Archivo de la etiqueta: humor literario

Elizabeth y su jardín alemán, de Elizabeth von Arnim

Elizabeth se casa con el barón von Arnim y se traslada a vivir a Alemania, a la región de la Pomerania, donde tiene el inmenso placer de encontrar una casa aislada y con jardín. Feliz de estar a solas, pasa el día en el exterior, planificando su diseño con ayuda de un jardinero excéntrico. A medida que pasan las semanas y su familia y amigos van poblando la casa, Elizabeth disfruta del paisaje, de los pequeños placeres y de sus lecturas mientras se toma con humor los pequeños reveses de la vida y las espantosas ideas de su marido, el Hombre Airado. El jardinero excéntrico enloquece, su sustituto se enamora de la cocinera, la cocinera ve fantasmas y quiere irse de allí, la institutriz de las niñas es una esnob insufrible que los trata a todos como bárbaros extranjeros y las invitadas parecen no regresar jamás a sus respectivos hogares; pero a Elizabeth siempre le quedará su jardín.

«Ahora hay dos visitas acompañándome, aunque no me parece haber hecho nada para provocar tal castigo, y he estado esperando la llegada de una íntima Navidad feliz a solas con el Hombre Airado y las niñas. El destino parece haber decretado otra cosa. Con cierta regularidad, siempre que hago planes para algo, el destino se cruza en mi camino y dispone otra cosa distinta.«

Cuando Elizabeth von Arnim publicó Elizabeth y su jardín alemán en 1898 levantó cierto escándalo en la sociedad de su época. No solo señalaba la injusticia de que en Alemania las mujeres no pudiesen viajar en el piso de arriba de los autobuses o fueran metidas en el mismo saco que los niños y los discapacitados respecto a la prohibición de acudir a reuniones sociales, sino que además se burlaba de las matronas alemanas, llamaba a su marido el Hombre Airado, abominama de sus visitas y reivindicaba el derecho de las féminas a trabajar y a percibir un salario igual al de los hombres. Las lectoras del siglo XXI sabemos que la escritora fue tremendamente infeliz con el barón von Arnim —leyendo este libro podemos imaginar por qué—, pero ese desahogo que fue Elizabeth y su jardín alemán, su primera publicación, se convirtió en el inicio de una admirada y genial carrera literaria.

Elizabeth y su jardín alemán es una narración breve de no ficción en donde la autora recoge algunas reflexiones sobre su vida familiar y las costumbres alemanas, pero sobre todo es un compendio de los agradables días que pasó en su casa con jardín, aislada de la vida social, a solas con sus pensamientos, sus plantas y flores. Tocada por un sentido del humor contagioso y cierta excentricidad, von Arnim despliega todo su ingenio para mostrarnos que incluso en los momentos más infelices, hay motivos para reírse de una misma.

Lector, una lectura ideal para disfrutar.

También te gustará: Cuatro setos; Un abril encantado; Vera

Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en los siguientes enlaces:
Elizabeth y su jardín alemán (para Kindle)
Elizabeth y su jardín alemán (en papel)

Publicado en Blog | Etiquetado , , , , | 11 comentarios

Penélope: una alocada novela de Regencia, de Anya Wylde

La joven Penélope Fairweather acaba de llegar, procedente de la más rústica campiña inglesa, a la mansión londinense del duque de Blackthorne para debutar en la temporada y pescar marido. Como sobre ella pesa la amenaza de su madrastra de casarla con un vejestorio libidinoso si se atreve a volver alguna vez al pueblo, Penélope se aferra desesperada a la oportunidad que se le ha presentado bajo la protección de la duquesa viuda y su hija, Lady Anne. Sin embargo, su llegada con una cabra, unos modales pésimos, la aventura de un famoso bandido y una borrachera durante la su primera noche en la mansión logra sacar de quicio al duque de Blackthorne. A partir de ese día, se establece entre los dos una guerra sin cuartel, sin decoro y sin sentido, respecto a la permanencia de Penélope en su mansión.

