1887, el verano del jubileo de la reina Victoria, fue un año de malas cosechas que se sumó a los últimos coletazos de la larga depresión económica (1878-1880) que polarizó la sociedad británica y, por ende, la londinense: la batalla campal en Trafalgar Square (eje del Londres rico del West End y el Londres pobre del East End) que recibiría el nombre de Bloody Sunday no fue más que la punta del iceberg de la desesperación de miles de obreros que habían perdido su trabajo o que no podían pagarse los alimentos básicos o el alquiler con sus salarios mínimos y malvivían en las calles. Los asesinatos de Jack el Destripador, en 1888, pusieron todavía más en evidencia la miseria de Whitechapel, el barrio más sórdido del East End. Pero aunque pasase a la historia como un asesino en serie de prostitutas, solo una de las cinco víctimas canónicas ejercía como tal. Mary Anne Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly tenían en común que eran mujeres, pobres, sin hogar, desprotegidas y que no le importaban a nadie. Solo Mary Jane Kelly se ganaba la vida como prostituta, pero todas fueron metidas en el mismo saco porque todas estaban solas y eran pobres. En el Londres de la miseria más acusada, en el barrio más sórdido de la época, la prensa y las investigaciones policiales trataron a estas víctimas como parte de una clase desafortunada en donde no se distinguía nada más que su condición de mujeres empobrecidas, sin tener en cuenta su verdadera historia o cómo habían llegado hasta allí: «Al final, a nadie le importa en realidad quiénes eran o cómo habían acabado en Whitechapel.«
«Solo si recuperamos las vida de estas mujeres podremos silenciar al Destripador y todo lo que representa, Si permitimos hablar a sus víctimas, si tratamos de entender cómo fue su vida, sentirlas como seres humanos, podremos devolverles el respeto y la comprensión que merecen. Las víctimas de Jack el Destripador nunca fueron «solo prostitutas», fueron hijas, esposas, madres, hermanas y amantes. Fueron mujeres, Fueron seres humanos. Eso, sin duda, debería ser suficiente.«
Hallie Rubenhold es una historiadora británica, norteamericana de nacimiento, especializada en la investigación de la historia social y de las mujeres. Las cinco mujeres: Las vidas olvidadas de las víctimas de Jack el Destripador es una excelsa investigación sobre las vidas de las cinco víctimas canónicas del asesino en serie victoriano más famoso de la Historia, pero también un magnífico estudio socio-económico y antropológico de la miseria más abismal en la que por entonces era la ciudad más rica e importante del mundo. Rubenhold escribe este libro de no ficción con la voluntad de devolver a Polly, Annie, Elizabeth, Kate y Mary Jane la dignidad que se merecen como seres humanos, pero también porque las vidas de estas cinco personas fueron un reflejo de cómo era ser mujer y pobre en la época victoriana.
«No importaba a donde huyese (…), la rutina sería la misma hasta que se casase. Entonces tendría la vida de su madre: el dolor de los partos, el cansancio de la crianza, la preocupación, el hambre y el agotamiento. Finalmente, llegarían la enfermedad y la muerte.«
En 1888, la esperanza de vida de una mujer del East End londinense era de 42 años. Aunque en la época se conocían medidas de contracepción y habían libros sobre la cuestión, no todas las familias pobres estaban alfabetizadas, bien informadas o disponían de los medios económicos para adquirir dichos libros o medidas. La consecuencia era que un joven matrimonio de ingresos muy limitados (los salarios de los obreros victorianos se habían quedado muy desfasados con la inflación y no habían subido en décadas) veía agravada su situación económica a medida que aumentaban la familia con un hijo casi cada año. Las condiciones de vida eran espantosas: hasta catorce personas hacinadas en una habitación húmeda e insalubre, sin higiene, sin intimidad, con una alimentación deficitaria y sin ninguna asistencia médica. Ser mujer todavía complicaba más cosas porque no se solía invertir en su formación. Casi todas morían jóvenes, destrozadas por decenas de embarazos y partos continuados, con una mala alimentación y con la obligación de seguir trabajando sin descanso alguno. Y, sin embargo, la verdadera caída se producía cuando esas mujeres se quedaban sin marido, sin padre o sin hermanos que las cuidasen porque la sociedad victoriana estaba convencida de que una mujer sola era superflua.
