación de recuperar un tesoro custodiado por un feroz y astuto dragón. Han pasado más de cien años desde que Thrain, hijo de Thor —rey Bajo la Montana asesinado en Moria por Azog el Trasgo—, desapareciese dejando a su hijo Thorin el mapa y la llave. Pero esa misma noche, Bilbo Bolsón se encuentra con Thorin, sus doce enanos y Gandalf, sentados a la mesa en el comedor más grande de Bolsón Cerrado y haciendo planes para recuperar el trono y el tesoro. Lo que más sorprende a la parte Bolsón de Bilbo es que semejante partida de desterrados esté dispuesta a enfrentarse al dragón Smaug para recuperar el tesoro y que todos den por hecho que él se incorporará al grupo como saqueador. Su parte Tuk, por el contrario, parece menos escandalizada que peligrosamente interesada en la aventura.
«Por alguna curiosa coincidencia, una mañana de hace tiempo en la quietud del mundo, cuando había menos ruido y más verdor, y los hobbits eran todavía numerosos y prósperos, y Bilbo Bolsón estaba de pie en la puerta del agujero, después del desayuno, fumando una enorme y larga pipa de madera que casi le llegaba a los dedos de los pies (bien cepillados), Gandalf apareció de pronto.«

J. R. R. Tolkien inició El hobbit como una narración de trasmisión oral al estilo de los cuentos tradicionales nórdicos que se contaban alrededor de una hoguera al final del día: cada noche les explicaba un capítulo a sus hijos antes de ir a dormir. A medida que avanzaba la historia, la iba poniendo por escrito, pero la dejó abandonada poco antes del final por diversas circunstancias. Hasta que una editora la recuperó, le pidió al profesor Tolkien que la terminase, y la publicó por vez primera en Londres en 1937. Desde entonces, El hobbit ha sido uno de los libros infantiles más vendidos del mundo.
Cuando Macondo Club Literario propuso leer El señor de los anillos supe que me apuntaría, sin embargo, me lo pensé con la propuesta de empezar por El hobbit. Lo había leído en la adolescencia y no me había impresionado mucho, seguramente porque cometí el error de leerlo después de El señor de los anillos en lugar de antes, quién sabe. Lo cierto es que finalmente me animé a su relectura y ha resultado ser muy distinta a cómo la recordaba. Lo confieso, me he vuelto a enamorar de la Tierra Media.
No sé si El hobbit es la mejor entrada para iniciarse con Tolkien y con la Tierra Media, pero me parece un portal muy accesible y entretenido que creo que gustará incluso a quienes no están familiarizados con el imaginario del profesor. La prosa de Tolkien siempre es elegante y de espléndida etimología, no importa que esté escribiendo para niños: él sabe que no son idiotas. Sus personajes son carismáticos y están respaldados por una leyenda que no siempre es afortunada y de final feliz, pero sí magnífica, al igual que su maravillosa geografía. Y entre esas líneas del inglés impecable de un lingüista tan exquisito como el profesor, ese humor socarrón que tanto nos gusta.
El hobbit es un cuento de aventuras poblado por los personajes y los lugares del imaginario más famoso de J. R. R. Tolkien. Es trepidante, emocionante, divertido y tiene la oscuridad de los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. La narración es ágil, a menudo bellísima y nostálgica («Cuando en el mundo había menos ruido y más verdor«), y todavía conserva, pese a las posteriores revisiones de su autor, la huella de su oralidad en las acotaciones y guiños del narrador; un narrador que, no sé vosotros, pero yo no puedo imaginar de otra manera que no sea J. R. R. Tolkien leyendo en voz alta.
Lector, aquí empieza la aventura.
Si te apetece saber más, en la sección de Té con Tolkien te explico algunas curiosidades sobre El hobbit.
También te gustará: Té con Tolkien; Cartas de J. R. R. Tolkien; Tolkien, una biografía; Los hijos de Húrin; La caída de Arturo; Los Inklings; Un hobbit, un armario y una gran guerra; Cartas de Papá Noel
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Hola guapa, ahora que ya he vuelto de unos días de vacaciones ya puedo comentarte… Yo siempre pensé que me gustaba más El señor de los anillos, pero con esta relectura que le hice a mi hijo he descubierto que Bilbo es un personaje más interesante de lo que recordaba. Y quizá, lo comprobaré cuando relea ESDLA, mejor que Frodo (siempre he dicho que en las pelis al pobre Frodo le ponen de tonto para arriba y yo no lo recuerdo así de mis lecturas, veremos pues…)
Me encanta esas introducciones históricas que nos cuentas….
Un besazzo
Pues nos ha pasado algo muy parecido, ya ves. Yo siempre he sido más de ESDLA que no de «El hobbit», pero en esta segunda lectura después de tantos años me ha parecido que la minusvaloraba. Quizás haya sido la emoción de volver a la Tierra Media.
Gracias por pasarte por Té con Tolkien, en octubre más ;-))) Muchas gracias. Un besazo.
Yo también lo leí después de leer la trilogía y me gustó mucho, pero un poquito menos que esos tres grandes libros. Pero luego lo releí y lo disfruté mucho más. Y no descarto nada leerlo otra vez.
Besotes!!!
Pues mira, coincidimos en todo. También es cierto que en este siglo han salido nuevas ediciones y traducciones, anotadas e ilustradas, que nos han hecho disfrutar mucho más del viaje. Si te animas, en octubre leemos con Macondo «La comunidad del anillo». Besos.
A mí, en cambio, no me gustó… Creo que es un libro de unas 200 páginas, si no recuerdo mal, y se me hicieron eternas… Después de leerlo decidí no leer El señor de los anillos… Quizás me esté equivocando… Creo que la fantasía épica no es lo mío… También me aburrió muchísimo la primera entrega de Terranar de Ursula k. Le Guin… En cambio la primera entrega de Juego de Tronos me encantó… No sé, por ahora Tolkien no está en mi listado de pendientes…
Un saludo!!!
En mi opinión, «El hobbit» y «El señor de los anillos» no se parecen demasiado en la forma, seguramente porque el primero es un libro infantil y el segundo es para adultos. Y te lo dice alguien a quien también le aburrió «Un mago de Terramar» pese a que me encanta Ursula. No sé si te ayuda en algo para darle otra oportunidad a Tolkien ;-))) Un abrazo.
La última vez que releí «El Hobbit» fue una vez terminada la trilogía de Jackson. Necesitaba volver a leer a Tolkien, volver a su historia original, volver a lo que él quería realmente contar, porque lo de Jackson fue… bueno, lo que fue.
A mí me gusta muchísimo este libro, aunque sé que no termina de convencer a la gente. No sé, a mí me encanta, y va indisolublemente unido a la trilogía de ESDLA; habéis hecho muy bien en comenzar por él porque es el principio de todo, sin más :) Es un cuento para niños, pero muy al estilo clásico: se le saca más chicha con una lectura adulta que con una infantil. Y lo de Tolkien es puro genio… qué cabeza tenía este señor, en serio.
Cuando me dé el puntazo lo releeré una vez más. Y lo disfrutaré una vez más.
¡Besote!
¡Jajajaja! Eso lo hemos comentado mucho durante la lectura conjunta: lo mucho que a Jackson se le fue la olla en la adaptación de «El hobbit». Bueno, hizo su versión personal :-)))
Pues mira, me ha pasado que al volverlo a leer después de tanto años, he sabido apreciarlo como se merece. He encontrado ese encuadre de cuento clásico que tú comentas y alguna cosilla más que no recordaba. Y sí, me parece muy acertado lo que dices: mejor leerlo antes de ESDLA. Besos.