«Es una injusticia monstruosa que cuando una chica necesita el socorro de todo su ingenio, vaya y haga una completa idiotez. Penélope era ese tipo de chica.«

La semana pasada fue un poco agobiante y como vi asomar las orejas de la ansiedad me apresuré a relajar el cerebro con una lectura que fuese divertida. Leí el prólogo y el primer capítulo y supe que Penélope era justo lo que necesitaba: loca, hilarante, rayando el absurdo, sorprendente y muy bien escrita. No conocía a Anya Wylde y me ha parecido una autora valiente, imaginativa, con mucho sentido del humor y sin complejos. Una autora que se lo pasa en grande escribiendo y que se nota y se contagia a los lectores.

Penélope es una sátira de las novelas románticas de Regencia que fuerza los límites de los topicazos de las peores novelas del género riéndose de las jovencitas debutantes y los hombres misteriosos que las cortejan y sus respectivas pasiones y familias. Es como si Georgette Heyer se hubiese puesto a escribir bajo los efectos de un alucinógeno. Personajes como Lady Bathsheba (la cabra que la protagonista se lleva a la mansión Blackthorne como animal de compañía y se come los calzones del duque), el abuelo Henry y el rollo que se trae con los bigotes y las normas de la casa, madame Bellafraunde (un personaje rompedor que hasta el final de la novela nos deleita con sus sorprendentes revelaciones), Jimmy el Halcón o las situaciones rocambolescas de la debutante Penélope son los puntos fuertes de una novela que debe leerse siempre en clave de sátira y sin complejos ni prejuicios históricos, literarios o de cualquier otro tipo. La prosa de la autora es precisa y fluida, muy natural, con un vocabulario rico y acertado, un buen estilo y un buen ritmo narrativo. Destaca la traducción de Victoria Horrillo, que me ha parecido tan magnífica y brillante que me ha hecho dudar de que Penélope no hubiese sido escrita originalmente en castellano.

Lector, una novela loca y divertidísima, difícil de recomendar porque precisamente se burla de las novelas románticas de Regencia en una novela romántica de Regencia.

También te gustará: El dandi

Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en los siguientes enlaces:
Penélope: Una alocada novela de Regencia (en papel)
Penélope: Una alocada novela de Regencia (para Kindle)

Publicado en Blog | Etiquetado , | 9 comentarios

Con suerte… en Navidad, de Mayte Esteban

En vísperas de Navidad, el jefe de Andrea le encarga ir hasta Grimiel, un pequeño pueblo castellano remoto, para hacer una oferta a una anciana por una pintura centenaria que podría ser un Murillo perdido. Como el pueblo está a tres horas de Madrid, la especialista en arte piensa que podrá ir y volver el mismo día, pero no contaba con que una tormenta de nieve, un beso inesperado, un hotel enloquecido por el sorteo de Navidad, un coche que no arranca y la actitud recalcitrante de la anciana propietaria del cuadro la retendrían en Grimiel hasta que su vida diese un vuelco extraordinario.

«—La señora Angustias no quiere ni oír hablar de vender el cuadro. (…) Me ha dicho, literal, que es una «lastimica» haberme hecho venir desde tan lejos para nada.
Gerardo gruñó al otro lado de la línea.
—¿Así? ¿Sin más? ¿No puedes convencerla?
—Bueno, es que ha pasado algo con lo que no contábamos —empezó a decir Andrea.
—¿Se ha muerto alguien?
Ahí, Gerardo el optimista, poniéndose en el peor de los escenarios. Si es que ese hombre no tenía remedio.
—No se ha muerto nadie, les ha tocado la lotería de Navidad.«

Leer una novela de Mayte Esteban siempre es volver a un lugar conocido y seguro, en el que sabes que te puedes poner cómoda porque la autora escribe de maravilla y sus historias y personajes te van a procurar un viaje de lo más agradable y entretenido. Pero leer Con suerte… en Navidad ha sido doblemente agradable porque no solo he vuelto a encontrarme con una historia de Mayte sino que he vuelto a Grimiel y a su adorable hotel rural, los lugares ficticios de La chica de las fotos, y he vuelto a encontrarme con Lucía, Rocío, Carlos, Víctor y los demás personajes de esa novela anterior.

