El conde de Mount Severn está totalmente arruinado y cargado de onerosas deudas debido a su vida disipada. En busca de un alivio a su situación financiera, vende East Lynne a Archibald Carlyle, un joven abogado de provincias próspero, leal y honrado. Poco después, el conde muere inesperadamente y deja a su única hija, Isabel, sin hogar y sin un mísero centavo. Carlyle, conmovido por la belleza y la vulnerabilidad de la joven intenta ayudarla, pero su bondad también lo involucrará en la investigación del crimen más sonado de West Lynne: el asesinato del señor Hallijohn a manos de Richard Hare, el hijo del juez local. La tragedia se desatará sobre East Lynne cuando el infame Francis Levison se hospede en la mansión de los Carlyle y aproveche la investigación del caso Hare para sacar tajada en propio beneficio.
«Su corazón rebelde latía con su propio sentido de la felicidad. Si no fuera por la voz de su conciencia, que era fuerte; por su noción del bien y del mal; porque era una esposa fiel, habría sido feliz allí sentada, sin moverse, sin desear nada, sin romper el silencio. ¿Era Levison consciente de sus sentimientos? Meses después, él le dijo que sí, pero quizás fuera una afirmación vanidosa.«
Ellen Wood (1814 – 1887) fue una escritora inglesa que firmó casi todas sus obras con el nombre de Mrs. Henry Wood. Esposa de un banquero, residió varios años en Francia y cuando las desafortunadas inversiones de su marido dejaron a la familia en una situación complicada fue ella quien los mantuvo a flote con su oficio de novelista. Su primer gran éxito fue East Lynne (Los misterios de East Lynne en la edición de Ático de los libros) que salió publicada por entregas en la revista New Monthly Magazine, propiedad del también escritor William Harrison Ainsworth, en 1861. East Lynne alcanzó una gran popularidad, fue traducida a diversos idiomas, adaptada al teatro y, posteriormente, a la gran pantalla. Con una sólida trayectoria de grandes superventas —Ellen Wood llegó a ser tan popular como el mismísimo Charles Dickens— compró la revista The Argosy en la que publicó relatos y novelas cortas, por entregas, de crímenes y misterios protagonizados y narrados en primera persona por el ficticio Jonnhy Ludlow. Aunque las obras de Ludlow se consideraron los mejores trabajos de Ellen Wood, han caído en el olvido.
Ellen Wood es otra escritora victoriana de éxito que ha sido sistemáticamente borrada del canon literario con el paso de los años; tal vez porque era mujer o porque sus primeras obras se tacharon de melodramáticas por la posteridad sin tener en cuenta que las Sensation novels de la época eran lo que eran, o porque su estilo —que algunos críticos comparan con el de Elizabeth Gaskell cuando la obra de Wood se vuelve más biográfica y pintoresca y menos dramática— tardó en consolidarse. Sea como sea, ha sido un hallazgo afortunado leer Los misterios de East Lynne, una novela sobre la traición y el honor que conjuga muy bien un drama pasional con el misterio de un asesinato. Si bien es cierto que a estas alturas del siglo XXI a los lectores no nos impresionan demasiado los adulterios o los divorcios, Ellen Wood mantiene muy buen pulso manejando el escándalo en una pequeña sociedad rural victoriana a la vez que desarrolla el arrepentimiento moral de los que se equivocan, el castigo de los malvados y las recompensas de quienes se mantienen honrados pese a las circunstancias adversas. Con un ritmo sostenido, un buen manejo de los recursos de las sensation novels de la época y unos personajes magníficamente dibujados que se mantienen incorruptibles de principio a fin, Los misterios de East Lynne es una magnífica historia victoriana que nos mantiene pendientes de principio a fin pese a su larga extensión. Lástima que esta edición no sea obra de una traductora experta en clásicos —hay anacronismos (como los taxis o los usos en el vestir) y confusiones sobre las costumbres de mediados del siglo XIX— y que le falte una revisión final con mimo para reducir un poquito las erratas.
Lector, qué grata sorpresa descubrir nuevas autoras victorianas como Ellen Wood.
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Hola Mónica, pues veo que la has disfrutado más que yo… La leí el año pasado para el reto de MH. Tengo que decirte que no le tengo buen recuerdo… Encontré repetitiva tanto contarnos los sentimientos de lady Isabel… nos hacen pensar, al final de la novela, en «pobrecita mira lo que está pasando» cuando realmente no supo apreciar lo que tenía, y sobre todo me parece que no se puede hablar de bigamia, como leí en ocasiones, cuando el pobre Carlyle creía que su mujer estaba muerta…
En fin, que me comentabas en la reseña que Dickens sabía hacerlo mejor en cuando a lo de las repeticiones en las novelas por entregas… y para mí en esta se notó mucho.
Un besazo
Pues es cierto que no tiene el estilazo y la maestría de Dickens y los críticos literarios opinan que las mejores obras de Ellen Wood son las de misterio, pero sí que me ha gustado mucho East Lynne. Entiendo lo que comentas sobre el personaje de Isabel, a mí me pareció tontísima y pava y tenía muchas ganas de que desapareciese del libro, jajajaja. Pero luego intenté enmarcarla en su época, contexto social y cultural y circunstancias y entendí por qué Ellen Wood trabajó ese personaje. Y lo de la bigamia… pues supongo que también es porque fue escrita y publicada en época victoriana y fue un escándalo por mucho que la autora lo arreglase con lo del divorcio. Quizás en un futuro leamos algo más de la autora y así le das una segunda oportunidad ;-)) Besotes!!
La leí hace unos años y la disfruté mucho también. Pena de esas cositas que señalas al final, sí.
Besotes!!!
Es una sensation novel victoriana con todos los ingredientes del género y se disfruta mucho, ¿verdad? Sí, la pena es que la traducción no es de un especialista en clásicos y eso se nota un montón, por no hablar de la corrección que necesita. Tenía ganas de leer «El mundo en que vivimos», de Anthony Trollope, pero en redes están comentando que adolece también de erratas y mala traducción :-((( Besos.
¡Hola, Mónica!
Pues no puedo añadir nada a lo que hemos comentado en privado. Tengo un montón de clásicos que me apetece muchísimo leer publicados por esta editorial, y no lo hago porque sé que me voy a cabrear. No saben traducir clásicos y encima nadie les corrige (y si alguien lo hace, pues que se dedique a otra cosa).
Ahí van a seguir de momento.
¡Besico!
Ay, ay, ay con las correcciones que brillan por su ausencia y nos hacen sangrar los ojos. Con lo de los taxis igual me la pegas pero aun así, hay que tener cuidado. Me parece de una desidia preocupante.
En fin, que prefiero no enfadarme oeyendo. Tampoco de mano la historia me llamaba muchísimo la atención. Igual sí miro a ver si encuentro la peli.
Besos
Lástima lo de la traducción y las erratas.