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Corazón de acero, de T. Kingfisher

Halla es una viuda que acaba de heredar todas las propiedades de su tío político Silas, incluida una espada rarísima de la que sale Sarkis, un guerrero fantasmal que jura protegerla mientras sea portadora de su arma mágica. El problema es que Halla, en esos momentos, la única salida que le ve a su negro futuro es la muerte: su tía la ha secuestrado para obligarla a casarse con su primo Alver (el de las manos sudorosas) y quedarse con la fortuna de Silas. Como a Sarkis le parece una estupidez y un desperdicio, rescata a Halla de su confinamiento y se la lleva a la capital de Archenhold donde, tal vez, un viejo amigo de la familia y los sacerdotes del Templo de la Rata puedan a ayudarla a tomar posesión de su herencia sin que sus parientes intenten matarla, secuestrarla, casarse con ella, o las tres cosas a la vez. Ni Halla ni Sarkis esperan mucho de la vida o de la muerte, respectivamente, pero una aventura entre bandoleros, criaturas horripilantes, sacerdotes encantadores, paladines y un gnole y su buey está a punto de hacerlos cambiar de opinión.

«—Uno de los parece muy confuso —replicó Halla—. Y no voy a jurar que no soy yo. ¿Esto está ocurriendo de verdad? (…) ¿Cómo acabaste dentro de una espada?
—De la forma habitual.
—No tengo la menor idea de qué forma es esa.
—Una herrera-hechicera. Forjas la espada y la templas en la sangre de aquel a quien quieras encadenar.
—¿De verdad? ¿Cuánta sangre se necesita para eso? ¿Hay que usar sanguijuelas?«

T. Kingfisher es el seudónimo de Ursula Vernon, una escritora estadounidense de novelas y cómics infantiles y juveniles. Sus obras se caracterizan por la fantasía oscura y un toque muy original e imaginativo para darle otra vuelta de tuerca a los cuentos de hadas más terribles. Hasta la fecha, he leído de la autora Guia màgia d’autodefensa amb galetes (con la magnífica traducción de Elena Ordeig Vila), que ganó en 2021 los premios Locus, Nebula, Dragon, Hugo Lodestar, Mythopoeic y Cóyotl, y Què mou els morts (con la maravillosa traducción de Marta Armengol), un impecable y original homenaje a La caída de la casa Usher, de Edgar Allan Poe. Reconozco que, en la librería, Corazón de acero siempre se me ha pasado por alto, probablemente porque el diseño de cubierta de Oz Editorial no me resultaba nada prometedor. Por suerte, me lo regalaron. Lo que me he reído con esta novela (y eso que a la edición en castellano le falta una corrección).

Corazón de acero es una novela de fantasía que destaca por el encanto y el carisma de sus personajes protagonistas y secundarios, por el fabuloso mundo fantástico que se marca Kingfisher (atención porque la autora tiene otras sagas ambientadas en este mundo: Clocktaur War y The Saint of Steel) y por el sentido del humor de sus diálogos. Es una historia de aventuras, con un toque romántico y muchísimo humor; de esas historias que te da mucha pena que se acaben porque te hacen reír y porque sabes que vas a echar mucho de menos a los personajes cuando cierres el libro una vez lo terminas. La imaginación de la autora es admirable, su sentido del humor y su habilidad con los diálogos son extraordinarios y su capacidad para resultar ingeniosa y original creando criaturas, mundos y marcos histórico-sociales fantásticos es para quitarse el sombrero. Al igual que sucede en Què mou els morts, los personajes y trama de Corazón de acero interpelan a los lectores adultos o Young Adult (sus protagonistas tienen más de treinta años), mientras que Guia màgia d’autodefensa amb galetes estaría destinado a un lector más infantil (sobre los doce años).

Solo apto para lectoras con un gran sentido del humor y muchas ganas de divertirse a paso de buey.