Mayte es una autora que no necesita presentación en mi casa literaria porque tengo la suerte (en Navidad y durante el resto del año) de contarla como amiga y como autora de referencia. Ya sabéis que soy muy fan de su estilo, tan espontáneo y fresco, de sus construcciones gramaticales tan personales y alejadas de tópicos y frases hechas, de sus diálogos, de su sentido del humor y de sus personajes tan cotidianos y cercanos al lector. En Con suerte… en Navidad vamos a encontrar el estilo personal de la autora, pero también una historia divertida, simpatiquísima y amable, sobre un pueblo en peligro de extinción y la certeza de que nada está escrito, pues encontrar el amor verdadero puede ser tan complicado como que te toque la lotería, pero no por eso es imposible. Sin duda, una novela que os recomiendo mucho para estas fechas y que me parece perfecta para regalar, por su encanto, su optimismo y su prosa. Por cierto, leed la nota de la autora sobre cómo surgió la idea de esta historia y a quien se la regaló y en qué circunstancias, me ha parecido conmovedora.

Lector, para poner bajo el árbol.

También te gustará: La chica de las fotos

Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en el siguiente enlace:
Con suerte… en Navidad

Publicado en Blog | Etiquetado , , | 10 comentarios

Los papeles póstumos del Club Pickwick, de Charles Dickens

El señor Pickwick, junto a sus pupilos Tupman, Snodgrass y Winkle, constituyen un curioso club de caballeros que se dedica a viajar por la Inglaterra de 1827 para estudiar a fondo la naturaleza humana. Tan loable propósito tendría sentido práctico si no fuese porque toda la pandilla adolece de una mirada demasiado inocente y una querencia a la buena vida: dales una suculenta comida y un gran bol de ponche junto al cálido fuego y olvidarán cualquier interés científico alrededor. Las aventuras del Club Pickwick transcurren por las calles de Londres, por sus despachos de abogados, juzgados, prisiones de deudores…, pero también por la apacible campiña inglesa y sus comunidades rurales (desfiles militares, campañas políticas, caza, arqueología, patinaje sobre hielo…). Tramas románticas, criminales, tristes, esperanzadoras, legales y alegres se entrelazan en estas más de mil páginas sobre un filántropo entrañable, su leal criado y unos amigos que acabarán por convertirse en su peculiar y amada familia.

«El hombre es solamente un ser mortal, y hay un punto más allá del cual no puede extenderse el valor. El señor Pickwick miró por un momento a través de sus lentes a la masa que avanzaba, y luego limpiamente volvió la espalda y… no diremos que huyó; en primer lugar, porque es una palabra innoble, y en segundo lugar, porque la figura del señor Pickwick no era de ningún modo adecuada para ese modo de retirarse: salió trotando, a la velocidad más rápida a que sus piernas podían llevarle; tan rápidamente, en efecto, que no percibió del todo hasta más tarde la dificultad de su situación.«

Charles Dickens (1812-1870) escribió y publicó por entregas Los papeles póstumos del Club Pickwick, en el Evening Chronicle, a lo largo de 1836 y 1837, una serie de aventuras humorísticas protagonizadas por el bueno del señor Pickwick, sus amigos y su criado Sam Weller. El éxito de Dickens fue inmediato y cada entrega era esperada y celebrada con entusiasmo por todos sus lectores. Ciento ochenta y cinco años después desde que se publicó la primera entrega de esta obra, cayó en mis manos. Empecé a leerla sin ninguna expectativa, pues algunos amigos me confesaron que habían abandonado su lectura muy desanimados. No sé si fue por esta circunstancia, o porque tuve la suerte de acompañar a MH de Las inquilinas de Netherfield en este viaje literario, o porque acertamos en establecer un ritmo de un solo capítulo diario, pero, en cualquier caso, he disfrutado muchísimo de Los papeles póstumos del Club Pickwick.

