Anthony Gillingham, de vacaciones por la campiña inglesa, viaja hasta la Casa Roja para visitar a su buen amigo Bill Beverly, que está pasando unos días invitado por el excéntrico propietario de la mansión, Mark Ablett. Anthony recorre el camino de acceso a la casa cuando, de repente, suena un disparo. Cuando llega a la biblioteca descubre, junto con Cayley, el primo y administrador de Ablett, el cadáver de un hombre. Pronto se sabrá que la persona asesinada es Robert Ablett el hermano díscolo de Mark, que llevaba más de dos décadas viviendo en Australia debido a sus fechorías de juventud. Gillingham no lo duda ni un solo instante: la investigación de ese caso es su ocasión de convertirse en Sherlock. Y el querido Bill va a ser su doctor Watson.
«Por supuesto, es complicado ser detective cuando no sabes nada sobre el oficio y cuando nadie sabe que estás ejerciendo como tal y no puedes interrogar a la gente y no tienes ni la energía ni los medios necesarios para llevar a cabo las pesquisas adecuadas y, en suma, cuando lo haces todo como un aficionado y de manera poco sistemática.«
Pese a que Alan Alexander Milne (Londres 1882 – Sussex, 1956) ya era un consagrado dramaturgo cuando sus editores empezaron a publicar las aventuras de Winnie the Pooh, confieso que, cuando vi su nombre firmando el título del que hoy os hablo, me sorprendió que el creador del osito más tierno de la historia hubiese escrito una historia de asesinato. Parece ser que al editor de Milne le debió pasar algo parecido pues el autor cuenta, en el prólogo de El misterio de la Casa Roja, que cuando tuvo el manuscrito en sus manos le pareció extrañísimo que le hubiese dado por la novela policíaca. Aunque, tras convertirse en un éxito, también lo riñó por no volver a escribir más novelas de este género. Lo cierto es que El misterio de la Casa Roja es una historia de misterio clásica muy simpática que se caracteriza porque el detective es un detective aficionado que sabe lo mismo que el lector, circunstancia que a A. A. Milne le parecía de lo más necesaria para entretener con un buen asesinato.
Con una prosa ligera y directa, elegante pero sin artificios, y unos diálogos rápidos y divertidos, Milne nos expone un misterio de puerta cerrada, con desaparición y pasadizos secretos. La novela mantiene bien el suspense a lo largo de toda la investigación del asesinato y procura que el lector siga los pasos para llegar, casi al mismo tiempo que su detective aficionado, a la solución del misterio. Y es que otro punto fuerte de esta entretenidísima novela son sus personajes protagonistas: Gillingham y Beverly, Sherlock y Watson; sus intercambios de impresiones, sus aventuras nocturnas y sus pequeñas pantomimas para despistar a los sospechosos tienen toda la gracia y el encanto de las mejores novelas de la Golden Age. La pena es que Milne abandonó el género con esta única novela.
Lector, divertida y perfecta para seguir paso a paso el proceso de investigación de este crimen de puerta cerrada.
También te gustará: El gran misterio de Bow; Aquí hay veneno; Un hombre muerto; Asesinato en la posada Arca de Noé; Asesinato en la mansión Darwin; Asesinato en Charlton Crescent
Hola Mónica, ya había visto esta novela por ahí en varias ocasiones y sí llama la atención que el creador de Winnie escribiera una novela policíaca. Ahora que me la recuerdas la meteré en la listas de deseos, que ¡madredelamorhermoso! no deja de crecer…
Un besazo
Me lo apunto que tiene muy buena pinta!!!! Este es de los míos :)
Sí que tiene que ser complicado empezar a ser detective de incógnito y lo que jamás me hubiera imaginado es que el autor de esta interesante novela tan Golden Age sea el mismo que el de Winnie the Pooh, cuyas andanzas no conozco, pero sí su imagen de verla en toda clase de merchandising. Con las aventuras del oso no me animo, pero sí y mucho con El misterio de la casa roja.
Un beso.
Hola, Mónica:
Un misterio clásico y divertido siempre es una lectura apetecible y disfrutable. Ya le tenía el ojo echado, pero ahora más ;-)
Un beso.
Anda mira qué sorpresa, ni idea que el creador de Pooh, escribiera libros de misterio. Un buen descubrimiento. Además va que ni de perlas para el reto Netherfield. Besos
Me atrae mucho tu propuesta de hoy. Tomo buena nota.
Besotes!!!
Hola. Me hice lío porque pensaba que el creador de Winnie era el de la peli, el Christopher Robin pero resulta que ese era el hijo. Como sea, a mí es que ese oso me pone nerviosa, no me gusta nada, aunque suene a malvado, jeje.
El caso es que con este tipo de historias de detectives no voy muy bien así que esta me la ahorro. Me alegro de que el cambio de género le saliera bien, no siempre pasa y a veces sale cada cosa…
Besos
¡Hola, Mónica! Ya sabes que disfruté mucho de la lectura, así que me alegro un montón de que no te hayas arrepentido de seguir la recomendación. He releído mi reseña para recordar cosas puntuales y me he encontrado esta cita del prólogo del propio autor de la que debo dejar constancia aquí (¡es que soy muy fan de este prólogo, sorry!):
«Muera el autor que deja el desenlace para el último capítulo y convierte todos los anteriores en mero prólogo para un drama de cinco minutos. Esa no es forma de escribir una novela».
¡Besote!
Hola no sabía que este autor tuviera este tipo de novela. Por supuesto me la apunto me parece curiosa e interesante
Ay, tenía pendiente venir a leerte cuando vi tu publicación en instagram sobre este libro. Tampoco tenía idea de que este autor hubiese escrito algo policíaco, jeje, suena como dices una novela simpática que seguro que también sería de mi agrado. La dejo más que anotada, tiene todos los ingredientes para hacerme pasar un buen rato.
Un abrazo.
Vaya, qué curioso que este autor se acercara al género policíaco. Siempre está guay descubrir estas cositas.