También te gustará: Guia màgia d’autodefensa amb galetes; Què mou els morts; La última cazadragones; El caso Jane Eyre; La gaceta del misterio; El protectorado de la sombrilla

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Vamos a morir todos, de Emily Austin

Gilda tiene veintiocho años, tiene novia y cada semana visita las urgencias del hospital preocupada por si está sufriendo un ataque de corazón. La han despedido de la librería en donde trabajaba, ha sufrido un accidente de coche y sospecha que su hermano es alcohólico y que sus padres están haciendo la vista gorda para no enfrentarse al problema. Consciente de que su tristeza empieza a ser abrumadora, busca apoyo en un grupo de terapia, pero por un malentendido termina trabajando para una iglesia católica, saliendo con un coach motivacional, buscando desesperadamente a un gato perdido y contestando los correos de una anciana fallecida mientras intenta averiguar quién la mató. Gilda quiere que los demás sean felices, quizás porque sospecha que para ella es imposible, pero sobre todo tiene miedo de no encontrarle ningún sentido a la vida.

«Por la noche, en invierno, siempre busco ventanas iluminadas con las cortinas abiertas. Me gusta ver las casas de la gente por dentro. Miro qué hay puesto en la tele. Miro los muebles. Incluso cuando tienen puesto un canal aburrido o cuando la casa está llena de muebles feos y viejos, siempre me dan muchas ganas de meterme ahí dentro.«

Emily Austin es una periodista y escritora canadiense, referente en la literatura queer contemporánea. Vamos a morir todos es su primera novela, un debut notable que le valió la nominación a varios premios de prestigio y le concedió la medalla del humor Stephen Leacock. Me ha parecido una novela muy original, sincera y llena de ternura, sobre la tristeza y la salud mental de las mujeres jóvenes. Me ha recordado a algunas de las novelas de Marian Keyes o Maria Semple en las que las autoras escriben sobre su propia experiencia con la depresión.

Vamos a morir todos es una historia que se empieza con una sonrisa en los labios y se termina con alguna que otra lagrimilla y un ay en el corazón. La pluma de Emily Austin es ligera y sincera, precisa, de frases cortas, que trasmite a la perfección pensamiento y emoción. La novela está narrada en primera persona por su protagonista, Gilda, una mujer joven presa de una profunda depresión. Al principio de la historia, la autora juega con el sentido del humor y la sinceridad de su personaje para presentarnos a Gilda, y todo sucede a tan buen ritmo y con tanta gracia que el lector cree estar en una comedia contemporánea… hasta que comprende qué le sucede a Gilda. A partir de ese punto de comprensión, el ritmo de la narración se precipita en la tragicomedia, conmoviendo al lector y manteniéndolo en vilo hasta un final lleno de esperanza. Me ha parecido un camino original y honesto para contarnos otra faceta de la depresión, tan realista que probablemente su autora lo haya conocido de primera mano. Pese a los tintes de comedia, la novela es respetuosa, sincera y muy recomendable para quienes se creen solos cuando se enfrentan a la extraña futilidad de nuestra existencia.

Lectora, una novela distinta, conmovedora y muy actual.

También te gustará: Dónde estás, Bernadette; Hoy todo será distinto; ¿Hay alguien ahí fuera?; Las mil y una historias de A. J. Fikry; Clima; Cómo comportarse en la multitud; Eleanor Oliphant está perfectamente

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Los otros Sherlocks Holmes, de varios autores

En esta antología de Alba Editorial, selección de Pablo Muñoz, se recogen relatos clásicos, escritos por distintos autores —algunos coetáneos de sir Arthur Conan Doyle—, en los que aparece el famoso detective Sherlock Holmes. J. M. Barrie (1860 – 1937), Mark Twain (1835 – 1910), P. G. Wodehouse (1881 – 1975), Maurice Leblanc (1864 – 1941), O. Henry (1862 – 1910), Enrique Jardiel Poncela (1901 – 1952) o Ellery Queen (seudónimo de F. Dannay (1905 – 1982) y M. Bennington Lee (1905 – 1971)), entre otros, son algunos de los autores que rinden su más personal homenaje a la creación de Doyle, aunque no siempre desde la admiración y el cariño, todo hay que decirlo.