Para mí, este título de Dickens ha significado un antes y un después en mi consideración del autor y su obra. Siempre me ha gustado Dickens, pero ahora soy una ferviente admiradora. Los papeles póstumos del Club Pickwick me parece una manera divertida y genial de iniciarse en la bibliografía del ilustre autor victoriano porque, aunque se trate de su primer libro de ficción, ya se puede encontrar entre sus páginas muchos de los temas recurrentes de Dickens (prisión de deudas, crítica contra el sistema judicial y los abogados, alcoholismo, pobreza extrema, educación, consecuencias de la salvaje industrialización, etc.), por no mencionar que su estilo y magnificencia narrativa ya brillan en todo su esplendor: durante la lectura, a menudo nos sorprendía que unas descripciones tan extraordinarias, unas escenas tan ingeniosamente narradas y unos personajes tan bien caracterizados fuesen propios de una primera obra.

He leído la edición de Penguin Clásicos, con la traducción de José María Valverde y la introducción de Jordi Llovet. Esta introducción, que hace un breve repaso a la vida de Charles Dickens y a las circunstancias de la publicación de Los papeles póstumos del Club Pickwick, resulta imprescindible para entender qué significó este libro en su época y en la literatura universal. Explica Llovet que lo extraordinario de la obra reside en su dominio de la lengua inglesa, en que interesó por igual a lectores de la aristocracia, la burguesía y las clases populares, y en que es un incisivo reflejo de la Inglaterra de su época (Revolución Industrial, desarrollo tecnológico y científico, crítica social…). Me atrevo a añadir que también lo es por sus inolvidables personajes, el ingenio narrativo, el sentido del humor y esa crítica demoledora contra la injusticia de cualquier clase. Humor, nobleza, lealtad, bondad… Se dice que siempre es Navidad en Dickens. A mí me parece que el señor Charles Dickens era un hombre bueno, un hombre capaz de ver algo bueno en cada una de las personas que conocía (excepto, quizás, en los abogados) y que por eso conservaba la esperanza de su redención. Puede que no fuese un hombre con una vida santurrona, concluye Llovet en la introducción, pero supo conservar el optimismo y el sentido sobre el bien y el mal pese a todo el sufrimiento de su desgraciada infancia.

«Hay sombras oscuras en la tierra, pero sus luces son más fuertes por contraste.«

Los papeles póstumos del Club Pickwick, con influencias de Laurence Sterne, Henry Fielding, Cervantes y Tobias Smollet, no es una novela propiamente dicha. Cuando comenté esto último con un amigo pensó, erróneamente, que me refería a que era una obra de ficción publicada por entregas como otras obras de Dickens. Se trata de un compendio de episodios protagonizados por los mismos personajes, en los que se salta de una aventura a otra, y sus diversas tramas no siempre tienen continuidad más allá de uno o dos capítulos. Además, Dickens inserta hasta un total de nueve relatos independientes entre dichas aventuras, quizás porque el gusto de la época así lo requería.

Aunque no me atrevo a reseñar este increíble clásico de la literatura que me ha acompañado durante algo más de dos meses y que recuerdo con cariño, admiración y nostalgia —¡cómo echo de menos a los personajes y el sentido del humor de Mr. Dickens!—, no puedo terminar estos párrafos sobre mis impresiones de la lectura sin mencionar a Sam Weller, el leal criado del señor Pickwick. Sam es un personaje cockney, educado en las calles de Londres, espabilado y con su propio código moral, a menudo superior al de cualquier señor. No aparece hasta el capítulo diez, pero cayó con tanta gracia entre los lectores que Dickens se animó a convertirlo en un personaje protagonista junto al señor Pickwick. El ingenio y el humor de este personaje, sus inolvidables encuentros y diálogos con su padre, su amabilidad, cariño y lealtad son conmovedores. En ocasiones me pregunté si Sam Weller, que prefiere pudrirse en la cárcel o renunciar al amor de su vida antes que dejar solo a su amo, inspiró a J. R. R. Tolkien para el personaje de Sam Gamyi y su relación con Frodo (aunque a Tolkien, toda la literatura posterior a Chaucer le parecía demasiado moderna para su gusto). Ambos Sam comparten ese papel de héroe humilde y sencillo, sabios a su manera, y tan amables, buenos y divertidos como el espíritu de Los papeles póstumos del Club Pickwick.