Pone los pelos de punta comprender qué fácil era caer en el abismo más sórdido para una mujer de clase obrera en el Londres de finales del siglo XIX. Cuatro de las cinco víctimas eran esposas, madres y hermanas, pero perdieron a sus familias y acabaron en la calle, solas, alcoholizadas para olvidar su propia desgracia. Sus circunstancias no eran excepcionales, las calles más míseras de Londres estaban llenas de personas en su misma tesitura: el sistema no tenía red de seguridad para los más humildes y, mucho menos, para las mujeres sin hombres que las protegiesen. Las cinco mujeres es un ensayo histórico y social extraordinario, escrito con soltura y precisión y basado en una documentación e investigación exhaustivas. Rubehold no solo da vida a las cinco víctimas canónicas y pone en evidencia el pésimo retrato que se hizo de ellas por la prensa, la policía, el sistema judicial y la sociedad sino que muestra el lado más invisible y terrible del Londres de su época y de lo que significaba ser mujer y estar sola y sin recursos en 1888, en la ciudad más civilizada del mundo.
Lector, un ensayo extraordinario sobre las invisibles de la Historia.
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Hola guapísima, ya había visto esta obra hace tiempo por varios blogs, la verdad es que nunca me ha llamado Jack el Destripador, esta obra puede ser más interesante, pero aún así no me termina de llamar.
Un besazo enorme
Es más bien un ensayo sobre la vida de las mujeres empobrecidas en el Londres victoriano, te prometo que el Destripador ni siquiera asoma por estas páginas más que puntualmente, no es el protagonista. Pero si te interesa ese Londres tan lúgubre, también tienes el ensayo de Bill Bryson, ahí lo dejo ;-))) Besos.
Pues es la primera vez que oigo que de las mujeres asesinadas por Jack el Destripador sólo una era prostituta. Siempre nos han vendido que lo eran todas. A ver, que no importa, porque da igual a qué se dedique una mujer. Merece el respeto y que a ningún loco le dé por agredirla sea lo que sea, pero es curioso cómo la historia se enmascara de prejuicios y estos perduran en el tiempo. Interesante lo que cuentas e interesante libro.
Un beso.
Exacto, Rosa, de eso va este libro de no ficción. Me ha parecido una investigación magnífica sobre cómo era ser mujer y pobre en el Londres de 1888. Y aunque te pone los pelos de puntas lo fácil que era caer en desgracia y quedarse en la calle sin nada, es una reflexión histórica brutal. Besos.
No es un género que suela leer, pero me atrae mucho la temática de éste. Tomo nota y a ver si cae.
Besotes!!
Si lo encuentras en la biblio seguro que te lo llevas a casa, merece mucho la pena si te apetece algo de no ficción histórica. Besos.
Buenos días, Mónica.
Qué interesantísimo libro nos traes hoy. No sólo por tratar el fascinante tema de Jack el destripador, sino por la relevancia social que subyace en la investigación. Ni que decir tiene que me lo llevo anotado. ¡Muchas gracias por compartirlo!
Un abrazo.
Justo das en el clavo: la investigación históricaa de Hallie Rubenhold es magnífica. Yo tampoco conocía este título, me lo señaló MH de Las inquilinas de Netherfield y me lo llevé porque me aseguró que no era sobre los asesinatos (soy una miedica) sino sobre las mujeres londinenses de clase obrera del Londres de 1888, cómo vivían y cómo lidiaban con la pobreza. Estoy segura de que te parecerá muy interesante. Besos.
Me parece un documento necesario e importante, pero no es un tipo de libro que leería a no ser que quiera documentarme sobre la época.
Me ha resultado una lectura extraordinaria, sin duda. Hay que reconocer el gran trabajo de documentación de la autora y lo bien que ha sabido exponer toda la narración y las cinco biografías. Besos.
Hola, pues no soy yo de esto del «crimen de verdad», solo a pequeñas dosis, como por ejemplo lo que cuenta Iker Jiménez en Cuarto milenio. Pero tanto como para leer un libro no. Tampoco la historia de Jack me ha llamado tanto la atención. Vaya, que lo veo un libro para gente que le mole el asunto.
Besos
No te preocupes que aquí Jack ni sale, las protagonistas son sus cinco víctimas canónicas y además no aparecen como víctimas sino como ejemplo de lo complicado que lo tenían las personas que recibían un revés económico en el Londres de finales del siglo XIX y cómo todo se volvía tres veces más terrible si esas personas eran mujeres y estaban solas. Muy duro, sin duda, pero un documento histórico notable para entender muchas cuestiones que todavía hoy asoman las orejas en nuestra sociedad. Besos.