«Pero los experimentos, sir, ¡los experimentos que hacía en la casa de Baker Street! Por ejemplo, el día en que se puso a analizar todos los tipos de ceniza de cigarros puros. En cinco días nos fumamos los dos cuatrocientos cigarros: ¿se imagina el estado del organismo humano después de semejante despropósito? Las habitaciones estaban tan llenas de humo que cuando abrimos las ventanas salieron unos nubarrones enormes. Los transeúntes creyeron que se trataba de un incendio y llamaron a los bomberos, y, solo después de que nos ahogaran en un río de agua a nosotros y también los ceniceros que con tanto esfuerzo habíamos reunido, se descubrió el error.«

Me han encantado los relatos de J. M. Barrie, muy divertidos, de buen rollo y escritos desde el cariño y la complicidad que Barrie y Doyle compartían. Se nota que los dos autores mantenían una sólida amistad y que se apoyaban cuando alguna crítica los ponía a caer de un guindo. Sin embargo, y para sorpresa de todos quienes hemos leído alguna vez Tom Sawyer, el relato de Mark Twain es desagradable, cruel y con muy mala leche. Su premisa argumental tiene un punto de sordidez y su desarrollo es poco absurdo. El odio que destila hacia Holmes no me parece propio de un escritor que siempre se caracterizó por su sentido del humor y su encanto. También muy desagradable me ha parecido el de Francis Brett Hart. Pero para compensar, atención al relato más breve y simpático de este libro, el de Sadie Shaw, una alumna de séptimo de primaria de Mineápolis, y al magnífico y respetuoso encuentro que Maurice Leblanc nos regala entre el gran Sherlock Holmes y el no menos grande Arsène Lupin, en una aventura legendaria con un toque de romanticismo muy chic. Por no mencionar la deliciosa obrita de teatro humorístico que se marca P. G. Wodehouse con su estilo inimitable.

También a destacar el relato de Frans Oskar Wagman (1849 – 1913), que nos ofrece con bastante sentido del humor y simpatía, a través de la amable y cariñosa mirada del doctor Watson, un poco de la vida cotidiana de Sherlock. O los relatos de Enrique Jardiel Poncela, tan imbuidos de su humor alocado y un poquito surrealista, que ya se acercó a la figura del gran detective en su novela Los 38 asesinatos y medio del castillo de Hull. También muy sana la competencia que nos ofrece el relato de Ellery Queen entre su detective neoyorkino y el gran Holmes (con carta de admirador y solicitud de autógrafo incluida, dando un toque muy bonito al conjunto). En esta antología de Los otros Sherlocks, veremos al detective en Varsovia, en la campiña francesa, o en Copenhague, viviendo aventuras —más o menos afortunadas— en lugares tan distantes a su Londres como el salvaje oeste durante de la fiebre del oro o las peligrosas estepas siberianas. Un libro muy curioso, que no conocía hasta que MH de Las inquilinas de Netherfield me lo recomendó, que me ha sorprendido y me ha gustado muchísimo. Si bien es cierto que algunos relatos me han aburrido o me han parecido crueles, por el contrario, la mayoría de ellos me han resultado geniales, conmovedores homenajes, no exentos de sentido del humor pero también de ternura, a los personajes más célebres de sir Arthur Conan Doyle.

Lectora, una antología curiosa, divertida y conmovedora, a cargo de la pluma de grandes autores sobre el personaje más famoso de sir Arthur Conan Doyle.