Lector, estas son mis impresiones personales, ojalá tú lo disfrutes tanto.

También te gustará: La expedición de Humphry Clinker; Cuento de Navidad; Tiempos difíciles; Para leer al anochecer

Si quieres hacerte con un ejemplar haz clic en el siguiente enlace:
Los papeles póstumos del club Pickwick

Publicado en Blog | Etiquetado , , , | 11 comentarios

La tía Mame, de Patrick Dennis

Cuando el pequeño Patrick Dennis se queda huérfano, las voluntades testamentarias de su padre lo destinan a vivir con la tía Mame, una ex-actriz y flapper de los años veinte que lleva una vida alocada, excéntrica y glamurosa en un ático de Nueva York. Patrick tiene diez años y ha recibido una educación conservadora y protegida que choca escandalosamente con las fiestas, amistades e ideas de su nueva tutora. En plena Ley Seca y efervescencia del psicoanálisis, con un criado japonés llamado Ito y una famosa actriz de Broadway como carabinas, la tía Mame y Patrick se lanzan a la mayor aventura de sus vidas: sobrevivir juntos al fideicomisario y al crack del 29 sin dejar de beber champán.

«—¿Alguna vez tu padre dijo algo…, es decir…, alguna vez te habló de mí antes de morir?
Norah me había contado que los mentirosos iban derechos al infierno, así que tragué saliva y le solté:
—Solo que eras una mujer muy peculiar, que quedar en tus manos era un destino que no le desearía ni a un perro, pero que no siempre se puede elegir y que tú eras mi único pariente vivo.
Soltó un grito ahogado.
—El muy cabrón —dijo sin inmutarse.
Yo cogí mi cuaderno de vocabulario.
—Esa palabra, cariño, era cabrón —me explicó con mucha dulzura—. Se escribe c-a-b-r-ó-n y significa «tu difunto padre». Y ahora sal de aquí y corre a vestirte.«

Patrick Dennis (Illinois, 1921 – Nueva York, 1976) fue uno de los escritores más populares e icono de la bohemia de Nueva York de los años 50 del siglo pasado. Cuenta Acantilado que La tía Mame, tras ser rechazada por diecinueve editores, se convirtió en un bestseller en 1955 y se mantuvo más de 112 semanas en la lista de los libros más vendidos del New York Times. A mí no me extraña en absoluto, La tía Mame es una comedia de enredos divertidísima protagonizada por una excéntrica neoyorkina al más puro estilo de Howard Hawks en La fiera de mi niña. Locos, locos años veinte y más allá.

El encanto de este libro reside en en la voz narradora del protagonista, Patrick Dennis, que escribe desde el cariño y la nostalgia sobre su infancia, pero, sobre todo, desde el sentido del humor; y, por supuesto, en el extraordinario personaje de la tía Mame, una señora genial que se niega a ser corriente e inasequible al desaliento. Si bien los primeros capítulos muestran de manera cómica el choque entre la educación conservadora de Patrick y la desenfrenada  vida de su tía, la trama evoluciona a medida que van pasando los años y las divertidas anécdotas siguen las peripecias de Mame para llegar a fin de mes cuando el crack del 29 la deja en la ruina —atención la larga lista de empleos que intenta desempeñar y cómo la persigue el desastre allá por donde pasa—, o se centran en las aventuras amorosas y estudiantiles de tía y sobrino. En conjunto resulta una novela simpatiquísima y muy divertida con una mirada genial a la Norteamérica de la época de entreguerras y a sus eternas diferencias entre norteños y sureños.

Lector, muy fan de la tía Mame.

También te gustará: Los millones de Brewster; Seguro de amor; Luna de verano; Kathleen

Publicado en Blog | Etiquetado , , , , , | 16 comentarios