También te gustará: La aventura del abrigo amarillo; El gran retorno; Un problema de tres pipas; Elemental, querido Chaplin; La liga de los pelirrojos

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La piedra de la castidad, de Margery Sharp

Durante las vacaciones de verano de 1938, el profesor Isaac Pounce se traslada con su cuñada, su sobrino Nicholas y la enigmática señorita Carmen Smith a la pequeña aldea de Gillenham para investigar la antigua leyenda de la piedra de la castidad. Según fuentes victorianas, se trata de una piedra pasadera sobre la que resbalan y caen al agua aquellas mujeres que intentan cruzar el río y que han sido infieles a sus maridos o que no han llegado vírgenes al matrimonio. En cuanto las vecinas de Gillenham empiezan a recibir los cuestionarios del profesor y se las convoca a una prueba práctica, la indignación, la confusión y la incredulidad contra los Pounce crecen exponencialmente. Quizás no es el mejor verano para que el joven Nicholas dé sus primeros pasos románticos, para que Carmen Smith defienda su profesión o para que la señora Pounce por fin sea escuchada, pero el profesor no va a marcharse de Gillenham sin demostrar las propiedades sobrenaturales de la maldita piedra.

PRUEBA DE CASTIDAD

El próximo sábado, a las doce del mediodía, tendrá lugar una prueba de castidad en el arroyo Bowen. Cualquier dama que desee participar puede anotar su nombre a continuación. La colaboración es gratuita. Cabe destacar que todas las participantes estarán contribuyendo a un valioso experimento científico y su cooperación es muy bienvenida.
Dios salve al rey
(firmado) ISAAC POUNCE
La vieja casa señorial

Margery Sharp (1905-1991) fue una escritora y dramaturga inglesa, famosa por la serie infantil Los rescatadores y por comedias sociales como Una tarta de rododendros (1930),  El árbol de la nuez moscada (1937), adaptada al cine como la comedia romántica estadounidense Julia Misbehaves (1948), o Cluny Brown (1944), que fue llevada a la gran pantalla por Ersnt Lubitsch en 1946. Sharp publicó La piedra castidad en 1940, pero, al igual que Cluny Brown, la historia está ambientada en 1938. Esta vez, la autora prescinde de su habitual mirada crítica sobre los cambios sociales en la época de entreguerras y se centra en el protagonismo de las mujeres de una pequeña comunidad rural inglesa que ven amenazado su status moral. Sutil y socarrona, Sharp nos invita de nuevo a leer entre líneas para disfrutar plenamente de esta alocada historia en la que un científico recalcitrante pone patas arriba la tranquilidad de la campiña.

La piedra de la castidad es una comedia social divertidísima sobre cómo las mujeres de una pequeña comunidad saben sacarle el mejor partido posible incluso a las leyendas misóginas más rocambolescas. Margery Sharp, con su inteligente sentido del humor y muy consciente de la época en la que escribe y publica, contrapone el mundo académico al folclore rural para reírse con mucho cariño de ambos, a la vez que construye todo un magnífico elenco de personajes femeninos de lo más singular. Con la prosa ágil y precisa de Sharp y su habilidad para embarrar a Nicholas y a Isaac en escenas desternillantes, La piedra de la castidad es una historia sobre el sinsentido de analizar científicamente las leyendas, el misterio de la felicidad conyugal, el equilibrio de poderes en las pequeñas comunidades de entreguerras y la hipocresía moral de seguir juzgando a las mujeres incluso a través de lo sobrenatural. Como muy acertadamente apuntan los editores de Hoja de Lata en la contracubierta de esta edición, probablemente se trate de la comedia más ingeniosa y absurda de Margery Sharp. Y respecto a las referencias a Stella Gibbons, P. G. Wodehouse o de los Monty Python, me animo a añadir Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare.

Lectora, una de mis recomendaciones favoritas de este verano.

También te gustará: El árbol de la nuez moscada; Cluny Brown; Bienvenidos a High Rising; Fresas silvestres

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Gastronomía pangaláctica para gourmets, de Sergi Álvarez

¿Se puede salvar un planeta entero solo por su cerveza? ¿Son unas anchoas motivo suficiente para encontrar el amor verdadero? ¿Es ético comerse a especies pensantes por muy deliciosas que estén? ¿El mal humor de Clarkar Jones, conservador del Museo de Historia Natural Pangaláctico, se debe a la ingesta de barritas Livingstone? ¿Cómo empezaron las Guerras Veganas? Puede que Estella Maris, la autora del recetario más fabuloso de cualquier galaxia conocida, no tenga las respuestas a todas estas cuestiones, pero es una delicia que prologue las geniales historias gastronómicas de esta disparatada Comunidad Pangaláctica.

«He viajado por todo este universo de locos.
He hecho amigos y he conocido el amor.
Me engañaron más de una vez.
Siempre intenté hacer lo correcto, aunque me equivocara un millón de veces.
He comido bien.
Puedo morir tranquila.»

Sergi Álvarez es un guionista de cómics de género negro (Bajo la piel, Cuentas pendientes) y escritor de ciencia ficción, fantasía y humor que ha publicado, entre otras, las novelas cortas El silenciador, Nunca digas vodka, nunca jamás y Alan Smithee no salvó el mundo. Gastronomía pangaláctica para gourmets fue publicado por Orciny Press en 2021 y es un libro de relatos con el denominador común —y a veces comunicante— del universo de la fabulosa Comunidad Pangaláctica. Sabéis que no soy una lectora asidua a la ciencia ficción, pero sí que lo soy de los clásicos y eso es lo que me ha acompañado a lo largo de este fabuloso viaje: un divertido y cariñoso homenaje a los clásicos más queridos por el autor de Gastronomía pangaláctica para gourmets.

Referencias, guiños y homenajes a Arthur C. Clark, a Shakespeare, Star Wars, Ultimátum a la Tierra (no falta Klaatu barada nikto), Dune, El juego de Ender o Blade Runner, entre otros muchos títulos y autores icónicos de la ciencia ficción y la fantasía, desfilan entre planteamientos y personajes originales de estos nueve relatos. Mis favoritos han sido Citizen Kane from outer space, por las referencias a Orson Welles y su narración radiofónica de La guerra de los mundos (atención a Rosebud); ¡Barritas Livingstone para todos! por esa inolvidable y letal visita al Museo de Historia Natural Pangaláctica y el cameo del doctor Livingstone I. Presume; El capitán Intrepid y Tiger Balm contra la quinta gama, porque siempre he sido una rendida fan de las tiras cómicas de Calvin y Hobbes; y el último relato, Siempre llevaré tus anchoas junto a mis corazones, una historia de amor especial, espacial y con un montón de fru-frú. No voy a contar más de los argumentos de estos relatos porque merece mucho la pena leerlos sin saber qué vas a encontrar y dejarse sorprender por el autor.

La prosa de Sergi Álvarez es precisa, clara y con un don extraordinario para describirnos un universo entero en apenas dos líneas. Con un estilo rico y cuidado, elegante y con un saludable control de la adjetivación, el autor brilla por la plasticidad de sus escenas, la facilidad con la que introduce al lector en mundos desconocidos, y el encanto (a veces letalmente gruñón, como en el caso de Clarkar Jones, o muy shakesperiano, como Bulgari Bulgur) de sus diálogos y personajes. Aunque, sobre todo, destaca por un sentido del humor —ingenioso, sutil y sarcástico, paródico, pero siempre socarrón y simpatiquísimo— que se las arregla a la perfección para reírse con el lector de todo el bagaje literario y cinematográfico fantástico que compartimos sin perder jamás el respeto y el cariño por los clásicos que siempre nos acompañan.

Lectora, relatos para viajar con una gran sonrisa y turistear gastronomía peculiar.

También te gustará: Rojo y en botella; La última cazadragones; La gaceta del misterio; Las doce en el Beheaded Ben; La invasión de las bolas peludas

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